29 de enero de 2016

Crónica de un episodio en la sociedad descuartizadora


Los investigadores aún buscan la cabeza de la víctima e intentan la reconstrucción de los últimas días. Encontraron sangre en la última casa que habitó el sospechoso, Esteban David Da Silva.



Cinthia Carolina Escobar Almada le dejó sus tres hijos de 11, 9 y 2 años a su amiga Gladys Franco. “Me dijo que iría a Asunción a hacer sus papeles”, contó la mujer
Ese mismo día, el 22 de enero pasado, llamó a su papá para reclamarle que hubiera hecho la denuncia sobre la desaparición de sus nietos.
Estaba desesperada.
Desde ese momento sus familiares le perdieron el rastro.
Hace 15 días se habían separado con Esteban David Da Silva Almada y temía por su vida. Franco contó que le dijo que debía escaparse de él: “Sino me va a matar”, declaró ante el fiscal que le dijo Cinthia.
Si se tiene en cuenta que los forenses dijeron que los restos llevaban al menos 48 horas sin vida, es posible inferir que quizá esa noche, o al día siguiente se produjo el brutal ataque que hoy conmueve a todo el país.
El martes 26 al mediodía el cuerpo de la mujer fue encontrado descuartizado, sin la cabeza y sin los órganos, en el barrio El Progreso de Villa Hayes.
Un vecino, Silverio Duarte fue hasta el lugar curioso por el olor nauseabundo que provenía de un callejón cercano a su casa. Grande fue su sorpresa al encontrarse con un bulto en el interior de una bolsa. Al pensar que se trataba de un animal muerto, cavó un pozo para enterrarlo y cuando se disponía a depositar la carga en el mismo, un pie humano se cayó del envoltorio.
Hay algunos elementos que conducen que él es el autor del hecho, son indiciarios... pero faltan más”, dijo fiscal Jorge Figueredo en relación a Da Silva Almada, marido de la víctima y principal sospechoso.
Soy inocente y voy a demostrarlo”, dijo escuetamente el acusado presentando la coartada de que sus compañeros camioneros pueden testimoniar que desde el 5 de enero él estaba hacia la zona de Pozo Colorado. El hombre no tiene antecedentes penales y se abstuvo de declarar ante el fiscal por recomendación de su abogado, Darío Caballero que deberá luchar para evitar al menos una condena de 30 años de prisión.
Los padres de Cinthia no tienen dudas, por la naturaleza violenta de su yerno que siempre les preocupó. También porque de alguna manera Cinthia y Esteban no eran ellos cuando fumaban el “Chespi”.
Por eso fueron corriendo a la casa de Gladys Franco a rescatar a sus nietos el 24 de enero pasado. “Es un cagón, un miserable”, repite Carlos Escobar, papá de Cinthia, sin consuelo.
Vicenta González, la mamá de Da Silva Almada, asegura que se conocieron en un burdel donde ella trabajaba de prostituta, que él reconoció la hijita menor de ella aunque no es el padre de la criatura, que con su trabajo mantenía a toda la familia.
Se conocieron hace dos años, hace uno y 10 meses que estaban casados.
Algo se había roto antes de que el horror se desatara.

Jorge Zárate (con informes de Lucía Rolandi)

Nuestra sociedad
es descuartizadora”
Para el psiquiatra Agustín Barúa el shock que provocó el hecho se basa “en cuestiones morales, de credo, de posiciones sociales que hacen olvidar que el descuartizamiento es un hecho humano”. Para el profesional, “es importante entender que todos vamos seccionando espacios y colectivos importantes. No hay tolerancia para los campesinos, para los indígenas, para los bañadenses, hay amplios cuerpos sociales descuartizados, por asi llamarlos”, señaló. Sobre la cuestión de las drogas consideró que “si bien ciertos consumos son problemáticos, en la mayoría de los casos aparece la droga como un “velador”, un ingrediente que esconde todos los otros problemas bajo un “estaba drogado” que es un modo de no preguntarse profundamente qué pasaba allí”. Señaló que “también está el morbo, el uso mediático y el apremio por responderse ¿Por qué nos pasa esto como sociedad?, la gran pregunta social que es a la que habría que buscarle una respuesta profunda, no tan banal, tan liviana”.