La Paraguaya, Juan Manuel Blanes 1899 |
Una fuerte retracción económica que al gobierno le es imposible disimular comenzó a alterar la base de sustentación del gobierno de Horacio Cartes. La Cámara de Anunciantes del Paraguay (CAP) cuestionó la “alarmante paralización de la economía nacional”, que según expuso se expresa fundamentalmente en la reducción de las ventas y la falta de ejecución de las obras públicas. El grupo que representa a las principales empresas nacionales y multinacionales alertó que el país podría crecer a una tasa de entre 3 y 4% y no del 5 al 6% como estimaban las previsiones más optimistas.
El documento empresarias señala que “la alarma de la CAP es solo el reflejo de lo que piensa la mayor parte de los gremios del sector privado y de lo que siente la ciudadanía común en la calle, día a día”. Agrega que “el tan promocionado crecimiento económico no se ha traducido hasta el momento en la microeconomía o en las condiciones de vida de la mayor parte de la población”.
Luis Saguier Blanco, economista de la CAP, explicó que “nos preocupa muchísimo el aumento de las altas tasas de interés del Banco Central en todo el sistema, con lo que la gente invierte y consume menos, debido a un proceso de desaceleración que no debió suceder”. En su diagnóstico agregó que “falta desembolso de créditos fiscales y (el Ministerio de) Hacienda tiene dinero en el Banco Central. No hay una ejecución masiva de obras públicas como estaba prevista y nosotros no podemos depender de la asociación público-privada en el cortísimo plazo, porque eso va a tardar al menos un par de años. Los bancos, al no ver mucha actividad económica, tampoco prestan. Encima el BCP Banco Central de Paraguay) encarece el crédito”.
La crítica que proviene de una entidad que nuclea al 90% de los grandes contribuyentes nacionales y multinacionales no es aislada. Un reciente editorial del derechista diario ABC Color llevó por título “El próximo gobierno del Paraguay será bolivariano”. Allí se expone: “El gobierno de Horacio Cartes y el Partido Colorado que lo respalda, basado en la corrupción, el privilegio y el sectarismo, así como está, no podrá sobrevivir y nos hundirá a todos. Depende del Presidente y de su determinación romper con el pasado y liderar el nuevo rumbo, para mantenernos en el proceso democrático. Pero si no reacciona, en las próximas elecciones presidenciales, alumnos de la tiranía castro-chavista pasarán a gobernar nuestras vidas en un rumbo predecible de pobreza y violencia”.
Máscaras
Este texto del influyente periódico muestra la desesperación del establishment ante la inacción gubernamental que se vio patentizada en el caso del secuestro del joven Arlan Fick, hijo de un colono menonita el pasado 2 de abril en Paso Tuya, Concepción. El gobierno presentó el secuestro de Fick como un combate entre policías y militares contra un grupo armado en el que resultaron muertos dos guerrilleros y un militar. Sin embargo la secuencia de hechos parece ser distinta de acuerdo a revelaciones que hiciera el propio padre del secuestrado.
En diciembre de 2013 fue robado del establecimiento de Fick una computadora que entre otros archivos tenía el movimiento financiero de los colonos, hecho al que la policía, al parecer, no dio relevancia.
La misma noche del secuestro se le demandó a Álcido Fick, padre de Arlan, un rescate de 500 mil dólares. La familia pagó esa suma el 10 de abril. Al retirar el dinero los presuntos captores pidieron también que la familia divulgue a los medios de comunicación un CD con un mensaje político y que se repartan víveres por 50 mil dólares a comunidades campesinas pobres.
A pesar de que su familia cumplió con todas las exigencias Arlan no había sido liberado hasta fin de mayo. El episodio conmovió a la sociedad paraguaya que no sabía del pago del rescate. Se organizaron marchas, misas y otros actos para pedir la liberación del muchacho sin que nada surtiera efecto. Al saberse del pago la opinión pública se irritó.
La indignación social creció porque el Gobierno militarizó tres departamentos del país. Buena parte de los operativos militares y policiales cayeron sobre los asentamientos campesinos que fueron atropellados con violencia para someter a sus pobladores a interrogatorios burdos en intervenciones muchas veces hechas a la madrugada.
Desde Asunción, Jorge Zárate
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