13 de noviembre de 2023

Benjamín Barán, presidente del Conacyt: “El país puede dar un paso al frente aunando ciencia, industria y producción”

 
El eminente científico entiende que el desafío es apostar al conocimiento y vincularlo a la actividad económica y social. Aboga por la creación de centros de excelencia para desarrollar las áreas de producción agrícola ganaderas. Para ello asume el desafío de volcar su experiencia de años de investigación y docencia en el país y en el mundo desde el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

 

Afable, con entusiasmo, Benjamín Barán asumió su nuevo cargo con muchas esperanzas de poder superar los importantes escollos que la ciencia enfrenta en el país. Aquí su diálogo con Nación Media.

-¿Cuáles son sus desafíos para esta gestión?

-Es la primera vez en mi vida que ocupo un cargo así y me estoy aventurando a aprender, a ver si podemos ayudar en algo al crecimiento de la ciencia en nuestro país. 

 El cargo de presidente del Conacyt es ad honorem o sea que para estar acá nuevamente como ya ocurrió varias veces, la familia me ayuda.

Espero que reditúe a lograr un Paraguay mejor con una ciencia más dura y una posibilidad de que podamos sobre todo, con la llegada de la era del conocimiento, poder traer bienestar a todo el país porque solamente con materia prima va a ser difícil salir adelante, necesitamos generar conocimiento.

-Mencionaba la necesidad de ciencia aplicada ¿ve interacción entre la ciencia y la industria? ¿Entiende que hay una posibilidad de desarrollo de la informática en el país?

-Yo veo un cambio muy interesante. Ahora se está avanzando muchísimo en muchas áreas nosotros mismos desde la Consultora Barán y Asociados (CBA, que es la empresa familiar de la que mi esposa es gerenta general), tenemos clientes que tienen sucursales en todo el país como por ejemplo Electroban, empresas de un crecimiento fantástico como Publix, Plat, empresas que han confiado en nosotros y que en muchos de los casos su data center es nuestro, o sea le damos un servicio de software completo, cosas que unos años atrás parecía imposible, que grandes empresas puedan ser tener software tercerizado pero totalmente con desarrollo hecho por profesionales paraguayos.

 - Ya se puede ver un desarrollo entonces…

-…El proceso de mejoramiento de la calidad de nuestros profesionales, de nuestros científicos está creciendo tanto que hoy hay muchísimos trabajando para empresas de todo el mundo en modalidad remota, tengo ex alumnos que han trabajado en Facebook, en el Core de Linux, para enormes multinacionales. Así que hoy en este mundo bastante globalizado donde la computadora nos permite interactuar a grandes distancias ya no es tan raro encontrar profesionales paraguayos trabajando en empresas de todo el mundo

- ¿Qué rol juega la promoción de la investigación?

- Confío de que este proceso va a continuar porque cada vez tenemos más y mejores universidades. Cuando yo empecé a hacer investigación en áreas tecnológicas no había Conacyt, esto era a puro pulmón, el proyecto de investigación lo pagaba la familia. Hoy en día el joven investigador tiene muchísimo apoyo, muchísimas oportunidades como el Programa Nacional de Incentivos que tiene más de 700 investigadores categorizados que están recibiendo algún tipo de aporte económico para ayudarles a crecer, tenemos la posibilidad de presentar proyectos Prociencia, etc,

- Es optimista entonces…

- Veo que hoy hay una enorme cantidad de posibilidades y me siento muy optimista respecto al futuro tecnológico del país y la posibilidad de generar tecnologías de punta ahora con todo este tema de inteligencia artificial que nos trae una oportunidad extraordinaria de hacer las cosas bien y generar un montón de productos, oportunidades, servicios.

Desde luego que si no hacemos nada perderemos el tren y quedaremos muy rezagados pero la oportunidad está, tenemos por ejemplo el programa Carlos Antonio López que está generando gente con maestría, con doctorado que vuelve al país con un potencial que no teníamos.

 -¿Ve comprensión de la necesidad presupuestaria para la ciencia, para la investigación ¿Se entiende hay que invertir un poquito para poder mejorar?

- Ahí nos queda mucho por aprender lastimosamente las empresas privadas en general no tienen una tradición que hay en otros países de aprovechar la ciencia de cada país y de alguna manera comercializar las patentes que se van generando en las universidades. Si miramos cuantas patentes paraguayas generadas en la universidad hoy son producto comercializado vamos a encontrar números decepcionantes que demuestran que tuvimos falencias en todos los niveles

- ¿Por qué cree que ocurrió?

- La universidad no generó una cantidad y calidad de patentes que realmente sean súper atractivas, el sector productivo no se acercó a la universidad para aprovechar esas patentes que existen y hasta diría desconfía de la academia cuando se trata de productos que tengan que ser ofrecidos al público masivo. Y esa mediación entre academia y producción que típicamente es un rol que en muchos lugares hace el estado, esa comunicación no fue suficientemente fluida como necesitaríamos. Entonces lo que vemos es que muchos trabajos que hace la universidad no se convierten en productos, en fuentes de trabajo en un ingreso real para la sociedad

- ¿Cómo se revierte ese cuadro?

-Desde mi visión hay como tres patas y las tres patas tienen que ser reforzadas la universidad tiene que hacer una investigación de mejor nivel y mas utilizable. Vería la ciencia como una pirámide si no hay ciencias básicas allá arriba no hay tampoco nada que aplicar. Necesitamos cosas muy teóricas que no sabemos si van a servir para nada hasta cosas súper prácticas que claramente tienen como objetivos generar una patente y ser industrializado

 -Toda una tarea…

-La ciencia tiene que tener más capacidad de generación hay recursos pero todavía hay mucho por mejorar. La industria nacional, las fuerzas vivas tienen que entender la importancia de los nuevos conocimientos para poder de esa manera generar nuevos servicios, nuevos productos o mejorar los servicios que se encuentran utilizando hoy en día.

-¿Nos daría un ejemplo?

-Voy a tomar como ejemplo algo que está muy de moda la inteligencia artificial muchas empresas nacionales podrían beneficiarse muchísimo de la inteligencia artificial. En la cabeza de un empresario, de un dueño de empresa que no está en contacto con la generación de conocimiento la inteligencia artificial es algo que se compra del exterior. Uno paga una cierta cantidad de dinero y viene una caja negra que hace inteligencia artificial. Pero ese es un modelo donde nos vemos obligados a una terrible dependencia tecnológica porque lo que compramos es una caja negra y no sabemos que realmente ocurre dentro de esa caja negra no tenemos capacidad de mejorar lo que hay dentro.

-Se entiende que es más económico quizá…

-A corto plazo es mucho más barato comprar una caja negra que apoyar una investigación. En el largo plazo esa dependencia tecnológica hace que esa caja negra pagamos, funcionó el día que pagué pero después cuando quiero seguir usando ¿qué pasa? ¿cuál es el costo de mantener? tenemos muchísimos ejemplos de equipos carísimos que hemos comprado y que después no se usa correctamente o se queda sin usar porque no se consigue más el insumo. Entonces los centros de investigación tienen cosas que hacer, la industria tiene que acercarse y decir “esto necesito ayúdenme” y ahí es donde creo que el Estado puede ayudar…

-Juntarse para innovar…

-…se puede hacer innovación sin conocimiento científico pero es mínimo el avance que daría, la verdadera innovación es cuando tengo conocimiento científico y consigo aprovechar para hacer cosas realmente útiles para la sociedad que a su vez genera fuentes de trabajo ingresos, recursos, bienestar para la población, etc. por eso que me animé a aceptar este desafío de asumir siendo de formación evidentemente tecnológica porque creo que el país puede dar un paso al frente muy importante si sabemos equilibrar los avances científicos y tecnológicos con la innovación y la llegada a la industria…

-…Y el Conacyt pude ser un nexo…

…Puede actuar de verdadero puente entre el sector productivo y la ciencia. Personalmente creo que la ciencia aislada de la sociedad podrá tener muchas utilidades pero no va a redituar en beneficio de la población, el sector productivo sin ciencia va a quedar obsoleto en la era del conocimiento. Hacer más de lo mismo no alcanza tenemos casos paradigmáticos en el país tal vez un buen ejemplo sea la Compañía de Comunicaciones (Copaco) que ha tenido por década el monopolio de la telefonía básica en el país. En casi todos los lugares del mundo ¿cuál es la situación de Copaco hoy? ¿Qué pasó?.

-¿Cuáles le parecen las áreas prioritarias para investigar hoy en el país?

- Mayor seguridad informática, la ciberseguridad; el tratamiento de enfermedades que ya en el resto del mundo no se investigan pero que acá todavía tenemos, el caso del Chagas; la misma área de inteligencia artificial que va a generar cambios muy grandes en la sociedad. Tener por lo menos un centro de excelencia donde se haga investigación y acompañamiento a la industria en el proceso de adopción de la inteligencia artificial.

Los temas agrícolas donde nosotros tenemos muchísimo potencial y necesitaríamos un centro de investigación de excelencia para generar avances, conocimientos y acompañar a todo el sector productivo agrícola ganadero. Necesitamos tener una investigación de excelencia para acompañar el desarrollo y el crecimiento del país

 Una vida de viajes persiguiendo el conocimiento

“Mi primer publicación científica en un congreso internacional fue en el año 1987. En aquel entonces era, yo trabajaba como director de la carrera de Ingeniería Electrónica e Ingeniería Informática en la Facultad de Ciencias y Tecnología de la Universidad Católica, cuenta Benjamín Barán.

Pero sus días investigando comenzaron “a fines de la década del 70, cuando trabajé en el Centro de Investigaciones Ópticas (CIOP) de la Universidad de La Plata, en Argentina con una beca. Fue mi primer deslumbramiento con la ciencia internacional trabajando con láser y espectroscopía”, relata el flamante titular del Conejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Amante de las ciencias desde muy pequeño, fue su padre, abogado y dueño de una joyería el primero que lo alentó en el camino y también un tío que estudiaba ingeniería.

“Cuando estaba en el Colegio Nacional de la Capital, del que soy egresado escuché que se enseñaba radio y televisión en la escuela Edison. Tenía alrededor de 14 años y le pedí permiso a mis padres para a la mañana ir al Colegio y a la tarde aprender a arreglar radio y televisión y por suerte me apoyaron y me recibí de Radio Técnico”, sigue relatando.

“El director de la escuela Edison, el doctor Carlos Antonelli me dio la oportunidad de ayudarle en las clases. Primero yo hacía el pizarrón y ayudaba en las clases prácticas, pero al poco tiempo ya dicté las primeras clases en el turno de las 13.30 que era un horario que tenía muy pocos alumnos. Así que con 16 años, empecé a enseñar y mi amor por la ciencia despertó muy temprano. Ahora tengo 65 años, así que son casi 50 años de docencia, una vida entera dedicado a la docencia, a la investigación con mucha pasión”, continúa narrando. 

 Aventuras

Ya en el tiempo, a su regreso de La Plata le tocó una tarea inusual: “Recuerdo, por ejemplo, con añoranza ya a esta altura, en esa época estaba el Caracol Discoteque y había traído el primer láser al Paraguay. Era algo desconocido. Y me pidieron que vaya a supervisar la instalación, el equipamiento. Así que para mí fue un gran honor porque el Caracol Discoteque en aquella época era el lugar de excelencia, de la clase más alta.

Entonces, para mí haber hecho ese trabajo fue algo muy interesante”, recuerda.

En el año 1983 “me recibí el viernes, presenté mi tesis y ese jueves me estaba casando por civil y ese sábado me estaba casando por religioso con mi esposa Rosana. Al poco tiempo recibí una beca de la agencia de cooperación del Japón (JICA). Entonces hice dos postgrados, uno en todo lo relacionado a conmutación digital y el otro en todo lo que tiene que ver con comunicaciones ópticas”.

Este campo le produjo un deslumbramiento especial: “Me impresioné, con la posibilidad de comunicar a través de la luz, no necesariamente láser puede ser luz de LED, de fotodiodos también. Básicamente, digamos un láser que genera luz y esa luz viaja por un cable, solo que el cable en vez de ser metálico es un material transparente en base a silicio. Y la luz, se lee en términos de luz, no luz, como los 0 y 1 del sistema binario para dar una explicación muy profana.

En realidad se puede modular intensidad, frecuencia, porque la luz tiene una frecuencia mucho más alta que las ondas de radio, que las microondas, muchísimo más altas y eso le da un mayor ancho de banda, o sea, puedo transmitir más bits por segundo.

De hecho, hoy en laboratorios es posible transmitir a través de una fibra óptica usando láser, etc. a velocidades del orden de los petabytes por segundo. Seguramente peta no es algo que habrán escuchado. Kilo, mega, giga, tera, hasta ahí vamos bien, ¿verdad? Después viene hexa y acá estamos hablando de peta. O sea de un 1 con 15 ceros. Entonces, la cantidad de bits por segundo que se puede transmitir es algo maravilloso, algo colosal”, comenta.

Luego hace su tesis de ingeniero sobre comunicaciones en fibra óptica. “Diseñé un enlace entre la Central 2 de Antelco (lo que hoy es la Compañía de Comunicaciones Copaco) y la Central de San Lorenzo por fibra óptica cuando no había todavía ninguna fibra óptica instalada en Paraguay. O sea, fue algo muy pionero. De hecho, ganó el premio Andrés Barbero, otorgado por la Sociedad Científica en 1983”.

 Estados Unidos

En el 84 va al Japón y en el 85 “tuve la suerte de que con una beca Fulbright del gobierno americano fui a estudiar en Northeastern University en Boston, Massachusetts. Y fue especialmente interesante porque como ya era profesor en Paraguay, me permitieron digamoslo así, pagar los estudios enseñando.

Entro a dar mi primer día de clase y comienzo a explicar cómo se arma el circuito, porque era una clase práctica con una introducción teórica. Levanta la mano un americano del inglés más cerrado que se les puede ocurrir, y me pregunta, ¿a qué hora empieza la clase en inglés?

Fue muy fuerte para mí, mi primer día de clase como profesor en Estados Unidos, era muy joven todavía y que me digan algo así. Pero la historia terminó muy bien porque si bien al comienzo me costó muchísimo dar clases en inglés, después de un tiempo esos mismos alumnos me pedían si les podía enseñar particular las otras materias que yo no enseñaba porque les gustaba y, obviamente, yo como latinoamericano les cobraba bastante menos que otras personas (risas). Así que tuvo un final feliz, estudiar en Estados Unidos es una experiencia extraordinaria, uno viene con otra visión”.

Terminada la maestría, averiguó las posibilidades de hacer un doctorado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, su sigla en inglés) pero sus costos resultaron inaccesibles.

 Itaipú y Brasil

De regreso al país en 1987 “Itaipú quería pasar del sistema de control electromecánico con el que arrancó la usina, a un sistema de control computarizado o sea, se querían construir los primeros sistemas de control informático”. Una oferta tentadora que sin embargo lo alejaba de la cátedra, porque debería residir en Ciudad del Este.

“Luego vino ya un proyecto que ya no pude decir que no, que fue el diseño del sistema SCADA (acrónimo de Supervisión, Control y Asesoramiento de Datos en inglés) para toda la Itaipú que iba a ser diseñado en Río de Janeiro por un consorcio de algunas empresas brasileras y una empresa paraguaya (Informática SA) que me dijo “no tenemos paraguayos que puedan ir a diseñar, por favor aceptá el trabajo porque el país te necesita, me dijeron vas a vivir en Río de Janeiro, te vamos a alquilar el departamento, entonces ya fue muy tentador, ¡con la playa cerca! y ahí ya mi señora me dijo bueno esta idea es mejor, esto ya va así que a inicios de 1988 nos mudamos a Río de Janeiro.

Fueron años increíbles eso tenía la mitad del peso actual me iba todas las mañanas a frotar a la playa entraba un rato al agua y ahí me iba a trabajar.

Fue fantástico no solamente por el diseño de todo el sistema sino porque también me permitió trabajar en las fábricas de supercomputadores en Fort Lauderdale que fue una experiencia extraordinaria donde se hizo el diseño de la parte del hardware que se iba a usar para la SCADA y después trabajé en la fábrica de software de la Siemens en Viena, Austria donde hicimos todo el work statement o sea el detalle de todo el proyecto y trabajar con los alemanes era un desafío fantástico aprendí muchísimo”

Entre tanto seguía persiguiendo el doctorado en Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) la hasta que cayó la dictadura de Alfredo Stroessner en 1989.

Allí se planteó la posibilidad de un regreso, pero “mi profesor de la UFRJ me dijo que era un desperdicio que vaya a trabajar a Ciudad del Este, que yo tenía que quedarme en la universidad “quedate como profesor y termina tu doctorado” me dijo y lo hice”.

Allí fue importante el apoyo familiar. “Nuevamente mi compañera de vida me dijo, no me olvido esas palabras porque son muy importantes para mí: “prefiero estar casado con un hombre feliz que hace lo que le gusta a estar casado con un multimillonario amargado con el que me voy a pelear toda la vida quedate nomás acá y haz el doctorado. Fue algo muy importante en mi vida porque comprenderán que la beca de la universidad comparada con el sueldo de Itaipu (Risas).

Ese paso por la UFRJl, donde consiguió el doctorado le permitió realizar estancias de investigación en la Carnegie Mellon University, en Pittsburgh en Estados Unidos.

“Y volvimos al Paraguay, en el medio tuve una hija brasileña y cuando estaba terminando ya el doctorado, mi señora quedó embarazada del tercer hijo y me dijo “yo ya quiero que nazca Paraguay ya quiero volver ya 10 años estuvimos dando vuelta” como conté del 84 al 93 entonces ella se vino con mis dos hijas a vivir a casa de mis padres y ya le tuvo a mi hijo aquí en Asunción. Así que me tocó una época también no tan sencilla de estar viajando entre el Río y Asunción pero como becario no me alcanzaba para ir en avión así que me iba de ómnibus y eran 30 horas largo y los ómnibus no son los ejecutivos de ahora (Risas).

 La idea de servir

En el regreso, lo acompañaba una idea que fue creciendo en sus años de viajes y formación. “Vine con la idea de que en esa época no había maestrías, doctorado científico en el Paraguay en áreas de tecnología de punta. Entonces al poco tiempo, una de las mejores jefas que tuve en mi vida Blanca Troche de Trevisan, directora del Centro Nacional de Computación, se acercó y me dijo “necesitamos un director de investigación en la Universidad”. Así que por décadas estuve como director y recuerdo mi sueldo de 650 mil guaraníes o sea que seguía viviendo en casa de mis padres, ¿verdad? porque con eso no daba para comprarme una casa o algo por el estilo”.

Entre tanto comenzó a hacer consultorías. “Una consultoría trajo a la otra y otra a la siguiente y comencé a tener mucho trabajo. Por suerte el mercado apreció mi conocimiento técnico así que un día mi señora me dijo “¿qué te parece si intentamos comprar por lo menos la cama donde dormimos?” porque hasta ese momento vivíamos en alquiler. Le dije voy a intentar enseñar más horas y mi señora me dijo no, no, no estás entendiendo yo no te pido que enseñes más horas sino que enseñes menos horas para que hagas consultoría y así sin querer nació la consultora Barán y Asociados que es la la empresa familiar donde mi señora es la gerenta general la que se ocupa de toda la parte recursos humanos atender clientes, cobrar en fin, y yo hago solamente la parte tecnológica. Trabajamos así muchos años y por suerte ahora dos de mis tres hijos trabajan con nosotros en la empresa así que ya es una empresa familiar bastante establecida. Como se da cuenta en mi vida tuve muchas quijotadas y ésta del Conacyt es una de ellas”.

Barán tiene algunos sueños cmplidos. “Ya estoy enseñando hace casi 50 años, tengo un sinfín de alumnos súper queridos y sueño que para ellos la vida sea un poco más fácil de lo que fue para mí. Que puedan hacer investigación sin tener que estar 10 años fuera del Paraguay porque el costo del desarraigo es muy alto. Yo dejé a mi padre cuando era un hombre joven, un trabajador, inspirador en todos los temas de matemática, etc. y volví para su entierro o sea, en 10 años pasaron muchas cosas”

Haciendo un balance dice sentirse orgulloso “de abrir la primera maestría científica que luego se convirtió en el primer doctorado científico que logré hacerlo realidad y hoy mis ex alumnos son el director de investigación de la Facultad Politécnica que se formó conmigo, el director de la carrera de Ingeniería Informática de la Facultad Politécnica, tengo ex alumnos que han ganado el premio en Estados Unidos al mejor profesor de Red de Computadoras que es la materia que yo enseño en la Universidad Católica y que me dedicó el premio..tengo tantas satisfacciones tantas alegrías de esas que no se compran con dinero”.

Deja en el final de este relato un agradecimiento a la Argentina, Japón, Estados Unidos y Brasil “porque si esos países no me hubiesen otorgado esas becas, esas oportunidades, definitivamente yo no hubiese podido tener la vida profesional que he tenido, no hubiese podido formar los alumnos que formé que es mi mayor orgullo y tal vez hubiese continuado con el comercio de mi padre porque bueno, no hubiese tenido oportunidad profesional”, concluyó.

Jorge Zárate

Fotos de Pánfilo Leguizamón y gentilezas

 Breve Bio

Benjamín Barán Cegla (Asunción, 11 de diciembre de 1957) es científico, ingeniero electrónico y docente paraguayo. Doctor en Ciencias, en Ingeniería de Sistemas y Computación de la Universidad Federal de Río de Janeiro con especialidad en Computación Paralela y Distribuida. Es columnista científico del diario especializado Ciencia del Sur.

Con más de un centenar de trabajos científicos publicados en más de 20 países, viene dirigiendo varios grupos de investigación y desempeñándose como docente de la Universidad Nacional de Asunción (a la fecha como profesor titular y coordinador del 1° doctorado en Ingeniería) y de la Universidad Católica de Asunción (profesor titular), por más de 25 años, con anteriores experiencias docentes en España, Brasil, Estados Unidos, Colombia y Venezuela. Además, desde hace casi dos décadas viene trabajando como consultor para importantes organismos internacionales como BID, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Organización de los Estados Americanos (OEA), Banco Mundial, Unesco y UIT.

Fue premiado y distinguido en numerosas oportunidades en el país y en el mundo.

 

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