16 de agosto de 2015

Música en Emboscada, una herramienta para la libertad

 Los integrantes del taller de música y luthería del Penal de Emboscada encontraron una ventana hacia la superación. Fotos de Alejandro Fretes, publicado en La Nación
Cada vez más gente se quiere sumar también a los talleres de lutheria, para construir instrumentos, en un aprendizaje que ayuda a entender que es posible la reinserción social.
La música hacía que los barrotes se doblaran”, dice exagerando Jordán Aguilar, hoy ya en libertad, pero que gracias al Taller de Música de Sonidos de la Tierra, descubrió un camino que sueña “se pueda replicar en todas las penitenciarías del país”.
El proyecto impulsado por Luis Szarán, provocó importantes beneficios para las vidas de los internos que participan del mismo en el Penal de Emboscada y en la Cárcel del Buen Pastor.
Para Nelson Barrios significó un cambio en su vida. “Para mí fue encontrarme con la música que es algo que me gustó siempre pero que nunca pude desarrollar, también me ayudó a despejar la mente, a poder sentir positivo y ahora que gracias a Dios estoy en libertad quiero llevar el taller a Carmelo Peralta para enseñarles a los chicos”, cuenta después de tocar en el escenario “Iñapytimby”, un tema de su autoría.
Los muchachos siguen cumpliendo con la actuación, con un programa en el que se ejecutaron “Tu decisión” de Jorge Glits, “Sueños de libertad” de Jordan Aguilar, “El crack” de Manuel Ojeda, además de una selección de polcas y baladas ejecutadas con un ensamble de guitarras y voces.
El maestro Luis Szarán está satisfecho con los logros del programa. “Se lo pudo hacer, estoy muy contento porque el Ministerio de Justicia lo apoya, está pendiente de lo que se necesita. También quiero agradecer a Lucha Abatte de Tierranuestra por ocuparse de todos los detalles”, comentó.
El arte en las prisiones es un oasis, lo sabe cualquiera que haya asistido a expresiones, en estos marcos. Aún para los que no tienen buena conducta y miran detrás de los barrotes, apiñados en las pequeñas ventanas que dan al patio. La mayoría de los 982 presos de Emboscada tienen entre 18 y 35 años, y a su vez, el grupo etáreo más grande es el que tiene entre 25 y 35, gente joven que puede volver a empezar.
Sería bueno que el Poder Judicial les preste más atención, sólo 133 de todos tienen condena”, pide el director de la cárcel, Christian González. También cuenta que se necesitan colchones y que la situación de la alimentación es satisfactoria.
Habla ahora Victor Samudio, que aprendió a hacer guitarras, que está hace un año preso y que reza “todos los días para poder salir y enseñar a la gente que se puede tener un oficio”. Cada vez más se suman a los talleres de lutheria, para construir instrumentos, en un aprendizaje que ayuda a entender que es posible la reinserción social.

Llegar a todas las cárceles”
Hacer guitarras, un oficio que puede ayudar a los internos una vez que cumplen sus condenas.
Tenes mucho tiempo, así que es fundamental una actividad como esta en un lugar así”, cuenta Jordán Aguilar. “Caí porque me agarraron con 200 gramos de marihuana. Estuve 8 meses y desde hace 8 meses que estoy libre”, cuenta el músico que es también asistente de escenario y que trabajó con importantes grupos de la escena nacional como Paiko y Kachiporros. “Esta viola me la vendió el guitarrista de los Paiko”, cuenta mostrando una acústica americana. “La verdad que fue dificil al principio porque también hay mucha porquería en una prisión, es impresionante la envidia que hay, había gente que apostaba al fracaso de este taller, pero por suerte hoy veo a algunos que nos tiraban mala onda participando”, cuenta. “Eramos 11 locos, ahora son más de 25, es un éxito, y cada vez que puedo vengo a ayudar a dar una mano, me encantaría que se pudiera llevar el programa a todas las prisiones del país”, contó.

Ya va a amanecer”
Me acuerdo de infancia en Yuty, Caazapá, la pasamos duro, éramos 8 hermanos y muchas veces nos pasábamos más de una semana a mandioca y choclo”, contó Luis Szarán en un emotivo recordatorio de un lema que lo guío toda la vida, de una máxima que les sembrara su madre. “Ya va a amanecer, nos decía, ya vendría un día nuevo, un tiempo mejor, me parece que la música los puede ayudar a hacer pasar el tiempo, a elevar el espíritu, a estar mejor”, expuso. Contó: “Tengo amigos millonarios que cayeron en depresiones profundas en las que no los ayudan el dinero, ni los autos 0 kilómetros”. Destacó que en el grupo de internos de Emboscada “hay muchos creadores, poetas, compositores, que tienen que seguir empeñándose y estudiando, pero la gente queda sorprendida cuando les hacemos escuchar lo que grabámos y cuando salga el CD seguro que van a ser famosos y van a salir en la televisión, la radio y los diarios”, señaló.
Jorge Zárate

Dignificación
El proyecto “Música en Penitenciarías para la Reinserción Social” desde el año 2014 lleva la educación musical, el estudio de instrumentos y la práctica de coro a las cárceles de Emboscada y Buen Pastor “propiciando el desarrollo humano para la transformación social. Se busca a través del arte, generar un espacio de dignificación y valoración personal de los internos hacia la reinserción”, explicó el Ministerio de Justicia (MJ). Agregó que “los valores que lleva asociados como disciplina la música, el redescubrimiento de la belleza interior, el desarrollo de la capacidad de meditar, el contacto con las otras personas, con metas comunes, entre otros ayudan al crecimiento personal como se ha podido comprobar en otros proyectos desarrollados por Sonidos de la Tierra y Tierranuestra en todo el territorio nacional”, se apuntó.

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