A propósito de la Paz del
Chaco y sus festejos
Justo Martínez, Arsenio Benítez y Gavino Ayala. Veteranos de la Guerra. Foto de G.Irala/Ultima Hora |
Hubo 31.500 muertos y
desaparecidos paraguayos durante la Guerra del Chaco. Todavía
sobreviven unos 1.800 veteranos de guerra según los cálculos más
optimistas y cada 12 de junio o 29 de septiembre es un ritual volver
la mirada hacia sus rostros ancianos, sus uniformes, sus historias de
vida, sus medallas y regresar todo al arcón de los recuerdos.
Para qué pelearon, sigue
siendo la pregunta.
El Chaco o la Región
Occidental constituye el 61% del territorio paraguayo y tiene una
densidad poblacional de 0.4 habitantes por kilómetro cuadrado.
Allí se viene repitiendo
en la propiedad de la tierra el esquema latifundiario de la Región
Oriental en un país en el que existen 300 mil campesinos sin tierra.
Es el lugar donde
sobreviven los Toba, Maka, Chamacoco, Ayoreo, Guaicurú, Enxet y
Chiriguanos.
Los Ayoreo están siendo
desplazados con el avance a topadora limpia que destruye sus bosques
ancestrales de parte de “colonos” brasileños en Alto Paraguay.
El estado, todos esos que desfilaron ayer, hacen muy poco por detener
esta barbaridad.
En el Chaco también hay
ganadería de alta genética y explotación medieval de los
trabajadores, petróleo y gas en el subsuelo en cuya prospección no
interviene Petropar, la actividad industrial lechera de los menonitas
que siguen sin pagar los mismos impuestos que otros productores.
Todavía no se comenzaron
las obras del acueducto.
Aquí unos cálculos de
Julio Cesar Valiente del M-20 que alientan un camino posible para
corregir tanta injusticia:
“El 90 % de la
superficie del Chaco Paraguayo pertenece a aproximadamente 2 % de la
población total del Chaco. Con excepción de los menonitas, la gran
mayoría de ese 2 % vive en Asunción, Brasil, Uruguay, Corea y
Alemania.
Esta gente paga en
promedio una tasa impositiva de 0,12 centavos de USD por hectárea
anual, por sus tierras en el Chaco. Si se pagara 1 USD por hectárea,
por año, que es nada comparado con los países vecinos (en
Uruguay se paga un impuesto a la concentración de inmuebles rurales
-ICIR, de entre 12 a 16 USD por hectárea), se podría recaudar 20
millones de USD/año, por los aproximadamente 20 millones de
hectáreas que están en manos de esta gente.
Aplicando las tasas
uruguayas a estos 20 millones de hectáreas de ricos paraguayos
presentes y ricos extranjeros ausentes, se podría recaudar entre 200
y 250 millones de USD por año, cifra que se acerca a la compensación
por energía vendida a Brasil”.
Apenas algunos datos para
mover a la reflexión en estos formales festejos de la Paz del Chaco.
Para buscar darle sentido a tanta pompa y circunstancia, para que no
sea apenas una gala más del conservadurismo atávico, para que
tengan sentido tantas vidas sembradas en suelo chaqueño.
Jorge Zárate
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