11 de octubre de 2018

El Gauchito Gil, un protector en el Puente Remanso

Antonio Gil. Foto de Pánfilo Leguizamón.
“Pasa la gente, siempre están viniendo”, cuenta Jorge Galeano, inspector de tránsito de la Policía Caminera. Lo dice señalando el pequeño santuario que se fue edificando en la cabecera del Puente Remanso en los años como una aparición. Es que este hombre, que lleva 13 años en ese “destino”, fue testigo, lo vio nacer.
El humilde santuario creció con nuevas aportes de caminantes y viajeros que se detienen a pedir la protección de Antonio Gil, una suerte de Robin Hood correntino, milagroso en esto de cuidar el periplo de la gente en las rutas. Este “don” de “el Gauchito Gil” hizo que estos pequeños recordatorios con su imagen se multipliquen por las rutas argentinas desde Clorinda hasta Rio Gallegos.
Galeano registró el momento en que llegó hasta nosotros. “Esto comenzó con un señor correntino que me contó que le había pedido para poder conseguir un trabajo aquí en el Paraguay y al tiempo se le dio, está trabajando en el Instituto de Previsión Social (IPS)”, cuenta.
“Comenzó con un nichito que trajo, con la figura del santo, del gauchito y una bandera colorada y después se fue armando todo hasta cómo lo ven hoy”, relata.
“Ahora la gente pasa y le deja cigarrillos, paquetes enteros y un poquito de caña, hasta petaquitas, pero después vienen los indigentes y se llevan todo”, cuenta entre risas. “Problema ko es ese”, dice, recordando que la barriada humilde de Remanso vive del río, de las changas, y que muchos cruzan caminando el puente para ir a buscar del lado de Villa Hayes.
“Este correntino vive en el barrio Universo”, ahí nomás a cuadras del puesto de la Caminera. “Venía unas dos o tres veces por semana a prenderle velas y traerle su ofrenda, pero después en el tiempo ya no se le ve tanto, viene de vez en cuando”, explica.
“También los paraguayos lo adoptaron, sobre todo los que hacen el tramo hasta Iquique para buscar los “Chilere”, que de tanto ver y escuchar a los curepas decir que era milagroso, lo incorporaron a sus camiones”, cuenta Rodolfo González, camionero el, en la despensa de la esquina, donde es el único que sabe de la existencia de un recordatorio del Gauchito tan cercano.
Galeano ya no se sorprende de ver cintas rojas en los vehículos argentinos que cuando pasan no olvidan dejar un bocinazo a manera de saludo para Gil, ni de los que bajan a orarle por protección para el viaje, por otros milagros de esos que pide nuestra gente para alivianar el peso que la vida suele agregar a su marcha. 

Veneración de película
Unos 250 mil devotos pasaron el pasado 8 de enero por el santuario que homenajea a Antonio Mamerto Gil Núñez, en Mercedes, Corrientes, fecha en que se cumplían 140 años de su mítica partida.
Una devoción que se hizo en el tiempo y hasta hoy no es fácil de explicar, al punto que pronto se verá en el país, el 8 de noviembre, la película “Gracias Gauchito” de coproducción entre Paraguay y Argentina que nos acercará al fenómeno. En el elenco se los podrá ver a los actores paraguayos Jorge Sienra, Lali González, Jorge Báez, Víctor Sosa Traverzzi, Enrique Pavón, Pichi Villanueva, Héctor Silva, Dani González y Miguel Ángel 'Paletita' Romero que participaron de esta producción de Hei Films rodada completamente en locaciones del país.
Cuenta la leyenda que en un fatídico 5 de enero de 1878, se celebraba la fiesta de San Baltasar en Concepción, la ciudad que lo vio nacer, y allí estaba Gil, bailando y tomando, con toda su aura de bandido rural, de hombre que le roba a los ricos y reparte entre los pobres, con un destino de muerte que se le cruzó en forma de mujer.
Esa noche se robó la esposa de un comisario y el después lo encontró huyendo, cruzando los montes y pastizales, los humedales correntinos en dirección a Mercedes. Apenas 8 kilómetros le faltaban para encontrar refugio en la ciudad, cuando un policía lo interceptó, lo colgó de un árbol cabeza abajo y finalmente lo ejecutó en ese paraje del Pay Ubre.
Allí se erige el santuario popular que hoy recibe a miles de personas por día que se quedan a pedir protección para sus viajes ya por la ruta nacional 123 que pasa en frente, ya por cualquiera de las rutas argentinas. También, las miles de velas acumuladas a los pies de la imagen del gaucho dan cuenta de que cumplió con otros “milagros” como ayudar a sanar, conseguir trabajo.
Dicen que los malevos le rezan para “desviar las balas”.
Gil vivió perseguido desde que desertó del ejército argentino en la Guerra de la Triple Alianza. Después cuando intentaron hacerlo pelear en el bando de los liberales (azules) en la guerra civil correntina contra los autonomistas (rojos), este terminó escapándose de la leva y comenzando una carrera de robos a los grandes estancieros que se hizo mítica porque en su permanente huída repartía el botín a los más necesitados como un Robin Hood correntino.
Galeano cuenta como el “santo” popular hace fieles en el país
“Tu hijo está muriendo a causa de una enfermedad; cuando llegues a tu casa rezá por mí y tu hijo se va a salvar, porque hoy vas a estar derramando la sangre de un inocente”, fueron sus últimas palabras para el verdugo.
Un primer milagro, seguido por tantos otros, que no faltaron los fieles que pidieron su canonización a la Iglesia Católica que hasta hoy se hace la desentendida.

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