Objetos extraños en esa Costanera bajo la garúa, cabinas amarillas para los teléfonos públicos asoman como parte de los preparativos para el encuentro del Papa con la juventud. “Estamos instalando unos 35 aquí y en el microcentro”, cuenta Gilberto Pérez mientras prueba uno de los aparatos. “Oiko ite”, dice y levanta el pulgar a sus compañeros que hacen otro tanto desde otra de ese extraño cuerpo de columnas luminosas inclinadas que ahora parecen tener orejas.
Todos los aprontes avanzan a pesar del mal tiempo que parece se mantendrá hasta el domingo próximo de acuerdo a los pronósticos.
Un viaje a través de esos fondos grises en la avenida que permanecerá cerrada en los días de la visita sirve de atajo hacia el Bañado Norte. Allí, Francisca Ramírez, con sus 87 años, asegura que en la Parroquia San Juan del Bañado Norte, las cosas estarán de parabienes a pesar del mal tiempo.
“Es un milagro que este señor esté entre nosotros”. Dice parada frente a la capilla en la que el Papa rezará por los humildes habitantes del lugar. “Le diría que confío en él, que necesitamos su fuerza porque ahora estamos muy mal, no estamos yendo muy mal, hay mucha necesidad, dice la mujer de mirada profunda, de alegría genuina.
La gente sabe mucho de que “al mal tiempo buena cara”, en esta parte de la ciudad que ni siquiera figura en los mapas.
Un poco más allá, en el estadio León Condou, también hay trabajo febril para la instalación de las tarimas, la escenografía y la iluminación especial que se prevé para el encuentro del pontífice con la sociedad civil.
Heriberto Sánchez y Víctor Bobadilla trabajan en el ajuste de las cosas. “Vamos a estar hasta el sábado, pero venimos bien, tenemos mucha experiencia en montajes de este tipo en todos los grandes teatros del país, así que por ese lado es rutina”, dice Víctor. Telones especiales y vigas con artefactos de iluminación se están ajustando en tierra para luego ser izadas hacia el techo buscando su lugar final para un evento que se estima más que importante dentro del marco de la gira papal.
Ya en Ñu Guasu, sorteados los controles militares, se llega hasta el escenario de la que será la misa principal. Ana María Insaurralde está escribiendo nombres en los coquitos del retablo montado por la incansable troupe de Koki Ruiz. “Es todo un tema, tenemos que hacerlo con trazo fino para que se pueda leer”, dice la mujer mientras se termina de montar el impresionante decorado hecho con semillas, mazorcas, frutos de mbokajá, andai y zapallos.
Ténicos de la telefónica Tigo evalúan en terreno la marcha de la instalación de 60 celdas de comunicación para cubrir las 50 hectáreas de terreno. “Las pantallas también van a tener celdas”, dice Jaime Saavedra de Soporte de RF.
A lo lejos los camiones y máquinas pintadas con el naranja tradicional del Ministerio de Obras Públicas hacen lo suyo. También técnicos de la Empresa de Servicios Sanitarios (Essap) los que se encargan de los baños y un pelotón de soldados de la Fuerza Aérea está formando en un hangar vecino. Una extraña rutina en un lugar generalmente ocupado por pocas personas que en pocos días más recibirá a más de un millón se prepara bajo el telón pertinaz de la llovizna.
Donan alimentos
Desde sus asentamientos de Caaguazú, San Pedro y Canindeyú, la Federación Nacional Campesina (FNC) recolectó 30 mil kilos de alimentos como maíz, porotos, calabaza, piña, banana, mandioca, mamón y hortalizas, que ayer entregó a familias asuncenas afectadas por las últimas crecidas del río Paraguay entre ellas comunidades que serán visitadas por Francisco. Las beneficiadas fueron familias del Bañado Norte y Bañado Sur, incluidas familias indígenas ava guaraní de la comunidad de Cerro Poty, al pie del cerro Lambaré. La (FNC) cumplió ayer 24 años de existencia, desde que fuera fundada en 1991. De acuerdo a cálculos de la organización ya conquistó alrededor de 200 mil hectáreas para las familias campesinas del país.
Pedido de Koki Ruiz
“Que el Papa firme un coco”
“Si, es único”, dice el plástico Koki Ruiz con el suspiro propio del que carga cansancio. “Estoy durmiendo pocas horas, pero es más por la ansiedad de estar en los detalles”, dice perdiendo la mirada en la llovizna que lentamente borra el horizonte.
Recuerda entonces el trabajo realizado durante estos dos meses y medio que lleva de proceso y que está a punto de concretarse.
“Todo esto va a hacer lucir un cristo de 400 años que se va a traer de San Ignacio”, recordó, explicando cómo se completa el centro de esa escena hoy magnífica, pero a la que le restan esos toques finales que la completarán. “Quizá es la parte más dificil”, confiesa.
“¿Qué dice el pronostico?”, pregunta Koki y la respuesta no es la mejor: Lluvia. Quizá ocurra el milagro del sol, todo es posible, es cuestión de pedir dijo alguna vez el propio Francisco. Piensa un rato el artista cuando se le pregunta qué fue lo que más disfruto de todo este proceso.
“Que la gente participe, haber hecho un taller abierto, que muchos se sientan parte de esta obra”, responde. Es más claro todo, cuando hace conocer qué le pediría al Papa.
“¡Que firme uno de los cocos!”, dice esperanzado.
Cocido para invitar
“Necesitamos una colaboración para poder brindar un cocido o un café caliente ese día”, dijo el padre Irineo Valdez recordando que tienen estimado que unas 10 mil personas del bañado Norte y aledaños se acerquen hasta la Parroquia San Juan cuando el Papa los visite. Yerba, café, leche, galletas y azúcar ayudarían a que la gente pueda hacer frente a la que se prevé será una fría mañana.
Allí el pontífice rezará en la humilde capilla que hace 17 años levantaron los vecinos del barrio que surgió con tierras ganadas a los bajos del río Paraguay. Hoy mismo sufren la inundación unas 400 personas que necesitan alimentos, abrigos, chapas y materiales de construcción varios.
“Aquí tendremos un rezo por Paraguay, Haití y Colombia, con una ofrenda de tres ramas de olivo que simbolizan la paz que deseamos para estos tres países, también hablarán dos mujeres de los bañados y un par de niños del programa Scholas que ya está en Argentina y dónde se eligió a Paraguay como el segundo para hacer las pruebas piloto”, recordó.
“En la inundación pasada estuvimos trabajando con la gente y pudimos mantener 22 albergues porque vale recordar que aquí son 6 barrios los que quedan a merced de la creciente del río Paraguay”, dijo Marta Melgarejo, de la comunidad. Para colaborar se pueden comunicar con el 0981-853648.
Jorge Zárate
jdzarate@gmail.com
Fotos de Pánfilo Leguizamón
jdzarate@gmail.com
Fotos de Pánfilo Leguizamón
No hay comentarios:
Publicar un comentario