En abril los paraguayos elegirán nuevo presidente. Cada elección exhibe un poder oculto pero cada vez más vigente: una minoría de propietarios controla los principales medios de producción del país.
“El contrabando es el precio de la paz”, decía el tirano Alfredo Stroessner cuando le cuestionaban el modelo económico latifundista, agroexportador y contrabandista que supo pergeñar. Definición perfecta de un sistema que hoy se llama “stronismo”, base económica que consolidó una minoría de propietarios para los principales medios de producción del país, una oligarquía acaparadora y cruel.
El 3% de los propietarios tienen el 88% de las tierras, Paraguay posee el peor índice de distribución de tierras del mundo. Si bien las proporciones de propiedad se amplían en los sectores secundarios y terciarios, esa minoría terrateniente, que también es dueña mayoritaria de la industria, el comercio y los servicios, tiene en su acumulación una clave fundamental para entender el poder real.
El reporte de la Comisión de Verdad y Justicia (CVyJ) que investigó los crímenes de la dictadura en su Tomo IV informa sobre las “Tierras Mal Habidas” (http://www.verdadyjusticia-dp.gov.py/pdf/informe_final/Tomo%204%20-%20Parte%201.pdf) y da cuenta de la existencia de “Beneficiarios de la Reforma Agraria” entre los que destacan el propio Alfredo Stroessner; su consuegro Andrés Rodríguez, el hombre que lo derrocó en 1989 para asumir en su lugar y, Blas N. Riquelme, alto dirigente del Partido Colorado, por citar ejemplos.
Blas Riquelme, fallecido en 2012, se hizo notorio no solamente por haber sido senador y presidente de la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado) sino también por ser quien pretendía quedarse con las tierras públicas donde ocurrió la Masacre de Curuguaty, unos meses antes de que muriera. Era dueño de varias empresas, entre ellas Cereales S.A., Cervecera Asunción S.A. y Cervecera Itapúa S.A., Cadena Real S.A. (supermercados), Campos Morombí S.A. (agricultura) y Cristalera Asunción S.A.
Como Stroessner, Rodríguez y Riquelme hay una lista amplia, todavía por completar, que reúne a más de un centenar de políticos, militares y amigos del entorno directo o indirecto del dictador, inclusive, el ex dictador de Nicaragua, Anastasio Somoza.
De los 40 millones de hectáreas que tiene el territorio paraguayo 7.851.295 fueron adjudicadas de forma cuando menos irregular. Éstas representan el 19,3% de la superficie de Paraguay y el 32,7% de las tierras cultivables.
Economía de privilegios
Ningún gobierno de la transición post dictadura pudo resolver cómo hacer que el ahorro público sirva para financiar la producción y el empleo. De hecho agravaron el sistema financiero de la dictadura por clara interferencia de las mafias que dibujaron un circuito: el dinero de los tráficos ilícitos se usa para comprar tierra para sembrar soya o colocar ganado, allí se blanquea, lo que se vende sirve para comprar artículos de contrabando o, en los casos más graves, colocarlo en el tráfico ilegal de drogas. El circuito se completa cuando la mayor parte de las ganancias se remesan a bancos extranjeros.
Así lo demuestran dos estudios claves de este poder terrateniente. Uno de ellos es Las Grandes Fortunas del Paraguay, de Aníbal Miranda (Miranda y Asociados, Asunción 2000). Allí queda claro lo fundamental que es el papel del contrabando, la importación y triangulación de productos, el tráfico de drogas y otras maniobras que hacen que la economía informal compita de igual a igual con la formal y en muchos casos la supere. Esa confrontación entre economía sucia y economía formal es la clave del problema económico y político de Paraguay.
“La economía de privilegios funcionó como un oligopolio que distorsionó cualquier atisbo de libre competencia, permitió que el ahorro en el estrato de altos ingresos se tornara sideral y que parte significativa del mismo fuera transferida libremente al exterior. No había una ley que previniera el lavado ni institución alguna que rastreara el origen de los fondos, situación que convirtió a Paraguay en plaza financiera privilegiada para blanquear dinero. Los traficantes usaban las facilidades disponibles, bancos incluidos, para sus operaciones”, expone Miranda.
Cuatro mafias
Otro trabajo que aborda el poder real en Paraguay es Los herederos de Stroessner, de Idilio Méndez Grimaldi (Arandurå 2007). Este investigador establece un tetraedro, cuatro sectores mafiosos, que cruzan todas las organizaciones del país, política, economía y negocios, provocando el empobrecimiento sostenido de las mayorías.
Méndez, periodista de trayectoria en el campo económico, señala en su trabajo que “el capital financiero en Paraguay es altamente especulativo y solo existen créditos de corto plazo, especialmente acomodados a los cultivos de renta con mercado seguro como las oleaginosas. No existen créditos blandos a largo plazo (privados ni públicos) de desarrollo para la inversión en plantaciones forestales o frutales, por ejemplo”.
El periodista Julio Benegas, del periódico digital E´a (www.ea.com.py) recuerda que “hay 3,5 millones de hectáreas de territorio en la Región Oriental completamente deforestadas para los granos transgénicos”. Detalla que “allí se usan alrededor de 30 millones de litros de agroquímicos, venenos que corren por las venas de nuestros ríos, nuestros arroyos, nuestros humedales, y la placenta de las mujeres, que todos los días destierran a indígenas y campesinos, que avanzan con la mayor deforestación del planeta en el Chaco”.
Recuerda también que esta oligarquía es la que endeudó “al país con los bancos de Nueva York a 20 y 30 años, que trabajamos 10 a 12 horas al día para sobrevivir, que los bancos se quedan con más del 30% de la plata que producimos los trabajadores, que las corporaciones se chupan el agua de los acuíferos (Guaraní y Patiño) sin pagar un guaraní, que el 70% de la riqueza que se produce en este país enriquece a los corporaciones extranjeras como Monsanto, Cargil, Bunge, ADM y las matrices de las drogas duras, que han convertido nuestros ríos en caminos de las drogas duras, las armas y todas las mercaderías ilegalizadas”.
“El contrabando es el precio de la paz”, decía el tirano Alfredo Stroessner cuando le cuestionaban el modelo económico latifundista, agroexportador y contrabandista que supo pergeñar. Definición perfecta de un sistema que hoy se llama “stronismo”, base económica que consolidó una minoría de propietarios para los principales medios de producción del país, una oligarquía acaparadora y cruel.
El 3% de los propietarios tienen el 88% de las tierras, Paraguay posee el peor índice de distribución de tierras del mundo. Si bien las proporciones de propiedad se amplían en los sectores secundarios y terciarios, esa minoría terrateniente, que también es dueña mayoritaria de la industria, el comercio y los servicios, tiene en su acumulación una clave fundamental para entender el poder real.
El reporte de la Comisión de Verdad y Justicia (CVyJ) que investigó los crímenes de la dictadura en su Tomo IV informa sobre las “Tierras Mal Habidas” (http://www.verdadyjusticia-dp.gov.py/pdf/informe_final/Tomo%204%20-%20Parte%201.pdf) y da cuenta de la existencia de “Beneficiarios de la Reforma Agraria” entre los que destacan el propio Alfredo Stroessner; su consuegro Andrés Rodríguez, el hombre que lo derrocó en 1989 para asumir en su lugar y, Blas N. Riquelme, alto dirigente del Partido Colorado, por citar ejemplos.
Blas Riquelme, fallecido en 2012, se hizo notorio no solamente por haber sido senador y presidente de la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado) sino también por ser quien pretendía quedarse con las tierras públicas donde ocurrió la Masacre de Curuguaty, unos meses antes de que muriera. Era dueño de varias empresas, entre ellas Cereales S.A., Cervecera Asunción S.A. y Cervecera Itapúa S.A., Cadena Real S.A. (supermercados), Campos Morombí S.A. (agricultura) y Cristalera Asunción S.A.
Como Stroessner, Rodríguez y Riquelme hay una lista amplia, todavía por completar, que reúne a más de un centenar de políticos, militares y amigos del entorno directo o indirecto del dictador, inclusive, el ex dictador de Nicaragua, Anastasio Somoza.
De los 40 millones de hectáreas que tiene el territorio paraguayo 7.851.295 fueron adjudicadas de forma cuando menos irregular. Éstas representan el 19,3% de la superficie de Paraguay y el 32,7% de las tierras cultivables.
Economía de privilegios
Ningún gobierno de la transición post dictadura pudo resolver cómo hacer que el ahorro público sirva para financiar la producción y el empleo. De hecho agravaron el sistema financiero de la dictadura por clara interferencia de las mafias que dibujaron un circuito: el dinero de los tráficos ilícitos se usa para comprar tierra para sembrar soya o colocar ganado, allí se blanquea, lo que se vende sirve para comprar artículos de contrabando o, en los casos más graves, colocarlo en el tráfico ilegal de drogas. El circuito se completa cuando la mayor parte de las ganancias se remesan a bancos extranjeros.
Así lo demuestran dos estudios claves de este poder terrateniente. Uno de ellos es Las Grandes Fortunas del Paraguay, de Aníbal Miranda (Miranda y Asociados, Asunción 2000). Allí queda claro lo fundamental que es el papel del contrabando, la importación y triangulación de productos, el tráfico de drogas y otras maniobras que hacen que la economía informal compita de igual a igual con la formal y en muchos casos la supere. Esa confrontación entre economía sucia y economía formal es la clave del problema económico y político de Paraguay.
“La economía de privilegios funcionó como un oligopolio que distorsionó cualquier atisbo de libre competencia, permitió que el ahorro en el estrato de altos ingresos se tornara sideral y que parte significativa del mismo fuera transferida libremente al exterior. No había una ley que previniera el lavado ni institución alguna que rastreara el origen de los fondos, situación que convirtió a Paraguay en plaza financiera privilegiada para blanquear dinero. Los traficantes usaban las facilidades disponibles, bancos incluidos, para sus operaciones”, expone Miranda.
Cuatro mafias
Otro trabajo que aborda el poder real en Paraguay es Los herederos de Stroessner, de Idilio Méndez Grimaldi (Arandurå 2007). Este investigador establece un tetraedro, cuatro sectores mafiosos, que cruzan todas las organizaciones del país, política, economía y negocios, provocando el empobrecimiento sostenido de las mayorías.
Méndez, periodista de trayectoria en el campo económico, señala en su trabajo que “el capital financiero en Paraguay es altamente especulativo y solo existen créditos de corto plazo, especialmente acomodados a los cultivos de renta con mercado seguro como las oleaginosas. No existen créditos blandos a largo plazo (privados ni públicos) de desarrollo para la inversión en plantaciones forestales o frutales, por ejemplo”.
El periodista Julio Benegas, del periódico digital E´a (www.ea.com.py) recuerda que “hay 3,5 millones de hectáreas de territorio en la Región Oriental completamente deforestadas para los granos transgénicos”. Detalla que “allí se usan alrededor de 30 millones de litros de agroquímicos, venenos que corren por las venas de nuestros ríos, nuestros arroyos, nuestros humedales, y la placenta de las mujeres, que todos los días destierran a indígenas y campesinos, que avanzan con la mayor deforestación del planeta en el Chaco”.
Recuerda también que esta oligarquía es la que endeudó “al país con los bancos de Nueva York a 20 y 30 años, que trabajamos 10 a 12 horas al día para sobrevivir, que los bancos se quedan con más del 30% de la plata que producimos los trabajadores, que las corporaciones se chupan el agua de los acuíferos (Guaraní y Patiño) sin pagar un guaraní, que el 70% de la riqueza que se produce en este país enriquece a los corporaciones extranjeras como Monsanto, Cargil, Bunge, ADM y las matrices de las drogas duras, que han convertido nuestros ríos en caminos de las drogas duras, las armas y todas las mercaderías ilegalizadas”.
Evasión gigante
Un nuevo elemento se agregó a esta concentración de riqueza y poder y se consolidó con el actual presidente Horacio Cartes: el sistema de Maquila. Las maquiladoras son empresas que importan materiales sin pagar aranceles y producen bienes que se comercializan en el país de origen de la materia prima. De las 126 empresas que actualmente operan bajo esta normativa especial 80 se inauguraron durante el mandato de Cartes desde agosto de 2013.
Aplicando a rajatablas el plan del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), el gobierno de Cartes es elogiado en todas las calificadoras de riesgo y los elementos de prensa del sistema financiero mundial al que destacan como el país “con mejores oportunidades de negocios en el Cono Sur”.
La Constitución consagra el derecho de cada paraguayo a una parcela de tierra y hay más de 300 mil familias campesinas sin tierra. Entre tanto el “Informe Chokokue – El plan sistemático de ejecuciones en la lucha por el territorio campesino”, elaborado por la Coordinadora de Derechos Humanos de Paraguay (Codehupy) relevó el asesinato de 115 campesinos en la lucha por la tierra desde 1989 hasta 2013.
En este contexto de acumulación económica, tenencia de tierras en pocas manos y fuerte incidencia política del poder oculto, los paraguayos elegirán presidente el próximo 22 de abril. También surgirán de allí vicepresidente de la Nación, 45 senadores, 80 diputados, 17 gobernadores, 17 concejales departamentales y los 18 miembros del Parlamento del Mercosur. El presidente electo asumirá el cargo el 15 de agosto.
El senador Mario Abdo Benítez, del gobernante Partido Colorado, y Efraín Alegre, líder del Partido Liberal, disputarán la Presidencia tras las internas simultáneas en varios partidos realizadas en diciembre pasado. Benítez, cabeza de la disidencia del conservador Partido Colorado, derrotó al ex ministro de Hacienda Santiago Peña, precandidato del presidente Horacio Cartes mientras que Alegre venció a su principal rival, Carlos Mateo Balmelli.
Ya estaba establecido mediante acuerdos políticos que el ganador de las primarias liberales estará acompañado en las elecciones del año próximo por el periodista Leonardo Rubin como candidato a la Vicepresidencia. Rubin es el candidato del Frente Guasu, la concertación de izquierda que lidera el ex presidente y actual senador Fernando Lugo.
Además de las internas del Partido Colorado y de los liberales, otros 19 partidos políticos y unos 20 movimientos celebraron sus internas que incluían no sólo candidatos a presidentes sino también a otros cargos electivos nacionales y locales.
Un nuevo elemento se agregó a esta concentración de riqueza y poder y se consolidó con el actual presidente Horacio Cartes: el sistema de Maquila. Las maquiladoras son empresas que importan materiales sin pagar aranceles y producen bienes que se comercializan en el país de origen de la materia prima. De las 126 empresas que actualmente operan bajo esta normativa especial 80 se inauguraron durante el mandato de Cartes desde agosto de 2013.
Aplicando a rajatablas el plan del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), el gobierno de Cartes es elogiado en todas las calificadoras de riesgo y los elementos de prensa del sistema financiero mundial al que destacan como el país “con mejores oportunidades de negocios en el Cono Sur”.
La Constitución consagra el derecho de cada paraguayo a una parcela de tierra y hay más de 300 mil familias campesinas sin tierra. Entre tanto el “Informe Chokokue – El plan sistemático de ejecuciones en la lucha por el territorio campesino”, elaborado por la Coordinadora de Derechos Humanos de Paraguay (Codehupy) relevó el asesinato de 115 campesinos en la lucha por la tierra desde 1989 hasta 2013.
En este contexto de acumulación económica, tenencia de tierras en pocas manos y fuerte incidencia política del poder oculto, los paraguayos elegirán presidente el próximo 22 de abril. También surgirán de allí vicepresidente de la Nación, 45 senadores, 80 diputados, 17 gobernadores, 17 concejales departamentales y los 18 miembros del Parlamento del Mercosur. El presidente electo asumirá el cargo el 15 de agosto.
El senador Mario Abdo Benítez, del gobernante Partido Colorado, y Efraín Alegre, líder del Partido Liberal, disputarán la Presidencia tras las internas simultáneas en varios partidos realizadas en diciembre pasado. Benítez, cabeza de la disidencia del conservador Partido Colorado, derrotó al ex ministro de Hacienda Santiago Peña, precandidato del presidente Horacio Cartes mientras que Alegre venció a su principal rival, Carlos Mateo Balmelli.
Ya estaba establecido mediante acuerdos políticos que el ganador de las primarias liberales estará acompañado en las elecciones del año próximo por el periodista Leonardo Rubin como candidato a la Vicepresidencia. Rubin es el candidato del Frente Guasu, la concertación de izquierda que lidera el ex presidente y actual senador Fernando Lugo.
Además de las internas del Partido Colorado y de los liberales, otros 19 partidos políticos y unos 20 movimientos celebraron sus internas que incluían no sólo candidatos a presidentes sino también a otros cargos electivos nacionales y locales.
Desde Asunción, Jorge Zárate