Las tierras malhabidas y los sucesos de la masacre de Curuguaty.
Uno de los dos cuerpos hallados el sábado en la recorrida de una comitiva de vigilancia. Foto Vicente Páez |
Mueren los pobres campesinos en la lucha por la tierra y mueren los policías –la mayoría pobre– en defensa de los ricos de las tierras malhabidas.
Hablan de aplicar la ley, desalojando, cuando se violaron todas las leyes en la adquisición ilegal de las tierras.
Éste y no otro es el problema de fondo.
“¡Ña trampeata, ña trampeata!”, repite Blas N. Riquelme en una histórica entrevista de radio en la que justifica el fraude electoral que consagró a Juan Carlos Wasmosy como candidato a presidente de los colorados previo a las elecciones de 1993.
Los documentos dicen que la tierra que reclaman los campesinos es pública (1) y sabiendo la trayectoria de Riquelme, exsenador colorado, empresario recurrentemente acusado de ser violador flagrante de leyes laborales en los sectores supermercadista, fideero y cervecero. Poca duda cabe de que los asiste la razón.
La Finca Nº 9 de Curuguaty, llamada “Ybyrá pytá”, con superficie de 1.748 hectáreas, que tiene actualmente un valor de alrededor de 4 millones de dólares, fue donada por La Industrial Paraguaya S.A al Estado. La misma fue aceptada por Decreto N° 29.366 del 6 de setiembre de 1967.
Por Decreto N° 3.532 del 4 de octubre de 2004 el Estado paraguayo la declaró de interés social y la destinó para la reforma agraria, transfiriéndola a título gratuito al Indert.
Un juez venal accedió a otorgar la usucapión, la posibilidad de apropiarse de un inmueble por la posesión de buena fe durante 20 años. No hay buena fe alguna en Riquelme. Esto es claro.
Vale recordar que figura en el reporte de la Comisión de Verdad y Justicia (2) en cuyo Tomo IV del informe “Tierras Mal Habidas” da cuenta de la existencia de “Beneficiarios de la Reforma Agraria” entre los que destacan el tirano Alfredo Stroessner, Andrés Rodríguez, Blas N. Riquelme, Humberto Domínguez Dibb, Julio Domínguez, Conrado Pappalardo, Luis María Zubizarreta, José Alberto Planás, Lucio Vergara etc.
Se trata de 7.851.295 hectáreas de las 40.000.000 de hectáreas que tiene nuestro territorio, que fueron adjudicadas de forma totalmente irregular.
Éste es el punto que distingue el reclamo de la Liga Nacional de Carperos (LNC), al señalar que esas tierras malhabidas deben ser recuperadas y poner el cuerpo y la sangre para hacerlo.
De títulos e hipótesis
Las tierras deben volver al estado y Riquelme y compañía sabían que era sólo cuestión de tiempo.
Por eso no es descabellada la hipótesis de que hayan sido matones contratados los que hayan ejecutado a los policías, fuerzas paramilitares que son contratadas por sojeros, ganaderos, contrabandistas y narcotraficantes. Vale recordar que en muchos casos los mafiosos que los contratan reúnen todas las condiciones económicas arriba descritas, como bien lo cuenta el periodista de investigación Idilio Méndez Grimaldi en su libro “Los herederos de Stroessner” (3)
Es al menos un elemento que no debe ser descartado en la investigación. Quizá es tan descabellada como la hipótesis de la presencia del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) que los medios patronales, los gremios empresariales y buena cantidad de diputados y senadores salieron a respaldar a ciegas, sin investigación previa.
Citamos a Andrés Colmán Gutiérrez, uno de los periodistas que investigó al EPP en profundidad. “Hasta ahora no surgen elementos que permitan sostener esta hipótesis. La propia Unidad Antisecuestro de la Policía ha descartado esta versión. Entre las armas requisadas –por lo que se ha informado hasta ahora– no aparecen fusiles de asalto o armas de guerra, sino principalmente escopetas de calibre 28…, calibre 22 y calibre 20, revólveres calibres 38 y 40, armas que pueden comprarse en cualquier armería comercial, y que los grupos campesinos que ocupan tierras portan habitualmente. Habrá que conocer el informe de balística, para ver si los policías fueron abatidos o no con rifles automáticos de asalto, como los que usa el EPP (y también la Policía y las FF.AA.). Los dispositivos ‘caza bobos’ hallados en el lugar (hasta ahora, 8 en total) son también muy rústicos, hechos de madera y caños de acero (similares al clásico mboka ñuhá –arma trampa– que usan los cazadores furtivos), muy diferentes a los sofisticados explosivos que suelen usar los del EPP”, expuso en un post público de Facebook.
El médico forense Pablo Lemir dijo que los policías presentaban heridas en cuello y cabeza y que los disparos habrían sido efectuados de lejos, por lo que presumía una emboscada. Dicha opinión descartaría el uso de escopetas con perdigones, cuestión sobre la que se especuló y también la muerte a quemarropa de los jefes policiales, otra versión que corrió.
La pericia balística es clave, la opinión profesional de los que saben de estas cosas y no las especulaciones arbitrarias de comunicadores que opinan sobre armamento de grueso calibre, guerrillas y cosas por el estilo sin tener mucha idea, desparramando temores propios de la ignorancia.
“Presumimos que los dispararon provinieron desde un plano más arriba de los policías. Fue una emboscada”, dijo Lemir.
Una investigación judicial seria es una respuesta necesaria.
Links
1. http://ea.com.py/las-tierras-
2. http://www.nanduti.com.py/v1/
3. http://www.antimafiadosmil.
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