Porque es peronista, por
eso gana Daniel Scioli.
Porque garantiza la
continuidad de las conquistas del cuerpo social durante 12 años, más
allá de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, que fueron los
ejecutores, el centro del movimiento hasta este domingo.
Es difícil de explicar el
peronismo porque es una forma peculiar de sentir colectivo, que se
identifica, se hace carne, multitud. Es un acuerdo mayoritario y él
lo representa en esta ocasión.
En cambio, Mauricio Macri
representa lo que el peronismo derrotó históricamente.
A los cipayos, los
vendepatria, a lo peor de la política y el empresariado argentino.
Penosamente Scioli superó,
recién en esta recta final el peso del desgaste de gestión de
Cristina, elemento central de la victoria del PRO en la provincia de
Buenos Aires, el envión que alimentó el monstruo.
Ganaron con un voto
castigo fundado en la floja respuesta a las inundaciones que vivió
dicho estado y fueron beneficiados por las internas no resueltas de
los dirigentes peronistas del conurbano bonaerense, una zona
densamente poblada que concentra casi un tercio de todos los votos
del país.
Ahora es distinto.
La mayoría ya vio a Macri
sin poder responder por qué se opuso a la estatización de
Yacimientos Petróliferos Fiscales (YPF) o de Aerolíneas Argentinas,
a sus economistas relamiéndose con una megadevaluación, con dólar
a 15 pesos, sin retenciones a la agroexportación, etc.
El combustible les alcanzó
hasta aquí porque no pueden ocultar la política que traen bajo el
poncho.
Porque todo lo mediático,
lo electrónico tiene fin.
Vale recordar que en su
estructura sigue dominando lo in-mediato, pero apenas hay espacio a
la reflexión todo se cae como un castillo de naipes.
A pesar de ello se
perfeccionan y este inédito balotaje llama a pensar sobre estas
cuestiones.
El brutal poder del
multimedios Clarín y sus aliados radicó en de instalar una idea:
"Está todo mal"
de manera persistente adjudicando al “gobierno” la culpabilidad
de todos esos malestares que le hacían sentir a “la gente”.
Lo hizo denunciando casos
de corrupción, algunos en los que la sospecha era fundada, por
ejemplo el del crecimiento exponencial del patrimonio de Cristóbal
López, ex chofer de Néstor, otros, con acusaciones insostenibles.
Hubo mil operaciones, que
día a día, influyeron en gente que disiente con las políticas
kirchneristas, las de buena fe, o simples gorilas antiperonistas, un
núcleo importante.
Entonces, gente que es
pensante, buena gente, termina votando a Macri porque aparece como el
único que los puede sacar de esa situación de vivir permanentemente
enojado con el mundo.
Allí es donde “Cambio”,
“Armonia”, “Felicidad”, y otros elementos se usan para
esconder la palabra "Ajuste".
Bajo la exasperación de
la gente, ocultan la maximización de la tasa de ganancia a costa de
los más pobres: el fin del capitalismo puro y duro.
Advertidos del poder
mediático los K impulsaron una serie de medidas políticas que son
ejemplo en el mundo. La ley de medios, los satélites propios, las
computadoras para los chicos, la televisión digital abierta,
espacios en los que se comienza a disputar contra los medios
gráficos, radiales y televisivos del capital concentrado, sobre todo
contra la basura de su programación.
No fue suficiente porque
hay cosas más profundas en la matriz cultural que son las que se
resisten a ser modificadas.
Y hay allí
responsabilidad histórica del peronismo.
Soberanía en los
recursos
Analizaba con precisión
Federico Bernal: “Al presentar su plan de gobierno en 1946, el
General Perón advirtió en su discurso al Parlamento: "En el
estudio de nuestro plan hemos llegado a la conclusión que de los
casi 3 millones de kilómetros cuadrados de nuestro territorio
continental, explotamos tan sólo 1 millón y que de este último
apenas obtenemos un rendimiento de un 25 a 30%. El Plan de Gobierno
quiere llegar a que esos 3 millones de kilómetros produzcan el 50%
de su riqueza para repartirla proporcional y equitativamente entre
todos los argentinos".
Vale decir que desde allí
se obtuvieron los fondos para el desarrollo de los planes
quinquenales que desarrollaron la industria propia.
Vale decir que el
peronismo olvidó la reforma agraria.
Sigamos. Contaba Tiempo
Argentino: “El Fondo Federal Solidario (FFS) de la soja, creado en
2009 por la presidenta, significó casi 70 mil millones de pesos en
recursos para obras de infraestructura en las 23 provincias y las 24
jurisdicciones del país. En 2014, distribuyó 14.700 millones;
mientras que en 2015 (valores proyectados) rondará los 22 mil
millones de pesos. La promesa de Mauricio Macri de eliminar las
retenciones a las exportaciones de productos y subproductos derivados
del agro transferirá dichos recursos a la Sociedad Rural y a los
productores más grandes y concentrados.”
Recordaba en estos días
el amigo, periodista, José Luis “Billy” Zampa: “Grobocopatel
(el magnate sojero argentino) y otros de su categoría tienen en este
momento más de U$S13.000.000.000 (sí, trece mil millones de
dólares) para liquidar en soja, guardados en silobolsas. Están
esperando que se defina el balotaje.
Si gana Macri exportarán
con un dólar de entre 15 y 20 pesos y sin pagar retenciones, con lo
cual se desfinanciarán las arcas del Estado, que para entonces ya no
podrá proteger a los más vulnerables porque se habrán eliminado
subsidios al transporte y a la energía que todavía disfrutamos...
En cambio, si gana Scioli,
Grobocopatel exportará con un dólar oficial en el orden de los 10
pesos y con retenciones acordadas, aportando así a las arcas del
Estado (entendido como le República Argentina con sus 40 millones de
habitantes)..."
Buscan claramente un golpe
de mercado.
La asociación de los
agroexportadores, los importadores y las finanzas, es histórica en
el modelo colonial y sobreabunda explicarla en el Paraguay, porque se
la sufre día a día.
En la era Kirchner se
repitió la lógica peronista en relación al espacio geográfico y
el uso de la tierra, abriendo apenas espacios modestos para la
discusión de agricultura familiar campesina como un modelo
alternativo necesario de implementar para que la estructura expuesta
aquí arriba vuelva a insistir con su receta eterna.
Para discutir el modelo
sojero, que es criminal, porque está probada la relación de los
agroquímicos con muertes y malformaciones, con la contaminación de
las tierras y los ríos.
La reforma agraria es un
tema que Argentina se debe y que puede prender durante un gobierno de
Scioli, algo impensable en un gobierno de Macri.
Párrafo aparte merece la
cuestión minera, donde la extracción de los grandes consorcios
internacionales es una verdadera afrenta que no tuvo políticas
acordes durante el gobierno K, al que desde la izquierda se acusa de
“cómplice” de estas explotaciones.
Dueño de la cuarta
reserva mundial, Argentina es el tercer productor de litio, mineral
liviano de gran demanda para la fabricación de baterías de
celulares, y hasta coches eléctricos y todos los buitres tienen sus
ojos en ella.
Datos oficiales consignan
que entre 2003-2015 se esperan exportaciones mineras de todo tipo por
43 mil millones de dólares, un crecimiento de 1.344% en los últimos
12 años. Para dar un ejemplo, el aporte fiscal de la minería al
sector público alcanzó 7.990 millones de pesos en 2013, menos de
mil millones de dólares, a pesar de tener la actividad una presión
tributaria de alrededor del 40%.
Demasiado poco.
También aquí está
pendiente una discusión sobre la megaminería, contaminante y
criminal. Un millón de litros de solución con cianuro se derramaron
en septiembre pasado en la la mina Veladero, explotada por la Barrick
Gold en San Juan, en el escándalo mayor de este tipo de
explotaciones.
La resistencia de los
pueblos es tan larga y profunda como la misma cordillera de los Andes
y se necesita un debate que limite las megaexplotaciones, como lo
hacía la antigua ley de Minería sancionada en épocas de Juan
Domingo Perón.
De allí se pueden obtener
recursos, pero también alguna sabiduría, para repartir la propiedad
de los mismos a una escala que la haga soberana.
Esto es el fondo, lo que
no se quiere abordar y lo que Scioli que prometio Justicia Social,
Tierra, Techo y Trabajo, estará obligado a encarar.
Quién es Daniel Scioli
Para Saber quien es Scioli
viene bien este texto de Pacho O´Donnell: “Daniel es un peronista
paladar negro que cree en la justicia social, que un cargo público
es la oportunidad para favorecer a los que menos tienen, lo ha
demostrado a lo largo de sus dos períodos como gobernador con la
creación y puesta en marcha de programas de desarrollo e inclusión
social como "Envión" en el que más de 50 mil jóvenes
realizan actividades educativas, culturales, deportivas y de
capacitación en oficios en más de 330 sedes acompañados por
profesionales especializados (educadores, psicólogos, trabajadores
sociales). A esto se suma el "Plan Progresar" que ya
incorporó en la provincia a más de 230 mil jóvenes.
En cuanto a los programas
alimentarios, 455 mil familias en situación de vulnerabilidad
cuentan con tarjeta alimentaria y son acompañadas en la crianza de
sus hijos por una red de 41 mil trabajadoras vecinales y comadres
("Programa Más Vida") que se suma a la "Asignación
Universal por Hijo" que otorga el Estado Nacional con el que la
provincia trabaja conjuntamente para asegurar su llegada a todos los
niños sujetos de derecho (AUH: 1.256.000 niños en Pcia Bs As; AU
por Embarazo: 28 mil). El "Programa Alimentario Escolar"
garantiza que 1,8 millones de niños y adolescentes desayunen y
almuercen en comedores escolares.
Más de 5000 personas con
discapacidad concurren a 300 sedes en el programa de talleres
protegidos para desarrollar labores productivas. Por el "Programa
de mejoramiento de barrios" y "Soluciones ya" 130 mil
familias de la provincia han sido destinatarias de obras
urbanísticas de pequeña y mediana envergadura en zonas
vulnerables.”
Como decía Perón, “mejor
que decir es hacer, mejor que prometer es realizar”.
Hasta el domingo.
Jorge Zárate