La tradicional
ceremonia de preparar la comida que ahuyenta al duende de la miseria
pervive en la gente.
Caldos espesos que
hierven en ollas gigantes comienzan a dar señales de estar listos.
Cierta consistencia, un momento en la cocción que los cocineros
advierten y a veces atesoran como secreto de alquimista, se va
revelando en el paso de las horas en esos fuegos que arden desde
temprano.
“Vine
a comer aquí porque alguna vez intenté en mi casa, mucho trabajé y
no me sale igual ni por asomo”, dice Juana González, disfrutando
su porción en una de las mesas instaladas en ese jardin amable del
centro que es la Plaza Uruguaya.
En el puesto
central se ofrecen distintas variedades como el Kure Jopará, con
carne de cerdo, el Jopará Kesu, variante que incorpora el queso
Paraguay, el Jopará Norteño y el Jopara So´o, mientas la gente va
haciendo la cola para comprar las porciones que se venden a precios
que van desde los 10 mil guaraníes. Hoy, como se sabe, también
lleva zapallo, cebolla, tomate y cilantro; que se combinan con el
queso paraguay y carnes varias.
Estas mezclas, a
las que alude el nombre de la comida en guaraní, se fueron
perfeccionando en las generaciones hasta llegar a versiones refinadas
que pueden convencer al paladar más exigente.
Esperando,
controlando la carga de su cacerola, está Eduardo Valenzuela que
cuenta que se trata de “una tradición que seguimos siempre en la
familia, cada año no tiene que faltar el plato de Jopará en la
mesa”.
También se celebró el día del Adulto Mayor. |
En rededor se
alistan grupos de danzas que llegaron de diferentes puntos del país
para ofrecer sus destrezas en el escenario montado para la ocasión,
ya que también, se celebra el Día del Adulto Mayor.
Mientras saborea
su jopara, Emma Castillo recuerda que las cosas no están muy bien
para ellos. “Los que tuvimos la suerte de trabajar y tener aportes,
podemos tener una jubilación que al menos ayuda, pero imaginate toda
esa pobre gente que está sin jubilación y tiene que seguir
vendiendo, haciendo cualquier changa para poder comer”, dijo.
“Además la pensión que según la ley era obligatoria para todos
los adultos mayores se les da a unos pocos nomás, ni decir de la
salud, si hasta los que tenemos IPS no conseguimos medicamentos”,
agregó.
Turistas de todo el país se congregaron en la plaza |
Y entonces todo se
aúna contra este Karai Octubre, un viejito pynandi, de gran sombrero
de paja y arreador de Ysypo, que viene en este mes que siempre fue
dificil en la vida campesina. Dice la leyenda que visita las casas y
donde encuentra ollas vacías, maldice y condena a miseria a sus
moradores.
Por eso este caldo
generoso es su antídoto, que se hace con las últimas reservas de
cosechas anteriores, las próximas vendrán en noviembre, que
generalmente son el poroto colorado y los maíces blancos.
La plaza gana en
música y bailes y se acercan delegaciones de turistas que vinieron
acompañando a los grupos de danza, o, que atraídos por ese símbolo
de país próspero, esa memoria de lo posible que es la estación del
Ferrocarril Carlos Antonio López, ayudan a recrear un espacio de
cultura, esparcimiento y nuevos sueños, en medio del ruidoso
silencio que los domingos abraza al centro de la capital.
Jorge Zárate
Fotos de Pánfilo Leguizamón, publicadas en La Nación
No hay comentarios:
Publicar un comentario