5 de diciembre de 2012

Fundación Rajatabla: Lección de teatro en Paraguay

Causalidades: un cronista de América XXI asistió a una obra que, por sus actores, condensa buena parte de la historia de la dramaturgia latinoamericana. En el festival paraguayo, una historia cruzada entre directores y compañías que atraviesan, viven y cuentan los dramas del continente.


La fragilidad de lo humano se prueba en los extremos, con pena, cuando todo se rompe. Y esto es así porque los vínculos tienen tanto de bueno como de tóxico, de impulsos como de frenos, en la ley binaria del universo, las máscaras de la tragedia y la comedia. En el teatro de la vida se juega todo.
Esto desnuda O.K., una de las grandes obras del conocido escritor y dramaturgo venezolano Isaac Chocrón, quien murió el año pasado. Por eso ha sido un doble homenaje esta presentación de la también mítica Fundación Rajatabla de Venezuela en el marco del Festival Internacional de Teatro de Asunción (Fita).
 Con una puesta minimalista, la obra surge de una adaptación de una serie de lecturas de la dramaturgia de Chocrón que se organizara para una cátedra universitaria en los años 1960. “Desde las lecturas pasamos a hacer una primera puesta y después a ensayar esta que estrenamos aquí”, cuenta Tatiana Mabo, adaptadora y actriz de la obra.
 Interesante acercarse a un maestro de la dramaturgia continental en este despliegue coreográfico y escénico que protagonizan Mabo (Mina), Eliana Therán (Angela) y Jean Franco De Marchi (Franco) bajo la coordinación de producción de Gerardo Luongo.
Mina es costurera y Franco un marginal, que apenas sobrellevan sus vidas en la pobreza, sobre la azotea de un edificio en una hiper ruidosa metrópoli que es Caracas, que es Asunción.
 Les quedan la ilusión del romance, los buenos recuerdos, el amor físico para desandar el tiempo. 
Hasta que un día Angela, una viuda rica, llama, viene a la casa y pide un vestido para dejar el luto.
La irrupción del dinero modifica cosas profundas y es fascinante presenciar cómo se actúa esa metamorfosis con técnicas teatrales que abrazan el clown, el absurdo, la comedia bufa y la ópera hasta el fantástico cuadro final, de plástica perenne, que corona todo el desarrollo.
Que apenas somos vida y para honrarla hace falta coraje, es la lección que dejan el brillante dramaturgo y los maravillosos actores, esta escuela de 41 años del mejor teatro latinoamericano que tuvimos la suerte de ver en el estreno de "Okey" en Asunción.

Desde Asunción, Jorge Zárate
 

Isaac Chocrón
 
Reivindicado como uno de los grandes referentes del teatro venezolano, nació en una familia sefardita en Maracay, en 1930. Estudió Literatura Comparada en la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos, y se definía a sí mismo como “zurdo, judío, homosexual y escritor”. Fundó la Compañía Nacional de Teatro, dirigió el Teatro Teresa Carreño y fue cofundador de El Nuevo Grupo, compañía venezolana de referencia. Escritor, dramaturgo y ensayista, es autor de una veintena de obras de teatro entre las que se cuentan O.K., la obra presentada en Paraguay (1969), La revolución (1971) Simón (1983) y de novelas como Pájaro de mar por tierra y Toda una dama. Murió en Caracas en 2011.



El teatro de denuncia. 
Hay infinitas historias cruzadas en nuestro continente. Algunas trascendentes, como la del argentino-venezolano Carlos Giménez, el creador del grupo Rajatabla (1971) y también del célebre Festival Internacional de Teatro de Caracas, que todavía está a tiempo de retomar su brillo. Rosarino de nacimiento y cordobés por adopción, Giménez, que murió en 1993, llegó a Venezuela rumbo a Europa como perseguido político. Allí se quedó y contó en su dramaturgia su preocupación por los mecanismos del poder, la corrupción, la manipulación. Encontró en su grupo de teatro la manera de plasmar una visión pionera, que recorrió América Latina y especialmente Argentina en la primavera democrática. No es casualidad que su gente esté en Paraguay para este festival, ni que Córdoba haya honrado a la sala principal del Teatro Real con su nombre, el nombre de un teatrero que supo dosificar estética y política sin renunciar a ninguna, y que dejó obras como Señor Presidente, la compañía Rajatabla y el festival caraqueño.

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