Tibias promesas de campaña, acusaciones cruzadas de corrupción y
otros delitos, guerra de encuestas y hastío entre los electores coronan
los días previos a los comicios.
La sensación en las calles de Asunción y en otras de las principales ciudades de Paraguay es que habrá una muy escasa diferencia para el ganador de la contienda presidencial del 22 de abril próximo. En el humor social se cuelan las encuestas tendenciosas que promueven el triunfo de los principales candidatos con diferencias abismales entre uno y otro sondeo.
El oficialismo del Partido Colorado asegura que va a ganar por varios puntos basados en un muestreo que le otorga a Mario Abdo Benítez (Asociación Nacional Republicana, ANR) 53,4% de intención de votos, más de 30 puntos porcentuales por encima del 22,3% que le asignan a Efraín Alegre (alianza opositora Ganar, formada tras el acuerdo entre el Partido Liberal y el Frente Guasu). En otro trabajo, Ganar, confía en un sondeo diferente que le daba a Alegre un 44,2% y a Abdo Benítez un 42,2%.
Tampoco hay coincidencias en los sondeos sobre quiénes se impondrán en la lista de candidatos al Senado donde el Frente Guasu (FG) y los liberales presentan listas por separado. El FG es liderado por el actual senador candidato a la reelección Fernando Lugo; los liberales son encabezados por Blas Lanzoni, actual gobernador del departamento Central, el principal distrito electoral del país; y los Colorados, por el actual presidente Horacio Cartes.
Las preferencias que muestran las encuestas no reflejan otro fenómeno que también se percibe en las calles: el hartazgo popular con los partidos tradicionales que ofrecen en sus listas candidatos que van por segundas y terceras reelecciones. Ese disgusto social se exacerbó recientemente cuando el Congreso votó la denominada “Ley de Autoblindaje” que garantiza impunidad considerada desmedida para los cargos legislativos. Los legisladores se apuraron para tratar y aprobar la norma, que seguramente será vetada por el Presidente Cartes, que despertó la indignación popular. La norma establece que para quitar los fueros a un senador o diputado se necesitará primero una sentencia judicial y una mayoría de dos tercios en la cámara a la que pertenezca.
Sólo algunos matices
Con sutiles diferencias en los programas de fondo, la disputa entre los principales candidatos viene resultando de lo más anodina y no ha despertado mayores pasiones entre los adherentes de ambos bandos.
En el sector colorado preocupa el “abrazo republicano” que se diera el candidato Abdo Benítez con el presidente Cartes, figura política siempre cuestionada por las filas de la ANR y a las puertas de dejar el Ejecutivo. El impacto en las bases coloradas que hasta pudo notarse una cierta parálisis en la poderosa maquinaria electoral del Partido. El actual presidente paraguayo gobernó, en general, prescindiendo de la estructura, sumado a que su candidatura presidencial hace cinco años corrió por fuera del entramado político del histórico partido paraguayo. Los dirigentes partidarios habían mostrado su fuerza contraria a Cartes cuando en la interna de diciembre pasado votaron por Benítez en detrimento de Santiago Peña, delfín del primer mandatario. Desde entonces la idea de los dirigentes de base, que siempre pretenden cargos y presupuestos del Estado, es que ganaron la elección interna pero perdieron en la mesa chica del poder.
Esta situación es aprovechada por Alegre que periódicamente señala que “se trata de un pacto de impunidad en donde el que marca la línea es Cartes y se mantiene esa línea de atropello a la institucionalidad”. El candidato liberal busca mostrarse ante el establishment como un administrador más pulcro de un modelo económico que se basa en la exportación de materias primas, principalmente energía eléctrica, soya y carne vacuna, a cambio de una creciente importación de todo tipo de bienes, incluyendo alimentos.
Cifras contundentes
El periodista economista Blas Brítez reseñó en el diario Ultima Hora que “actualmente hay 2.900 hectáreas menos de alimentos en Paraguay, cuando ya era escandalosamente poco, e importamos en ese rubro por más de 450 millones de dólares anuales”. Su informe, basado en datos oficiales, señala que en 2002 había en Paraguay 180 mil cabezas de ganado para consumo interno, mientras que en 2016 los animales destinados al consumo de los paraguayos no sobrepasaron los 70 mil. “Para la exportación se destinaron casi dos millones”, señala. Esto explica y promueve –razona– alimentos cada día más caros y contrabandeados”.
Un ejemplo de la dependencia de la economía con el agronegocio es que, debido a la sequía, entre enero y febrero, los envíos de grano de soya reportaron una caída del 39% y los cereales un 32,8%, respecto al año pasado. La balanza comercial comenzó el 2018 con un saldo rojo de 126 millones para estos primeros dos meses. No se aventura sencilla la cuestión económica de un modelo que se viene sosteniendo en la refinanciación de la deuda externa con continuas y persistentes emisiones de bonos.
Otro investigador especializado en las finanzas paraguayas, Julio Benegas del periódico digital E´a, evaluó que “en cinco años nos endeudaron con los bancos de Nueva York en 4 mil millones de dólares”. Advirtió que el tema “no es agenda de promesas electorales, pero en algún momento se deberá sacar de algún lugar para pagar la primera cuota: mil millones de dólares. Son esas deudas denominadas bonos soberanos. Forman parte del programa general que se instaló con el golpe a Fernando Lugo y que, además de los bonos soberanos, liberó 20 semillas transgénicas de Monsanto (ahora absorbido a nivel mundial por Bayer) y aprobó las inconstitucionales leyes de Alianza Público-Privada y de militarización”.
Voces urbanas y campesinas
Esta ambigüedad y tibieza de los candidatos para diferenciarse del oficialismo y del modelo más desigual de América del Sur plasma en las posiciones de sectores importantes del campesinado y de las izquierdas urbanas, que han llamado al voto nulo, aduciendo que, básicamente, los candidatos que polarizarán la elección presidencial representan un mismo modelo.
“No apoyamos a candidato alguno, porque ofrecen la misma miseria”, dijo Teodolina Villalva, secretaria general de la Federación Nacional Campesina (FNC) durante la XXV Marcha que realizó el sector el 21 de marzo pasado. “Ante la política deliberada de abandono a la pequeña y mediana producción hortícola por parte de este Estado, la FNC consideró estratégica la elaboración de un Programa Nacional para la Producción Hortícola, que garantice el acceso a la tierra, la producción y comercialización”, explicó.
La marcha llevó adelante la consigna de la reforma agraria “porque constituye el único camino para transformar esta realidad que imponen la oligarquía y los países imperialistas para nuestro país dominado”, señaló Villalva. Reivindicó también “la consigna del poder popular como alternativa de participación política de nuestro pueblo, contrastando con la farsa electoral que renueva a los mismos corruptos, sinvergüenzas y bandidos. Ante esta realidad, lo que queda es ir construyendo un camino con el pueblo como única garantía de un salto cuantitativo hacia la transformación”.
El 22 de abril también se elegirán 17 gobernadores departamentales y 246 miembros de las juntas departamentales. También 18 parlamentarios del Mercosur, 45 senadores nacionales y 80 diputados.
La sensación en las calles de Asunción y en otras de las principales ciudades de Paraguay es que habrá una muy escasa diferencia para el ganador de la contienda presidencial del 22 de abril próximo. En el humor social se cuelan las encuestas tendenciosas que promueven el triunfo de los principales candidatos con diferencias abismales entre uno y otro sondeo.
El oficialismo del Partido Colorado asegura que va a ganar por varios puntos basados en un muestreo que le otorga a Mario Abdo Benítez (Asociación Nacional Republicana, ANR) 53,4% de intención de votos, más de 30 puntos porcentuales por encima del 22,3% que le asignan a Efraín Alegre (alianza opositora Ganar, formada tras el acuerdo entre el Partido Liberal y el Frente Guasu). En otro trabajo, Ganar, confía en un sondeo diferente que le daba a Alegre un 44,2% y a Abdo Benítez un 42,2%.
Tampoco hay coincidencias en los sondeos sobre quiénes se impondrán en la lista de candidatos al Senado donde el Frente Guasu (FG) y los liberales presentan listas por separado. El FG es liderado por el actual senador candidato a la reelección Fernando Lugo; los liberales son encabezados por Blas Lanzoni, actual gobernador del departamento Central, el principal distrito electoral del país; y los Colorados, por el actual presidente Horacio Cartes.
Las preferencias que muestran las encuestas no reflejan otro fenómeno que también se percibe en las calles: el hartazgo popular con los partidos tradicionales que ofrecen en sus listas candidatos que van por segundas y terceras reelecciones. Ese disgusto social se exacerbó recientemente cuando el Congreso votó la denominada “Ley de Autoblindaje” que garantiza impunidad considerada desmedida para los cargos legislativos. Los legisladores se apuraron para tratar y aprobar la norma, que seguramente será vetada por el Presidente Cartes, que despertó la indignación popular. La norma establece que para quitar los fueros a un senador o diputado se necesitará primero una sentencia judicial y una mayoría de dos tercios en la cámara a la que pertenezca.
Sólo algunos matices
Con sutiles diferencias en los programas de fondo, la disputa entre los principales candidatos viene resultando de lo más anodina y no ha despertado mayores pasiones entre los adherentes de ambos bandos.
En el sector colorado preocupa el “abrazo republicano” que se diera el candidato Abdo Benítez con el presidente Cartes, figura política siempre cuestionada por las filas de la ANR y a las puertas de dejar el Ejecutivo. El impacto en las bases coloradas que hasta pudo notarse una cierta parálisis en la poderosa maquinaria electoral del Partido. El actual presidente paraguayo gobernó, en general, prescindiendo de la estructura, sumado a que su candidatura presidencial hace cinco años corrió por fuera del entramado político del histórico partido paraguayo. Los dirigentes partidarios habían mostrado su fuerza contraria a Cartes cuando en la interna de diciembre pasado votaron por Benítez en detrimento de Santiago Peña, delfín del primer mandatario. Desde entonces la idea de los dirigentes de base, que siempre pretenden cargos y presupuestos del Estado, es que ganaron la elección interna pero perdieron en la mesa chica del poder.
Esta situación es aprovechada por Alegre que periódicamente señala que “se trata de un pacto de impunidad en donde el que marca la línea es Cartes y se mantiene esa línea de atropello a la institucionalidad”. El candidato liberal busca mostrarse ante el establishment como un administrador más pulcro de un modelo económico que se basa en la exportación de materias primas, principalmente energía eléctrica, soya y carne vacuna, a cambio de una creciente importación de todo tipo de bienes, incluyendo alimentos.
Cifras contundentes
El periodista economista Blas Brítez reseñó en el diario Ultima Hora que “actualmente hay 2.900 hectáreas menos de alimentos en Paraguay, cuando ya era escandalosamente poco, e importamos en ese rubro por más de 450 millones de dólares anuales”. Su informe, basado en datos oficiales, señala que en 2002 había en Paraguay 180 mil cabezas de ganado para consumo interno, mientras que en 2016 los animales destinados al consumo de los paraguayos no sobrepasaron los 70 mil. “Para la exportación se destinaron casi dos millones”, señala. Esto explica y promueve –razona– alimentos cada día más caros y contrabandeados”.
Un ejemplo de la dependencia de la economía con el agronegocio es que, debido a la sequía, entre enero y febrero, los envíos de grano de soya reportaron una caída del 39% y los cereales un 32,8%, respecto al año pasado. La balanza comercial comenzó el 2018 con un saldo rojo de 126 millones para estos primeros dos meses. No se aventura sencilla la cuestión económica de un modelo que se viene sosteniendo en la refinanciación de la deuda externa con continuas y persistentes emisiones de bonos.
Otro investigador especializado en las finanzas paraguayas, Julio Benegas del periódico digital E´a, evaluó que “en cinco años nos endeudaron con los bancos de Nueva York en 4 mil millones de dólares”. Advirtió que el tema “no es agenda de promesas electorales, pero en algún momento se deberá sacar de algún lugar para pagar la primera cuota: mil millones de dólares. Son esas deudas denominadas bonos soberanos. Forman parte del programa general que se instaló con el golpe a Fernando Lugo y que, además de los bonos soberanos, liberó 20 semillas transgénicas de Monsanto (ahora absorbido a nivel mundial por Bayer) y aprobó las inconstitucionales leyes de Alianza Público-Privada y de militarización”.
Voces urbanas y campesinas
Esta ambigüedad y tibieza de los candidatos para diferenciarse del oficialismo y del modelo más desigual de América del Sur plasma en las posiciones de sectores importantes del campesinado y de las izquierdas urbanas, que han llamado al voto nulo, aduciendo que, básicamente, los candidatos que polarizarán la elección presidencial representan un mismo modelo.
“No apoyamos a candidato alguno, porque ofrecen la misma miseria”, dijo Teodolina Villalva, secretaria general de la Federación Nacional Campesina (FNC) durante la XXV Marcha que realizó el sector el 21 de marzo pasado. “Ante la política deliberada de abandono a la pequeña y mediana producción hortícola por parte de este Estado, la FNC consideró estratégica la elaboración de un Programa Nacional para la Producción Hortícola, que garantice el acceso a la tierra, la producción y comercialización”, explicó.
La marcha llevó adelante la consigna de la reforma agraria “porque constituye el único camino para transformar esta realidad que imponen la oligarquía y los países imperialistas para nuestro país dominado”, señaló Villalva. Reivindicó también “la consigna del poder popular como alternativa de participación política de nuestro pueblo, contrastando con la farsa electoral que renueva a los mismos corruptos, sinvergüenzas y bandidos. Ante esta realidad, lo que queda es ir construyendo un camino con el pueblo como única garantía de un salto cuantitativo hacia la transformación”.
El 22 de abril también se elegirán 17 gobernadores departamentales y 246 miembros de las juntas departamentales. También 18 parlamentarios del Mercosur, 45 senadores nacionales y 80 diputados.
Desde Asunción, Jorge Zárate
Piden fondos para el cine paraguayo
El cineasta paraguayo Marcelo Martinessi,
director del filme Las Herederas, ganadora de dos Oso de Plata en el
65°Festival Internacional de Cine de Berlín, pidió al Congreso una ley de
fomento del cine. Recordó que “en este lugar (el Senado) se mutiló un
proyecto de ley de cine ejemplar, que daba autonomía y un mínimo
presupuesto a la creación de un imaginario de talla grande”.
El director de cine habló durante la ceremonia en la que los
trabajadores de la película fueron condecorados por el presidente de la
Cámara de Senadores, Fernando Lugo. “Venimos de décadas de oscuridad sin
una imagen propia. Hoy hay una conmovedora cinematografía emergente”,
señaló el cineasta. “Me pregunté en estos días y noches si debía recibir
este reconocimiento, porque soy consciente de que la mayoría de quienes
apoyaron esta resolución nunca vieron un trabajo mío”, expresó.
Martinessi, ex director de la Televisión Pública durante el mandato de
Lugo, recordó que son protagonistas de su cine niñas abusadas y
obligadas a parir, mujeres que aman a mujeres o madres de presos de
Curuguaty; seres humanos que viven, aman, sufren y luchan al margen de
cualquier legislación que les entienda o les proteja en Paraguay. “Por
eso deseo mucho que estas personas puedan estar alguna vez aquí, porque
creo que ellas se merecen ser reconocidas por ustedes, mucho más que
nosotros, son ellas el verdadero país que está allá afuera construyendo
la esperanza de una sociedad mejor”.
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