28 de junio de 2009

Montanaro, el regreso del Paraguay que nadie quiere



Por Jorge Zárate


Sabino Augusto Montanaro, ex ministro del Interior de Stroessner, el rostro de la desaparición de personas y la tortura en el Paraguay, regresó entre gallos y medianoche en la madrugada del 1 de mayo desde Honduras. Enfermo, reclamando piedad, la presencia de este cruel ejecutor interpela a la sociedad paraguaya para remover los últimos resquicios del estronismo que sobrevive en la oligarquía, en el estado, en la conducta pública.

Cuando se cierra esta nota, los defensores de Sabino Augusto Montanaro, están pidiendo que se lo traslade desde el Hospital de Policía Rigoberto Caballero donde quedó recluido para realizarle estudios que pidieron los médicos forenses. Una oportunidad que no tuvieron sus víctimas.
Montanaro fue, desde 1966 en que asume como ministro del Interior, la mano derecha de Stroessner en la desaparición ilegal de personas, en la tortura, en la muerte, en la violencia de un régimen que no se termina de ir a pesar de que pasaron 20 años desde el golpe palaciego que tumbó al tirano.
En la madrugada del 1 de mayo apareció en el Aeropuesto Silvio Petirossi e hizo declaraciones a un canal de televisión que lo esperaba y dio la información como primicia. Al conocerse la noticia, unos 1.000 manifestantes se reunieron frente al Nosocomio privado donde repudiaron su presencia.
A medida que el número de manifestantes aumentaba, corrió la noticia de que un juez ordenó la transferencia de Montanaro al Hospital de Policía, por lo que la multitud fue hacia la salida de las ambulancias. La Policía se dispuso a proteger la ambulancia que llevaba a Montanaro así que cuando se abrieron las puertas, desató la represión contra la gente.
Con piedras los manifestantes destruyeron algunos vidrios de la ambulancia, mientras las balas de goma de la policía herían a la gente, teñían de sangre la jornada. Cruel paradoja, que pinta el estado de cosas en el país: El torturador protegido, las víctimas y sus familiares, ensangrentados, golpeados como ayer.
La bronca se resume en la frase de Rolando Goiburu, hijo de Agustín Goiburú, desaparecido durante la dictadura: "Nosotros, los familiares de las víctimas, vamos a montar una vigilancia especial para que este criminal no tenga privilegios ni lugar donde esconderse, o argumentar que está loco para evitar la justicia".
La cuestión también se revela en la poca demanda judicial que tiene el personaje. El juez Arnaldo Fleitas lleva cuatro causas contra Montanaro: dos por torturas a Celestina Pérez de Almada y Aníbal Miranda y dos por los crímenes de Agustín Goiburú y de los hermanos Rodolfo y Benjamín Ramírez Villalba. Un quinto proceso, por el asesinato de Mario Schaerer Prono, está en manos del juez Andrés Casati.
A tal nivel llega la desidia, que recién en este momento el Poder Judicial realiza un inventario de las causas que tiene en contra este personaje por los delitos de secuestro, privación ilegítima de libertad, abuso de autoridad, homicidios múltiples, desapariciones, torturas y exilios.
Entre los represores condenados, los periodistas que cubren el PJ, recuerdan que Aniceto Martínez purga 25 años de condena y hace unos días se dispuso el traslado del represor Francisco Ortíz Téllez, que tiene una condena a 10 años de prisión en primera instancia, al Penal de Tacumbú y que sin embargo las leyes por las que fue condenado le permitirán reclamar medidas alternativas a la prisión.
Dos casos presentes en la memoria, mientras la Comisión de Verdad y Justicia (CVJ) estimó en 2.800 los miembros del equipo represor.

Enfermo de impunidad
Luis Troche, abogado de Montanaro, se escudó en que "de acuerdo a la ley paraguaya, él es demasiado viejo para ir a la cárcel". Aducen que a sus 86 años, está senil y padece Parkinson.
De “confusional” calificaron el estado del paciente los médicos José Nicolás Lezcano y Pablo Lemir, forenses del Poder Judicial y del Ministerio Público, respectivamente. Pidieron que se le practiquen diferentes estudios, entre ellos electroencefalograma, tomografía axial computarizada de cráneo y resonancia magnética nuclear de cráneo, para determinar si el referido cuadro es temporal o permanente.
Lo único que sabemos es que Montanaro está enfermo de impunidad.
“¡Tuerca, tuerca, tuerca!”, era su grito más famoso. Una orden impiadosa de acrecentar las torturas, de llevar el daño físico a los extremos contra los opositores a la tiranía de Stroessner.
Hombre clave del régimen, su ejecutor más contumaz: Estos fueron los procedimientos de tortura descriptos por la Comisión de Verdad y Justicia (CVJ): “Las torturas más frecuentes fueron los golpes con y sin instrumentos (61% y 68% respectivamente) y las relacionadas con situaciones denigrantes en la detención como la insuficiente alimentación (48%), incomunicación (47%) y condiciones insalubres (45%). Casi la mitad de las víctimas fueron amenazadas de muerte (48%), lo que reitera la política de Estado de generar terror y zozobra en la población civil, sin el menor respeto por sus derechos ni su integridad física o psicológica.
Como si fuera poco, ciertas técnicas de tortura de enorme intensidad en cuanto al dolor o sufrimiento, físico y psicológico, afectaron a uno de cada cuatro detenidos, como la utilización de electricidad o picana eléctrica (19,4%), la pileta (24,4%), colgamiento o posiciones extremas (24,5%), presenciar torturas de terceros (29,8%)”.

Para un final
Se cree que si llegara a restablecer su salud, el “Chanchito” , tal el apodo que se le popularizó, nada dirá sobre los bienes malhabidos, un punto esencial.
Las víctimas reclamaron recientemente al presidente Lugo que cree una Comisión Nacional para recuperar los 5 mil millones de dólares que se estima fueron sustraídos del erario público durante la dictadura stronista.
Martín Almada, Premio Nobel Alternativo, descubridor de los Archivos del Terror que probaron la existencia del Plan Condor, recordó que “no solo se detuvo y torturó a quienes eran considerados opositores al régimen, sino que además se llevó a cabo un saqueo sistemático de los bienes de las víctimas”. Almada cree ver en esta venida de Montanaro una suerte de preparatoria para el regreso de Gustavo Stroessner, el hijo del tirano que reside en Brasilia: "Gustavo está blanqueado por la justicia en primera instancia, en segunda instancia, en tercera instancia. Esto es un plan para traerlo a Gustavo Stroessner", reiteró Almada.
Más allá de las especulaciones se cree que Montanaro tampoco dirá dónde fueron arrojados las víctimas de vuelos de la muerte, los desaparecidos, quiénes fueron algunos de los 2.800 individuos que estimó la CVJ fueron sus colaboradores.
Lo cierto es que aunque no llegue a estar físicamente preso, así se sentirá y morirá como tal, aunque sea en un Hospital con todos los cuidados.
Está preso de la conciencia popular, porque su presencia pone en aprietos a sus cómplices de ayer y de hoy, porque las verdades ya no se podrán ocultar.
Porque más allá de que la justicia actúe en consecuencia, el pueblo condenó a los de su estirpe a perpetuidad.

Muertos y desaparecidos
La Comisión de Verdad y Justicia en su informe final entregado en agosto de 2008 estableció en 20.090 las víctimas totales directas de violaciones de derechos humanos entre 1954 y 1989, los años del terror de la tiranía stronista.
De ellas 19.862 personas que fueron detenidas en forma arbitraria o ilegal; 18.772 que fueron torturadas; 59 ejecutadas extrajudicialmente; 336 desaparecidas y 3.470 exiliadas. Si bien se advierte que una persona pudo sufrir más de una violación y se debe tener en cuenta en estas cifra existe un enorme sub-registro de exilio y de otras formas de violencia, como las violaciones de derechos contra mujeres y niñas y la violación sexual, los números no dejan de ser graves. Paraguay tiene poco más de 6 millones de habitantes.
La CVJ estima que los familiares afectados que son víctimas indirectas fueron 107.987 personas entre familiares y allegados.
Los cálculos de víctimas comparados con la población total del Paraguay que en promedio fue de 2.500.000 –1.300.000 en 1950 y 4.100.000 en 1992– y con la población adulta del país, que fue en
promedio 1.250.000, arrojan los siguientes resultados: se detuvo en forma arbitraria o ilegal al 0,79% de la población total, una de cada 126 personas, una de cada 63 adultos. Se torturó al 0,75% de la población total, a una de cada 133 personas, una de cada 67 adultos.
Se ejecutó en forma extrajudicial o se hizo desaparecer a una de cada 6.345 personas. Se envió al exilio a 1,4 por mil de la población, una de cada 721 personas. En síntesis, se violó en alguno de sus derechos
humanos o fundamentales al 0,80% de la población, a una de cada 124 personas.
La Comisión formuló diez denuncias entre mayo del 2006 y marzo del 2008, que en su gran mayoría se encuentran en la etapa investigativa y sus abogados luchan por declarar imprescriptibles a los delitos alli presentados por ser crímenes de lesa humanidad “y de esa manera evitar la impunidad de los perpetradores reconocidos como criminales por los principios generales del derecho internacional”.

Financistas
Los Archivos del Terror no solo probaron el Operativo Cóndor, también la complicidad de los capitalistas paraguayos con los objetivos de la dictadura. Un documento esencial está publicado en las páginas 272/273 del libro “Es mi informe. Los archivos secretos de la Policía de Stroessner”, que escribieron Alfredo Boccia Paz, Myrian Angélica González y Rosa Palau Aguilar. La Confederación Anticomunista Latinoamericana (CAL) estaba adherida a la Liga Mundial Anticomunista (WACL, su sigla en inglés). La delegación paraguaya era presidida por Antonio Campos Alum, otro represor inconteible, y tenía como presidente de su comisión de prensa al actual senador colorado Martín Chiola (Asociación Nacional Republicana (ANR), nombre legal del Partido Colorado). El documento consigna los “Aportes comprometidos para el XII congreso de la WACL, durante el encuentro sostenido con empresarios paraguayos el día 8 de marzo de 1979 en el Instituto Nacional de Tecnología y Normalización (INTN) a las 20.30” y enumera aportes desde 100 mil hasta 1, 5 millones de guaraníes de la época de Nicolás Bo, Pilar SA (Alberzonni), Unión Industrial del Paraguay (UIP), Molinos Harineros, Grupo Consultor Alto Paraná, APAL, REPSA, Alberto Antebi, Bosch, CAPSA, Aldo Zucolillo, Martel, Pepsi Cola, Hoeckle, Cervecería Paraguaya, Diesa, Coca Cola, Cornelius Walde, Bittar Hermanos, Madimpa, IBR y Juan Manuel Frutos, para totalizar 18,5 millones de guaraníes de la época, más de un millón de dólares de aportes según los memoriosos.

¿Operativo?

No faltaron las voces que indicaron que el regreso de Montanaro formó parte de un operativo para tapar el escándalo suscitado por las demandas para reconocer paternidad que sufrió el presidente Fernando Lugo en abril pasado. Sin embargo el gobierno protestó ante su par de Honduras porque el ex hombre fuerte de la dictadura llegó al país con un pasaporte vencido del año 1991. "Yo no quiero comprometer a un Gobierno amigo como el hondureño, pero de que obviamente el señor Montanaro tenía amistades poderosas en ese país es real. Fue llevado en el avión con un pasaporte vencido, sin salvoconducto, sin comunicar al Gobierno paraguayo, y llegó aquí de sorpresa", dijo el Canciller, Héctor Lacognata.
Paraguay había pedido por exhorto la extradición de Montanaro por el caso de la desaparición y muerte de Agustín Goiburú gestiones que no tuvieron ninguna respuesta de las autoridades de Honduras. Estaba allí desde el 10 de marzo de 1989.

Excomulgado y Pastor
La Iglesia que fue bastión de resistencia durante la tiranía de Stroessner, excomulgó a Montanaro en un par de ocasiones. En 1969, lo hizo el arzobispo de Asunción, Aníbal Mena Porta, como consecuencia de la expulsión del país del sacerdote jesuita Francisco de Paula Oliva. En 1971, monseñor Ismael Rolón, reiteró la sanción tras las torturas que recibiera Uberfil Monzón, un sacerdote uruguayo. Además monseñor Andrés Rubio, autoridad eclesiástica del país hermano y el padre Lelis Rodríguez fueron maltratados en el aeropuerto Silvio Pettirossi.cuando vinieron al rescate de Monzón.
Cosas de la vida, el torturado Montanaro se transformó en Pastor evangelista en Honduras, desde donde regresó en estos días.

¿Quién es?

"Fue ministro de Justicia y Trabajo de 1963 a 1967. Ese año reemplazó a Edgar L. Insfrán en el Ministerio del Interior hasta el fin del gobierno de Strossner. Desde allí se convirtió en uno de los hombres fuertes de la represión policial. Tenía, además, una gran influencia política. Fue parlamentario y vicepresidente primero de la Junta de Gobierno de la ANR. Era uno de los líderes de la "militancia stronista" que llegó al poder partidario en la convención del 1 de agosto de 1987. Fue uno de los símbolos de la faceta más atroz del stronismo. Ocurrido el golpe del 3 de febrero de 1989, se asiló en la embajada de Honduras. Este país le concedió asilo político permanente el 1 de junio de 1989. Desde entonces reside en Tegucigalpa, donde se convirtió en predicador evangélico. En Paraguay está procesado por varios delitos económicos contra el Estado y por violación de los derechos humanos" (Alfredo Boccia Paz, "Diccionario Usual del Stronismo", Servi – Libro, Asunción, 2004, p. 136).

Donde están

“Dónde están” del cantautor Alberto Rodas es la canción emblemática en Paraguay cuando se recuerda a los desaparecidos. En ella, el artista logró resumir las demandas que en el continente surgieron tras el reino del horror de las dictaduras asesinas.

Dónde están
(Alberto Rodas)


Aquí el tema y una entrevista
http://lapaginadeaguara.blogspot.com/2007/10/al-desnudo-hay-una-foto-de-alberto-que.html


¿Dónde están preguntan los panfletos,

Dónde están insisten los recuerdos,

Dónde están, cual grillos del camino,

Dónde están, dónde se habrán ido?

¿Dónde están, figuras de estandarte

Dónde están, de aquí y de todas partes,

Dónde están, señales del sendero,

Dónde están, aquellos compañeros?

Están allí, donde ya no podrán morir,

Están sembrados en la tierra

Y ya sus huesos son estrellas,

Porque en la noche hacen latir,

La luz del pueblo.

¿Dónde están, reclaman las palomas,

Dónde están, exigen las auroras,

Dónde están, con sus pechos erguidos,

Dónde están, los desaparecidos?

14 de junio de 2009

Lugo en el ojo de la tormenta



Demandas por paternidad, confrontación con los soyeros y el regreso de Montanaro



Por Jorge Zárate, para America XXI (www.americaxxi.com.ve)

Conflictos: tras los escándalos por las demandas de paternidad –aprovechadas por la oposición– y las amenazas de confrontación de los soyeros, Lugo pelea por darle estabilidad y rumbo a su gobierno. En este marco, los campesinos reclaman la reforma agraria y anuncian que harán nuevas ocupaciones de tierras. El 1º de mayo, luego de 20 años asilado en Honduras, regresó al país el represor Sabino Montanaro, uno de los principales rostros de la desaparición de personas y las torturas del stronismo. En este escenario, el Presidente hará una gira por Honduras, donde hablará ante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), y viajará a El Salvador a la asunción de Mauricio Funes.

“Pueden acusarme de lento pero no de corrupto”, dijo Fernando Lugo en relación al escándalo público que se desató por los episodios de paternidad. En días pasados reconoció como su hijo al niño de Viviana Carrillo, Guillermo Armindo de 2 años. Se someterá a una prueba de ADN para ver si el hijo de Benigna Leguizamón es suyo y Damiana Morán se negó a presentar la demanda en sede judicial señalando que “sus enemigos políticos van a utilizar este tema”.

Aunque hubo ingentes esfuerzos de adversarios políticos y medios de comunicación de tratar de dar con un cuarto e inclusive un quinto caso, la cuestión se detuvo allí. Desde el Gobierno creen que, en general, el pueblo juzgó más importante la inflexión que representa Lugo como figura política que las demandas de paternidad.

Héctor Lacognata como Canciller en un intento por priorizar los reclamos de soberanía energética en las represas de Itaipú y Yacyretá, pero además, por ubicar al Mercosur como centro de la actividad diplomática nacional. Reemplazó así al polémico Alejandro Hamed Franco, un experto en temas de Medio Oriente, cuyo desempeño no convenció al Poder Ejecutivo.

El otro movimiento importante fue el paso del liberal Blas Llano del Ministerio de Justicia y Trabajo a la Cámara de Senadores. Llano es el principal rival en el Partido Liberal Radical Auténtico (Plra) del vicepresidente Federico Franco y retoma su banca para convertirse en espada de Lugo en el difícil Senado donde los colorados tienen sus hombres más avezados. Justicia y Trabajo quedó en manos de Humberto Blasco, perteneciente a la línea interna de Llanos. En otro orden de importancia, el Presidente nombró al liberal Luis Riart al frente del Ministerio de Educación, desplazando al único colorado que tenía entre sus ministros, Horacio Galeano Perrone.

Por otra parte, el 20 de mayo, Lugo destituyó a los comandantes del Ejército, Ingeniería y Armada por haber permitido que dos semanas atrás se realizara un Congreso latinoamericano de jóvenes marxistas en el local del comando de Ingeniería. Los relevos fueron difundidos en la página electrónica del palacio de Gobierno: “La Constitución prohíbe a las fuerzas militares involucrarse en actividades políticas partidarias”. La publicación oficial aclara que los destituidos quedaron a disposición del comando en jefe, sin especificar si recibirán otro destino o pasarán a retiro.

Amenazas de bomba en Asunción

En ese marco, una serie de amenazas de bomba se fueron sucediendo en lugares estratégicos de Asunción, obligando a bomberos y policías a desalojar edificios y cerrar el tráfico.

Hasta el cierre de esta edición, el Ministerio del Interior, a cargo de Rafael Filizzola, no pudo explicar de dónde vinieron estas amenazas. El Ejército Paraguayo del Pueblo (EPP), una célula guerrillera que las fuerzas de seguridad nunca termina de localizar pero se presume, actuarían en la zona Norte del país, teniendo como epicentro al departamento de San Pedro, se auto atribuyó la explosión de una bomba de estruendo que estalló en la sede del Poder Judicial.

La presidente del Partido Colorado (Asociación Nacional Republicana, su nombre en los papeles), Lilian Samaniego apuntó que desde el Gobierno se encubría a los responsables de estas amenazas. “Es infantil”, respondió Lugo.

Por otro lado, el Presidente decretó una reglamentación para el uso de agroquímicos. Los soyeros amenazaron con hacer un tractorazo si no se derogaba la regulación. El Jefe de Estado debe resolver entre la vida de comunidades que son fumigadas y los intereses de los soyeros que publican solicitadas en los diarios llamando a “20 hombres valientes” para defender mil hectáreas de cultivo. Entre tanto, los campesinos sin tierras, cansados de la lentitud burocrática del Instituto de Tierras (Indert), volverán a las ocupaciones.

El regreso de Montanaro

“Estamos a 20 años de la caída de la tiranía stronista y hasta hoy siguen desaparecidos muchos luchadores por los ideales democráticos que han pasado por las salas de torturas en aquel régimen”, dijo el presidente Lugo ante el regreso del represor Sabino Augusto Montanaro que había estado asilado por 20 años en Honduras. “Ha llegado el tiempo de cubrir las heridas con la única actitud reparadora: la justicia. Por eso voy a levantar la voz y preguntar: Montanaro, ¿dónde están las tumbas de nuestros hermanos?”, exclamó Lugo.

Montanaro, ex ministro del Interior de Stroessner, el rostro de la desaparición de personas y la tortura de miles de paraguayos, regresó entre gallos y medianoche en la madrugada del 1º de mayo. Cuando se cierra esta nota, los defensores del represor, pedían que se lo trasladara a su domicilio desde el Hospital de Policía Rigoberto Caballero, donde quedó recluido para realizarle estudios que pidieron los médicos forenses, una oportunidad que no tuvieron sus víctimas.

A 20 años de la caída del régimen de violencia que impuso el dictador, las calles paraguayas volvieron a movilizarse ante la reaparición del represor. Ni bien arribó al país, dio sus primeras declaraciones a un canal de televisión. La noticia de su regreso circuló rápidamente y más de mil manifestantes se reunieron para repudiar su presencia.

El número fue en aumento y acompañó su traslado en ambulancia al Hospital de Policía, donde la represión contra la protesta tiñó de sangre la jornada: la Policía dispersó a la multitud disparando balas de goma que hirieron a varias personas.

“Nosotros, los familiares de las víctimas, vamos a montar una vigilancia especial para que este criminal no tenga privilegios ni lugar donde esconderse, o argumentar que está loco para evitar la justicia”, dijo Rolando Goiburu, hijo de Agustín Goiburú, desaparecido durante la dictadura.

El hastío también se reveló ante las pocas causas que se levantan contra Montanaro. El juez Arnaldo Fleitas lleva cuatro casos: dos por torturas a Celestina Pérez de Almada y Aníbal Miranda y dos por los crímenes de Agustín Goiburú y de los hermanos Rodolfo y Benjamín Ramírez Villalba. Un quinto proceso, por el asesinato de Mario Schaerer Prono, está en manos del juez Andrés Casati.

Entre los represores condenados, los periodistas que cubren la actividad del Poder Judicial, sólo recuerdan que Aniceto Martínez –comisario torturador del III Departamento de Investigaciones de la Policía de la Capital– purga 25 años de condena. Sin embargo, la Comisión de Verdad y Justicia estimó en 2.800 los miembros del equipo represor.

Luis Troche, abogado de Montanaro, se escudó en que “de acuerdo a la ley paraguaya, él es demasiado viejo para ir a la cárcel” y aduce que a sus 86 años, está senil y padece Parkinson. Por su parte, los médicos José Nicolás Lezcano y Pablo Lemir, forenses del Poder Judicial y del Ministerio Público, respectivamente, calificaron el estado del paciente como “confusional”. “¡Tuerca, tuerca, tuerca!”, era el grito más famoso de Montanaro. Una orden impiadosa de acrecentar las torturas contra los opositores a la tiranía de Stroessner.

Los procedimientos de tortura descriptos por la Comisión de Verdad y Justicia (CVJ) dejan constancia: “Las torturas más frecuentes fueron los golpes con y sin instrumentos y las relacionadas con situaciones denigrantes en la detención, como la insuficiente alimentación, la incomunicación y las condiciones insalubres. Casi la mitad de las víctimas fueron amenazadas de muerte, lo que reitera la política de Estado de generar terror y zozobra en la población civil, sin el menor respeto por sus derechos ni su integridad física o psicológica. Como si fuera poco, ciertas técnicas de tortura de enorme intensidad en cuanto al dolor o sufrimiento, físico y psicológico, afectaron a uno de cada cuatro detenidos. Figuran la utilización de electricidad o picana eléctrica, la pileta, el colgamiento y las posiciones extremas y la obligación de presenciar torturas de terceros”.

No faltaron las voces que indicaron que el regreso de Montanaro formó parte de un operativo para tapar el escándalo por las demandas de paternidad del Presidente.

Lugo sigue capeando el temporal. Quizá tenga un respiro en la gira que dará por Honduras donde hablará ante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), y El Salvador, donde asistirá a la asunción de Mauricio Funes.