9 de marzo de 2012

Hasta siempre, Tomás Palau

Lo podemos contar entre los que dieron la vida en la lucha por la tierra porque la reforma agraria fue su pasión.
Entiendo que la conciencia de cuanto nos empobrece este modelo agroexportador de alguna forma lo enfermó y también que con su partida física se insatala una inflexión, una señal para que transformemos en acción todo ese conocimiento que se preocupó en generar y divulgar.
Cuántos más van a morir, a ser envenenados, cuántos más van a migrar.
hasta cuándo se seguirá soportando el obsceno espectáculo de poder de esta oligarquía miserable, pornográfica, podrida.
Recuerdo fulgurantes sus pequeños ojos al describir los extremos de la injusticia. “¡Se expulsan 80 mil campesinos por año!”, decía instando a tomar conciencia y detener esta locura del modelo sojero.
Referente obligado para el que quiera entender a profundidad la sociedad, la economía, la política paraguaya. Apasionado científico, fumador concentrado, de fino humor, gran maestro, Palau merece una edición de su obra en homenaje como hacen todos los estados serios con sus Karai Guasu.
Es tiempo también de que todos los que estamos en deuda con su palabra sabia despertemos a la marcha, a la movilización, porque la lectura y la comprensión son siempre un primer paso.
Ahora toca salir a la calle y cambiar las cosas.
Hacer la reforma agraria requiere de nuestras fuerzas, no hay imposibles, como bien enseñó el maestro.
De eso se trata también pensar

Hasta siempre Tomás, gracias por todo.

Jorge Zárate

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