6 de mayo de 2016

Paraguay de regreso a las calles



Miles de personas movilizadas durante días por las calles de Asunción. Reclaman por deudas, tierras y ahogo impositivo. Campesinos amenazan con ocupar tierras, algo que no sucede desde hace 10 años.
Más de 20 días en las calles de Asunción hicieron falta para que campesinos y cooperativistas consiguieran que el Gobierno ofrezca soluciones parciales a sus demandas. Fue una revitalización de las luchas de sectores históricamente reconocidos como líderes de las resistencias sociales.
Los labriegos, principalmente organizados en la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (Mcnoc) reclaman la condonación de las deudas que las 250 mil fincas dedicadas a la agricultura familiar tienen con entidades financieras públicas y privadas.
Con sus característicos palos, símbolos de una lucha larga y desigual, se sumaron a las marchas de los cooperativistas que fueron los primeros en ganar la calle para protestar ante la intención del gobierno del presidente Horacio Cartes de aplicarles el Impuesto al Valor Agregado (IVA) a los préstamos que hacen a sus asociados. Durante dos semanas ambos sectores protagonizaron marchas por el centro de la capital, donde llegaron a movilizar a unas 20 mil personas y a las que adhirieron organizaciones sindicales y urbanas.
La persistencia de la lucha hizo que el Gobierno y los legisladores oficialistas, que al principio desoyeron los reclamos, comenzaran a abrir las puertas a una negociación. El Ejecutivo ofreció la refinanciación de las deudas campesinas a 10 años de plazo y con dos años de gracia mientras que para el sector cooperativo propuso conceder una postergación en la aplicación del IVA hasta julio próximo. El jefe de Gabinete del presidente Cartes, Juan Carlos López Moreira, también abrió la posibilidad para que el Banco Nacional de Fomento (BNF) compre las deudas de los pequeños productores.
Los campesinos pidieron tiempo para analizar las propuestas tras haber reclamado al gobierno del Partido Colorado y a los legisladores oficialistas una ley que establezca un impuesto del 15% a la exportación de granos en bruto, principalmente la soya. La iniciativa está incluida en un proyecto que presentó el Frente Guasú, agrupación política que lidera el ex presidente y actual senador Fernando Lugo.

Visión del mundo
Los campesinos también advirtieron que si no hay soluciones a estos reclamos ocuparán tierras soyeras. El dirigente Elvio Benítez, del asentamiento Tava Guaraní del departamento de San Pedro, dijo que volverían a “ocupar las tierras de soyeros de forma masiva”. Desde los años del gobierno de Nicanor Duarte Frutos (2003-2008), hoy embajador paraguayo en Argentina, los campesinos no ocupan latifundios y tierras mal habidas. La imputación judicial por aquel momento de más de dos mil dirigentes limitó el accionar de las organizaciones de labriegos.
“Seguiremos marchando por Asunción hasta que se resuelva el impuesto a la soya”, advirtió Benítez. Arengó a sus pares instalados en campamento en las céntricas plazas frente al Congreso: “Debemos seguir organizándonos para exigir la reforma agraria. Estos soyeros nos sacan de nuestras tierras, nosotros tenemos derechos y vamos a expulsar a todos los soyeros, eso significa la ocupación masiva de tierras en todo el país, mucha tierra mal habida hay para recuperar”.
El secretario general de la Mcnoc, Luis Aguayo, a la vez vocero de la Coordinadora Intersectorial que se conformó con los cooperativistas, sindicatos y otros sectores, dijo que la aprobación del impuesto “sería una buena señal”, aunque se sabe que las cosas no tendrán un trámite tan sencillo. Cartes vetó el anterior intento de los legisladores por consagrar dicha contribución que, según los cálculos de los economistas, aportaría al menos 400 millones de dólares por año al fisco. Los campesinos reclaman que un 20% de esos fondos se dedique a la agricultura familiar.
Esta demanda del impuesto a la exportación de soya es respaldada también por los cooperativistas que recuerdan que la aplicación del IVA a los préstamos a sus asociados podría llegar a contribuir poco más de 100 millones de dólares por año, una quinta parte del otro, que además hace a la justicia tributaria ya que se trata de un impuesto directo.
“Se avanza gracias a la presión de los manifestantes en las plazas y en otros puntos del país, pero por el momento cada uno tiene que seguir en su lugar, que es la calle”, señaló Aguayo. Los campesinos recordaron durante estos días en Asunción que la disputa con el llamado agronegocio tiene una violencia que en la ciudad no se percibe. Unos 80 mil labriegos son expulsados por año de sus tierras a causa de la presión de los empresarios.
Durante el gobierno de Cartes se registró un avance brutal sobre asentamientos campesinos donde había títulos en disputa. Sus ocupantes fueron violentamente desalojados por fiscales y policías que actúan a favor de los soyeros en la mayoría de los casos, en procedimientos que incluyen topadoras y la quema de las precarias casillas en las que habitan.
En Paraguay el 3% de los propietarios tiene el 88% de las tierras, la peor distribución del mundo de acuerdo al coeficiente de Gini, estadística mundial que mide estas relaciones. “Si hablamos de agronegocio hablamos de alrededor de 200 familias ricas, locales, subordinadas a empresas multinacionales”, recordó Ernesto Benítez, otro importante dirigente campesino. Denunció que estas familias “tienen una visión de mundo: cuando miran la tierra, el agua, minerales, animales, semillas, ser humano; sencillamente ven dinero”.
Insistió en que “ellos nos disputan dos millones de hectáreas que hoy en día siguen en manos de la población indígena y campesina para despojarnos de los recursos naturales y transformarlos en dinero”. Ilustró que del otro lado de una “visión unidimensional del mundo, en la que sólo ven dinero (…) estamos alrededor de dos millones de indígenas y campesinos (35% del total de la población paraguaya)”. “Tenemos otra visión de mundo. A nuestra mirada le decimos multidimensional. Primero tenemos una mirada ecológica, nuestro territorio es nuestro espacio de vida. Y además una mirada cultural”. completó Benítez.
Desde Asunción, Jorge Zárate
Detienen al tío narco del presidente Cartes
La policía paraguaya detuvo de manera inesperada a Juan Domingo Viveros Cartes, tío del presidente Horacio Cartes y buscado en Paraguay por narcotráfico. El 23 de abril la avioneta en la que viajaba realizó un aterrizaje de emergencia en el aeródromo de Caazapá, a 230 kilómetros de Asunción, mientras realizaba un vuelo no declarado.
Había estado detenido en Uruguay desde 2013 hasta febrero pasado por ingresar a ese país en una avioneta preparada para transportar sustancias ilegales. El 29 de julio de ese año la Fuerza Aérea de Uruguay obligó a aterrizar en la ciudad de Durazno la avioneta que él pilotaba, una Cessna con matrícula paraguaya. Mientras esto sucedía en el aire, la policía interceptaba en una pista clandestina 450 kilos de marihuana que, luego se sabría, formaban parte del mismo operativo de tráfico de droga desde Paraguay.
Antes de eso, en 2001, también fue detenido en Brasil pilotando otra Cessna también con matrícula paraguaya. Fue procesado y condenado en aquel país a 17 años de cárcel por transportar más de 200 kilos de cocaína. En 2007 fue extraditado a Paraguay, país donde debía cumplir los restantes 11 años de prisión pendientes de la condena en Brasil. Sin embargo la jueza paraguaya Ana Llanes, que había pedido la extradición por un decomiso de 750 kilos de cocaína en el Chaco paraguayo en 1997, autorizó que cumpliera su arresto en un domicilio del que huyó tiempo después.
Actualmente, sobre Viveros Cartes pesaba una orden de extradición desde Uruguay que, según Interpol, nunca fue debidamente activada por las autoridades paraguayas. Estuvo dos años detenido en una cárcel uruguaya y tras cumplir la condena en febrero pasado había quedado en detención administrativa a la espera de ser extraditado a Paraguay. Sin embargo la demora de un juzgado paraguayo impidió que el trámite se completara, tal como denunció ese mismo mes el Jefe de Interpol Paraguay, Luis Arias. En enero de este año un fiscal uruguayo afirmó que oficiales de la Interpol de Paraguay llegaron a Montevideo para extraditar a Viveros Cartes pero la operación se frustró por “algún problema interno de la Justicia”.
La prensa recuerda que Juan Domingo Viveros Cartes (68 años) armó una estructura narco-mafiosa gracias a la experiencia acumulada en sus años de informante de la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA) y la Dirección Nacional de Narcóticos del Paraguay (Dinar). De aquella época data su primera detención, en 1985, junto a dos reconocidos narcos paraguayos, con 43 kilos de cocaína. El ministro del Interior del Paraguay, Francisco de Vargas, fue el encargado de darle la noticia a Horacio Cartes en la noche del 23 de abril de que su tío había sido detenido. “Cuando le informé al Presidente dio la orden de ser implacable y no tener ninguna consideración”, resumió su ministro.

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