Con diferentes
actividades y negocios el narcotráfico cruza de una u otra forma
todo el territorio paraguayo. Se expande la frontera del cultivo de
marihuana con una producción de 48 mil toneladas anuales, según
estimaciones oficiales. Se observa, además, una creciente
participación en el negocio de los carteles brasileños. La
Secretaría Antidrogas niega la existencia de grandes laboratorios de
procesamiento de cocaína, mientras en los primeros 10 meses de 2013,
sólo en dos aeropuertos nacionales, agentes de este organismo
requisaron 245 kilos de esta sustancia.
Todos los departamentos paraguayos,
pero principalmente los fronterizos con Argentina, Bolivia y Brasil,
están cruzados por el narcotráfico. La actividad es intensa, con
fuerte incidencia en la vida y seguridad de las personas y con una
peligrosa presencia en la vida política del país.
El propio presidente Horacio Cartes fue
investigado por Estados Unidos en relación al tráfico de drogas y
lavado de dinero, actividades con las que se lo sospechaba de estar
vinculado, incluso en los reportes filtrados por Wikileaks.
El secretario de la Secretaría
Antidrogas (Senad), Luis Rojas, señaló que en el país hay “entre
cinco mil a ocho mil hectáreas de superficie de cultivo de
marihuana. Esta suposición es meramente producto de la experiencia
empírica visual muy subjetiva”. Se estima que de cada hectárea se
logra una producción de tres mil kilos, por que lo que sumarían 24
mil toneladas por cada una de las dos cosechas anuales o, dicho de
otra manera, 48 mil toneladas por año.
La cifra tal vez sea un poco menor
porque la agricultura no es una ciencia matemática, pero Paraguay
podría ser el segundo mayor productor de marihuana del mundo, sólo
superado por México, y el primero de Suramérica. Rojas comentó que
el 80% de la producción se destina a Brasil, aunque Chile y Uruguay
son los países de mayor rentabilidad para el tráfico, que se pagan
hasta 2 mil dólares por kilo.
Las investigaciones policiales señalan
que el eje de la producción se estaría desplazando desde el
departamento de Amambay, en la frontera seca con Brasil, hacia el
departamento de Caazapa. La capital de Amambay es Pedro Juan
Caballero, famosa a nivel mundial por la calidad de la hierba, a tal
punto que entre los consumidores conseguir un “Pedro Juan” es
motivo de celebración. La tierras de la zona son prodigiosas para el
cultivo. Una vez sembrada, una plantación puede tardar de 4 a 7
meses en estar lista para ser cosechada.
Migajas
“Mientras los carteles de narcos
brasileños se adueñan del negocio, los campesinos paraguayos
reciben migajas por producir la hierba ilegal más consumida del
mundo. Su producción emplea unas 20 mil personas en el país”,
reveló un informe del periódico digital E´a.
El Secretario de la oficina Antidrogas
explicó que el Estado lleva a cabo operaciones en la zona de Ciudad
del Este, capital del departamento de Alto Paraná, fronterizo con
Brasil, y en los departamentos donde las autoridades aseguran que
actúan grupos insurgentes. Hasta octubre pasado el Gobierno incautó
unas 350 toneladas de la hierba en distintos operativos, superando
las 128 en total del año pasado. Poco si se tiene en cuenta la gran
producción.
Son constantes las incautaciones de
grandes cargas de marihuana en Brasil y Argentina, e inclusive en
Chile se dieron procedimientos en los que se capturó droga producida
y enviada desde Paraguay. En general se utilizan avionetas, aunque
también camiones y para llevar la droga hacia los países vecinos
fueron usados incluso complejos de barcazas que transportan soya.
La Senad dice que en el país no
existen grandes laboratorios de procesamiento de cocaína, aunque se
entiende que los hay en Amambay y que existirían otros en el
interior de la región oriental. Sin embargo, en los primeros 10
meses de 2013, sólo en dos aeropuertos agentes de este organismo
antidrogas requisaron 245 kilos de cocaína.
Paraguay aparece en los reportes
policiales como una base de reabastecimiento de narcotraficantes que
parten de Bolivia o que vienen volando desde Perú o Colombia. Aquí
cargan combustible y siguen viaje hacia sus principales mercados
ubicados en las grandes ciudades de Argentina y Brasil.
La ausencia de radares que detecten
vuelos irregulares facilita esta situación. Las pistas clandestinas
se multiplican en el territorio de la región Occidental o Chaco
paraguayo, donde grandes latifundios ganaderos esconden también este
tipo de actividad.
Parte del problema también lo es la
modalidad de enviar mulas, personas que ingieren cápsulas con la
droga, que se embarcan en el Aeropuerto Internacional de Asunción
con destino a Europa o a Estados Unidos. En Europa un kilo de cocaína
puede superar los 100 mil dólares, cifra parecida a la que se
consigue en Estados Unidos.
Guerrillas
Los cálculos de la Senad estiman que
10 fusiles de asalto o 100 granadas de mano se pueden comprar con la
venta de lo producido en una hectárea de marihuana lo que establece
una relación del poder de fuego con el que los narcotraficantes se
desempeñan, muy superior al de la policía.
En los últimos años se consolidó un
eje entre Concepción, capital del departamento del mismo nombre, y
Pedro Juan Caballero, donde se asienta el fenómeno de los narco
soyeros o narco ganaderos, delincuentes que encubren sus actividades
con la fachada que les permiten los grandes latifundios.
Según las autoridades, en ese eje
también operan comandos guerrilleros, a los que muchas veces se
atribuyen acciones que parecerían ser más obra de los capos narcos.
El Gobierno admite esta posibilidad y vagamente señala “vínculos”
de estas organizaciones con el narcotráfico, que pagaría servicios
con armas.
A pesar de tener montado un operativo
conjunto entre militares y policías para combatir a la guerrilla,
estas fuerzas poco hicieron por enfrentar el fenómeno del
narcotráfico que infiltra la vida y la política del norte
paraguayo.
Espinas
El pasado 29 de julio fue detenido en
Uruguay un ciudadano paraguayo sospechado de ser cómplice en el
tráfico de 480 kilos de marihuana. Se trata de Juan Domingo Viveros
Cartes, primo del padre del presidente Horacio Cartes. Alias
“Papacho” es un veterano y experimentado piloto que ya estuvo
detenido en Brasil por la misma causa.
El hombre piloteaba una avioneta Cessna
210, de matrícula paraguaya, que ingresó al espacio aéreo uruguayo
de manera irregular y fue obligado a aterrizar por la Fuerza Aérea
de ese país. Una vez preso, se identificó como Juan Walberto Gómez
y declaró que se había extraviado durante un vuelo de prueba. La
“versión no es verosímil”, consideró la jueza Mirtha
Bobadilla, quien sostuvo que “se logró determinar que la aeronave
tripulada por Viveros Cartes había trasladado desde Paraguay 480
kilos de marihuana”.
Diez personas fueron procesadas en el
marco de la causa por el delito de tráfico de drogas. Viveros
Cartes, de 66 años, había sido detenido en 2001 en Brasil y
condenado a 17 años de cárcel por narcotráfico. Pasó seis años
en prisión en ese país hasta que regresó a Asunción para cumplir
la condena. En Paraguay tiene una orden de captura.
Complicidades
El general Ramón Rosa Rodríguez fue
asesinado en un barrio céntrico de Asunción en 1994. Había
denunciado que las principales acciones del narcotráfico en Paraguay
durante su mandato al frente de la Secretaría Antidrogas fueron
hechas a través de operaciones encubiertas, con la participación de
la agencia antidrogas estadounidense (DEA) y los propios agentes de
su repartición. Un reporte del periodista brasileño Jayme Brener
señala que “todo comenzó con el pedido del agente del Senad
Miguel Ángel Berni, para que el general permitiera la operación”
y cita textual la declaración de Rosa Rodríguez en su informe: “Una
gran parte de las drogas terminó en los mercados de consumo y no se
han obtenido resultados eficientes contra los narcotraficantes. A
pesar de mi negativa, la Operación Madregón fue realizada”.
La entrega involucró 756 kilos de
cocaína suministrada por el brasileño Antonio Motta Graça, alias
“el Curica”, quien tenía entonces un papel destacado en los
carteles colombianos y que fue detenido en Brasil en 1997. Otros
participantes de la operación eran el brasileño Clovis Catafesta
Armiliato y el paraguayo Viveros Cartes, detenido en julio en
Uruguay, tío del presidente Horario Cartes.
El mismo informe periodístico señala
que Viveros Cartes era un ex traficante que trabajaba para los
cárteles colombianos y hasta el momento de su detención colaboraba
con la DEA. Cuando el avión con la cocaína llegó a la pista de
Madrejón, en el Chaco paraguayo, se encontraban allí los agentes
Miguel Angel Berni y Sergio Benítez (de la Senad) y el representante
de la oficina regional de la DEA en Asunción, Robert Ridler.
El periodista concluye su investigación
señalando que “nadie fue detenido en la operación bajo la
disculpa de que se intentaba infiltrar a los carteles de la droga”. (Desde Asunción, Jorge Zárate).
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