Participa hoy (1/3/2019) de un acto en Cerro Corá
con 600 estudiantes en el que se recordará la gesta patria
“Me voy a dar clase, porque más de
600 jóvenes visitarán el lugar y le daremos un recorrido con otros
historiadores y vamos a abarcar temas como los niños y mujeres de la
guerra, la figura de López y las consecuencias del conflicto”,
cuenta el historiador Fabián Chamorro sobre la actividad que
cumplirá hoy en Cerro Corá.
Acaba de concluir en el Museo Nacional
la muy recomendada charla “Francisco Solano López, de la
proscripción a Héroe Nacional”, en el que acompañado por su par
Renato Angulo van desmenuzando el proceso de reivindicación de la
que considera “una figura histórica fundamental para entender
varios procesos de nuestro país”.
Recuerda allí que “la Guerra de la
Triple Alianza fue desastrosa para Paraguay y se dice que los
vencedores escriben la historia, y en Paraguay son propios paraguayos
los que vienen con los ejércitos vencedores y escriben en contra de
López”, recordará.
“Uno de los principales es José
Segundo Decoud que tuvo periódicos en la época, y entiendo que
ayudó el hecho del trauma mismo de la guerra que hizo que la gente
tratara de olvidarse, tenía que sobrevivir, comenzar a producir, es
decir tenía otras prioridades”, expone.
La reivindicación nace con el hijo de
Francisco: “El que inicia todo es Enrique Solano López que compra
un periódico para llegar al pueblo, a la gente común y así le fue
más fácil hacer conocer su mensaje”, apunta.
Para arribar a ese momento sin embargo,
pasó mucho olvido, los periódicos de la posguerra ocultaban a drede
la contienda, más centrados en los hechos de la reconstrucción.
Inclusive una persona como Ignacio Ibarra,
que junto a Silvestre Aveiro, fueron los últimos que vieron con vida
a Solano López en Cerro Corá, tardó 15 años en decir en su
periódico “La Democracia” que el Mariscal no había sido un
“cobarde” en su lecho de muerte.
La situación de la prensa es
particular en el decurso del tiempo, la venta de las tierras fiscales
comienza a dar réditos y a mejorar lentamente la economía de las
elites del país, por lo que desde 1885 al 1896 los investigadores no
encontraron un sólo artículo que hablara de la guerra en los
periódicos.
Los partidos politicos tampoco decían
nada, y hasta el propio Bernardino Caballero, “había denostado la
figura de López”, contará Chamorro en la exposición.
Un siglo para una causa
Enrique Solano López Lynch tenía 11
años en Cerro Corá, intentó defender a padres y hermanos en el
momento fatal, recibió un culatazo, al despertar, estaban muertos.
Contaría después que fue allí que se juró reinvidicar la memoria de
su padre.
En 1894 regresó al país, se afilió
al Partido Colorado y consiguió que Juan Egusquiza, entonces
presidente, lo nombrara como profesor. Lo primero que hizo fue
imprimir un folleto para entregar a los estudiantes. Allí, un colega argentino de apellido Tapia salió al cruce de su
reivindicación y tuvo que retarlo a duelo. Ambos tenían pésima
puntería y a pesar de disparar los reglamentarios tres tiros que
puede hacer cada uno, ninguno acertó y siguieron con sus vidas, sus
luchas.
Enrique fundó el periódico “La
Patria” desde donde alentó la primera gran movilización de
veteranos de la Guerra Grande. Cinco mil marcharon desde el centro a
la Recoleta en un día de lluvia en ese 22 de septiembre de 1901.
Ya despues lo ayudaría Juan O`Leary,
que en 1902 tendría una encendida y recordada polémica sobre el
tema con Cecilio Báez, su mentor que pagaría perdiendo su empleo en el
Colegio Nacional.
“La Patria” lanzó una campaña
para hallar “al Trompa de Díaz”, el hombre que tocó la
trompeta en la carga de Curupayty. Lo encontró, Cándido Silva, fue
desde entonces un símbolo de las reuniones de veteranos que iban
creciendo con el tiempo.
En 1906 el gobierno liberal envía una
cuadrilla militar para “vigilar” los recordatorios del 22/9,
alguien grita “Muera López” y la trifulca se comenta hasta hoy.
Chamorro apunta: “Es importante que
atendamos, valoremos nuestra historia, porque es muy rica y es
fundamental que conozcamos nuestras raíces para seguir creciendo,
como dijo Manuel Gondra, en esa cita de la exposición, hay que
reconocer todo nuestro pasado con las cosas buenas y las cosas malas
y para ello es importante que la historia se enseñe, no podemos
quedarnos desprovistos, entendemos un error quitarla de los programas
de estudio porque puede se catastrófico a largo plazo”.
Gondra fue quien abrió las puertas al
“nacionalismo” liberal, entiende Chamorro, y dice que allí
comenzó a cambiar todo para llegar al cincuentenario, en 1920 con la
inauguración del primer monumento del Mariscal fuera de Asunción.
“Nadie sabe dónde está, se perdió”,
cuenta Chamorro que hoy seguirá averiguando, allí en Pedro Juan
Caballero qué destino tuvo aquel símbolo de un renacer.
Jorge Zárate
El Paraguay sólo conoce de lopizmo, por qué lo Pizmo representa el nacionalismo, la causa paraguaya defendida hasta el final por todo el pueblo mismo, por esa razón el folklore paraguayo no registra un solo antecedente contrario al Mariscal López, mientras que hay miles de manifestaciones En favor del mariscal.
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