A
propósito de la homilía en Caacupé el pasado jueves 8 de diciembre de 2011.
Jorge Zárate
Sería bueno preguntarle a
Monseñor Claudio Giménez, ¿Cuántos obispos homosexuales conoce?
Y curas putos, y monjas
lesbianas.
¿Cuántas?.
¿Estos también son
animales?
Cito sus palabras en la
increíble homilia de la misa principal del 8 de diciembre en
Caacupe: “Rebajan la condición humana a la de un animal, porque
para ellos todo es relativo y cada uno hace lo que se le viene en
ganas".
¿Cree verdaderamente en
esto?
Se lo preguntamos porque
constituye una agresión que, por su investidura, debe tomársela
como proveniente de una organización, la Iglesia, compuesta entre
otros por sus pares, sacerdotes, que sólo en Irlanda abusaron de 35
mil niños entre los años 50 y 80.
Podría también darle una
mirada al documental Líbranos del Mal que cuenta
las atrocidades que
hicieron en los Estados Unidos.
Es claro que Giménez no
opina desde la moral, la organización que representa no la tiene.
Entonces desde dónde dice
las barbaridades que dice.
Se puede considerar que
llega a este extremo para oponerse a que los estudiantes de la
secundaria reciban educación sexual en el colegio.
Que se los informe para
evitar embarazos precoces, enfermedades de transmisión sexual, para
que ejerzan el amor y el placer con libertad.
De allí la oposición al
Marco Rector que viene estudiando el Ministerio de Educación para
cumplir con sus obligaciones para con una juventud que a pesar de la
Iglesia, hace el amor todos los días desde los 14 años.
Es claro que el obipso
tampoco opina desde el derecho.
Al escucharlo en Caacupé
todo parecía un viaje a los tiempos de Torquemada el inquisidor.
Gimenez atrasa y el pueblo
lo sabe.
Se erige en el abanderado
del fascismo que extraña a Stroessner.
No quiere planes
asistenciales como Tekoporá, pero elogia la “caridad” de Un
techo para mi país, un programa que construye una vivienda precaria
sin baño para la gente pobre. También le gusta Teletón, que se
exponga a los que sufren en un show televisivo por treinta denarios.
“¡Que se acaben las
ocupaciones!”, dice y todas los viejos homosexuales de la derecha
se ponen contentos y mueven la cola como buenos perros.
Se olvida de los 300 mil
sin tierra, se olvida de pedir que se revisen los títulos de
apropiadores como Tranquilino Favero, se olvida del pueblo
trabajador.
En el colmo de la
irrealidad, quiere que la gente se case para toda la vida e insiste
con la familia cristiana.
Es tan necio que es
incapaz de ver que su mundo cae derrotado por el capital que defiende
a ultranza por limosnas. “Qué importantes los colectores”, dirá
de los muchachos que pasan la bolsa entre las filas de políticos y
empresarios chupamedias que se hacen los serios al escucharlo.
El obispo, investido con
sotana y ceremonial, por un instante se creyó Dios.
Lástima que en la escena
apenas fue un pobre diablo.
Links
La Iglesia católica irlandesa conocía el abuso "endémico" de 35.000 niños
La confesión del cura que abusó sexualmente de cientos de niños
Trailer de Líbranos
del mal
hola Jorge. Mi humilde opinión. Soy católica y sé perfectamente de los delitos cometidos por la iglesia desde los tiempos de Cristo. Pero no creo que el monseñor Giménez haya hablado como católico, más bien como cristiano. No solo los católicos cometieron o cometen delitos sexuales. Sé de varios protestantes que hicieron lo mismo... Y en cuanto al Marco Rector, no lo entiendo bien. Pero en el colegio donde estoy trabajando sí se les enseña a los niños y jóvenes sobre la sexualidad. y también mi hijo recibió ese tipo de educación en su colegio (público). Pero todo depende de la educación en el hogar. Ahí se debe enseñar por sobre todo el respeto a la otra persona, sea quien sea. Con todo mi respeto, a esa organización que tu dices que no tiene moral, no es así. Es la persona quien la tiene o no. Yo, soy parte de esa organización y creo que soy una persona hecha y derecha y llevo la moral como uno de mis principales valores. Gracias
ResponderEliminarLaura Ozorio - ldietrich2003@yahoo.com