Profesionalidad, don de gente, empatía, estilo, risas compartidas la destacaron en vida. Colegas, amigos y familiares la recordarán siempre con cariño.
María Isabel Najle de Alé decían sus documentos, pero era, para todos, Marycruz, a secas.
Una dura enfermedad contra la que peleó hasta el final se la llevó el lunes pasado 27/11.
Solía cruzar la redacción reiteradamente, hacia todos sus puntos cardinales, cambiando charla con los colegas sobre el tema de actualidad del momento, sobre el partido de fútbol que juntaba espectadores en el televisor, la preocupación compartida por alguna crisis de salud o de economía, que nos suelen afectar.
Era una gran compañera y tenía un gigantesco oficio construido en el trabajo.
“Hay una mirada femenina en prensa, somos muy parecidos hombres y mujeres, pero hay un toque femenino, quizá porque hay historias que nos llegan más. Pero hoy en día ya no hay una palabra exclusiva de mujer, sino que vamos permeando todos los ámbitos, de hecho, antes no había mujeres periodistas deportivas, por ejemplo”, comentó en una entrevista en el programa Expresso del canal GEN.
Buena parte de ello puede apreciarse en su biografía del año 2009 de Alejandro Cubilla que se lee con fruición. O la de “Lorenzo Alvarez, alma y violín” del mismo año donde es claro un estilo de plena sensibilidad.
En la introducción a la vida de Cubilla comienza describiendo la sala en la que conversan con el hombre que revisita su vida:
“Allí hay fotografías de momentos maravillosos. Hay premios ganados a fuerza de talento en Paraguay y en el extranjero. Allí están tan frescos como en su memoria.
Miramos entre todas, a la Orden Nacional al Mérito, la condecoración que el Estado Paraguayo le entregó hace meses, en diciembre del 2009, como agradecimiento y reconocimiento a su vida entera dedicada a engrandecer a la música popular.
"No te olvides de poner en tu libro que me siento muy orgulloso de eso, no por mí solamente, sino porque al recibir este reconocimiento, lo hago como el hijo de un chacariteño que fue lustrabotas".
Parado en medio de esa sala-estudio, don Alejandro me pide que anote lo que va a decirme ahora: "Creo que papá, que fue un hombre y un músico honesto de verdad, estará sonriendo ahora en el cielo porque no le defraudé nunca en la vida"
"En mi vida -dice levantando las manos y mostrándome las palmas abiertas- "con éstas manos nunca he robado, ni he matado. Sólo las ensucié lustrando zapatos, dignamente"
Y las manos siguen volando en el aire, ayudándole a su dueño a dibujar palabras que lanzan al aire: "Nunca pedí nada a nadie ni me vendí"…
…Don Alejandro Cubilla, un hombre que está ligado a la música paraguaya, tan fuertemente como las orquídeas florecidas al árbol de su casa, hoy me mira sin verme, pero "adivina" con sus ojos cerrados, que vamos a emprender un viaje por el ancho mar de su memoria.
Vamos a recorrer su vida, tal vez sin el orden estricto de fechas y horarios, pero con la claridad que le susurran a su oído fino de músico, los recuerdos que guarda y que ahora vamos a conocer”.
Marycruz nació en General Cabrera, provincia de Cordoba, Argentina y llegó a Paraguay en los ´80 para desplegar una vida en el periodismo local.
Fue secretaria de redacción del diario Hoy, trabajo en Radio FM FEM. Fue editora de la Revista “Jazmín” del Despacho de la primera dama y de la Revista del Diario Noticias donde también fue miembro del Consejo de Editores. También trabajo en Radio Uno y en el seminario político “Cambio XXI”.
Pero también fue escritora y obtuvo varios premios y menciones por cuentos como “El vuelo” y “El Vals” ambos del reconocido concurso del Club Centenario.
Participó de “Cuentos a 12 manos”, una compilación en la que Milia Gayoso Manzur reunió a diversos escritores que en ese 2010 coincidían en La Nación.
Pero fue “El olor del mundo”, su libro de cuentos de 2018 la que le permitió mostrar al mundo su fina literatura, su profunda exploración en el dolor, en los vaivenes que hacen la humanidad.
Dijo en entrevista en el programa televisivo “Un mundo alucinante” con Carlos Martini: “La vida y a muerte están ligadas son parte de lo mismo y cuando uno escribe ficción uno busca respuestas, también puede ser un ejercicio entretenido depende de los que necesites, escribir te ayuda, es como ir al psicólogo”.A propósito de “La espera (La vida sin Lucrecia)”, comentará: “La espera es un ejercicio humano, nos cuesta mucho porque tiene dolor, alegría, tristeza. Durante la espera, cada personaje, y nosotros mismos aguarda un desenlace, tenemos la obligación de enfrentarnos a nuestros temores y miedos más profundos y reflexionar sobre el tema. Quienes hemos perdido a seres queridos, sabemos que la angustia de la espera es terrible. Es como un ejercicio que te prepara para ese desenlace. En estos tiempos que corremos todos tan rápido que no queremos esperar ni para cruzar la calle es un ejercicio que nos puede ayudar a comprender muchas de las cosas que guardamos en el corazón y no somos capaces de expresar. Es como estar en la antesala sabiendo que algo va a pasar y en lugar de ese tiempo convertirse en algo de angustia suprema, buscar dentro de nosotros la respuesta que nos debemos, cómo voy a vivir después, es como un ejercicio para seguir viviendo”.
Fue editora de alma, podía diseñar una publicación que después se esforzaba en concretar con inteligencia y persuasión. Los trabajadores de prensa no tienen el mejor de los caracteres, debe decirse y llevar el barco a buen puerto requiere habilidad en el timón.
Para poder llegar al papel, hay una serie de elementos técnicos que comienzan en la idea, pero que a la hora de la concreción requieren de cierta dosis de convicción y mística que Marycruz sabía transmitir.
Lo sienten hoy sus compañeros de Nacion Media que la despiden con dolor y admiración.
Gracias maestra, misión cumplida.
Click aquí para leer el homenaje en La Nación
Jorge Zárate
Links
https://youtu.be/swPE5wk-5Hs?si=ppS9vKP6qLSX88V6
https://www.hoy.com.py/especiales/la-busqueda-de-belleza-que-puede-matar
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