25 de marzo de 2009

Correa pide usar reservas monetarias para financiar nuestro desarrollo

Rafael Correa, los reporteros René González y Roberto Zarza y todos nosotros
Dio su apoyo para abrir las negociaciones sobre Itaipú, firmó convenios, habló con empresarios e insistió en el camino del Socialismo del Siglo XXI. Rafael Correa, presidente de Ecuador, mostró un camino posible durante su conferencia magistral en la UNA. Aquí la crónica.
"El Socialismo del Siglo XXI viene a romper la soledad y el egoísmo del neoliberalismo”, dice Rafael Correa, presidente de Ecuador y consigue un aplauso cerrado en el Aula Magna de la Universidad Nacional de Asunción que acaba de declararlo Doctor Honoris Causa, el lunes 23 de marzo.
Correa es el primer presidente que hace una visita oficial al Paraguay desde que asumiera Fernando Lugo el 15 de agosto del año pasado, en una señal que es valorada por los movimientos sociales y estudiantiles que asisten a su Conferencia Magistral [1].
Vestido con la tradicional toga, Correa salta el protocolo y habla directo: «Muchachos, es hora de discutir a los manuales clásicos que nos equiparan Capital, Tierra y Trabajo, como si el trabajo fuera igual a los otros factores. Es hora de comprender que el trabajo humano es el elemento principal de la economía, nuestro socialismo tiene una visión humanista», expone ante una audiencia conformada por estudiantes de todos los claustros.
El presidente relata entonces como se había precarizado el trabajo en el Ecuador durante la era neoliberal. «Había empresas enteras que no tenían empleados, que tenían más de 300 contratados por hora«, comentó para explicar que dicha situación fue revertida en la nueva constitución de su país.
«Está prohibido precarizar el trabajo», dijo para recibir aplausos mientras se comenta que sería bueno fotografiar la cara de algunos de los decanos de la UNA mientras el ecuatoriano arremete con su palabra clara.
Lo dice en Paraguay, donde sólo un 3% de los asalariados está afiliado a un sindicato, donde con una población de 6 millones de habitantes hay sólo 70 mil jubilados, donde se persigue la formación de sindicatos tal como lo denunciara recientemente el Sindicato de Periodistas del Paraguay a la Asamblea de Medio Año de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) [1].
Había comenzado su discurso recordando que «mientras en la academia es pecado no decir la verdad, en la política parece que es pecado decirla. Eso es lo que estamos llamados a revertir».
Recordó a los indios Tsáchilas, cuyo nombre quiere decir «los hombres que dicen la verdad» para trazar una línea directa con el ñe´e (habla) sagrado y veraz de los guaraníes.

Nuestro dinero, nuestro desarrollo
«Ningún país latinoamericano participó del Consenso de Washington», recordó Rafael Correa para poner en valor la ola política que revirtió el seguidismo a ojos cerrados de las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) en el continente. «Estuvimos más de 20 años obligados a hacer cosas que no decidimos como pueblo, por eso nos levantamos como siempre, revolucionarios, los hombres de América del Sur», expuso.
«¡Cada día somos más!», apuntó al saludar al presidente electo de El Salvador, Mauricio Funes, ex guerrillero del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y para hacer un recuento de cómo fue cambiando la cuestión en el continente hasta llegar a «una América Latina zurda» gracias a «una revolución amparada en los votos».
Explicó entonces que es «absurdo» buscar respuestas a la crisis económica mundial en estos organismos explicando que ella «es el producto de una economía de casino, de procesos de sobre producción o exceso de mercancías invendibles».
Como contrapunto celebró el acuerdo de conformación del Banco del Sur que firmaban en ese momento en Caracas, Venezuela, el anfitrión Hugo Chávez con Cristina Fernández de Argentina y Lula Da Silva de Brasil [1].
Fue más allá. Pidió que se repatríen las reservas internacionales que«tenemos en bancos internacionales para poder financiar nuestro propio desarrollo. Lo podemos hacer rápidamente, y son miles de millones de dólares», insistió.
«En Latinoamérica hacer frente a una crisis sería posible mediante un banco de desarrollo, nuestro Banco del Sur, para evitar este absurdo de arrodillarse ante organismos poderosos para endeudarnos cada vez más», dijo.
«Por eso, por primera vez en la historia, por primera vez en el mundo, Ecuador decidió hacer una auditoría de la Deuda Externa y por eso no pagamos lo que consideramos ilegal», señaló despertando una ovación.
Correa lo dice en Paraguay, donde el ministro de Hacienda, Dionisio Borda no tiene mejor idea que pedir un nuevo crédito de más de 1.180 millones de dólares a los organismos internacionales para enfrentar la crisis económica en un plan que es criticado por las organizaciones sociales.
Reclamó también el presidente de Ecuador que se acelere la creación de una caja de compensación de monedas entre los países de América Latina «para no estar dependiendo del dólar o de los medios de pagos extranjeros». Este paso, previo a una moneda común, es declamado por los presidentes en cada cumbre pero hasta el momento han sido lentos los avances.
«La clave para reconstruir la sociedad latinoamericana es romper el neoliberalismo y reemplazarlo por una convivencia basada en la cooperación y en la solidaridad social», destacó.

Valor de uso
Correa mostró sus dotes de profesor, en su rápida y clara revisión de la teoría del valor. Con ejemplos sencillos, explicó al auditorio por qué era necesaria la intervención del Estado en las esferas centrales de la economía.
«Se necesitan máquinas, obras, cuestiones que son útiles a la comunidad, que tienen valor de uso y no son precisamente estas las que reciben las inversiones cuando no está el Estado. La “mano invisible” del mercado prefiere destinar el dinero a los objetos suntuarios que tienen una mayor tasa de retorno, un mayor valor de cambio, más “ganancia”. Es así que tenemos impresionantes, shoppings centers, centros de compras en nuestros países mientras hay un porcentaje elevadísimo de gente en pobreza«, apuntó. Se mostró entonces partidario de una economía que revalorice «el valor de uso, aporte de la tradición teórica marxista», indicó.
Cuando los vítores a Carlos Marx comenzaban a escucharse, Correa pidió: «¡Chicos, no hay que ser dogmáticos!» para pasar a calificar de “simplismo”, la teoría capitalista del hombre como lobo del hombre y colocar en el mismo sitial a la lucha de clases como motor de la historia.
Decepcionó un poco no escuchar el por qué de esta aseveración, pero el hombre comenzó a exponer ejemplos prácticos que vale considerar.
Recordó entonces que Ecuador tiene reservas de petróleo en el territorio de los Achuar, Shuar y Kichwa «que han elegido vivir en aislamiento voluntario», comentó.
«La Amazonía es el pulmón del mundo. Ecuador no tocará estas reservas, renuncia a hacerlo, pero está en condiciones de exigir una compensación por las millones de partes de carbono que se dejarán de emitir a la atmósfera por esta decisión. Estas son las cosas a considerar en la nueva economía», apuntó.
Dijo entonces que en el Socialismo del Siglo XXI, es el individuo social y solidario el que tiene preponderancia porque «en las sociedades se necesitan de manos muy visibles para logra la justicia, la equidad y la felicidad», subrayó.

Conceptos
Correa hizo un esfuerzo por definir al Socialismo del Siglo XXI señalando que tiene gran movilidad y diversas fuentes como la Teología de la Liberación, de la que es seguidor Fernando Lugo «que para nosotros es un ecuatoriano más», dijo recordando el pasado como sacerdote en los Andes ecuatorianos del presidente paraguayo. «Es un revolucionario, cuyo origen está en la Teología de la Liberación», fue la frase.
Tras explicar que la corriente se extiende por Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Brasil, Argentina, Paraguay, Honduras y El Salvador, sostuvo que la misma surgió «como una respuesta a las democracias ficticias y corruptas que gobernaban nuestros países y respondían a las recetas de los organismos multilaterales del norte», subrayó.
«No conocemos las respuestas antes de plantear las preguntas como presumen los neoliberales», apuntó para señalar que en Ecuador se edifica con esfuerzo «un programa participativo, democrático, multiétnico y comprometido con la integración latinoamericana». Agregó entonces: «Practicamos un sano nacionalismo y como el mundo ha podido atestiguar, defendemos con entereza nuestra soberanía».
Se retiró aplaudido y vitoreado no sin antes celebrar :«Afortunadamente en América Latina y en el mundo entero soplan nuevos vientos».

[1] Correa protagonizó una visita oficial de dos días a Paraguay junto con su canciller, Fander Falconí, y las ministras del Ambiente, Marcela Aguiñaga, y de la Secretaría del Migrante, Lorena Escudero. Además, vino con la comitiva la familia que alojó cinco años al hoy presidente Fernando Lugo en su época de sacerdote, en la localidad andina de Guaranda, «uno de los cantones más pobres de la provincia más pobre de Ecuador», explicó el presidente ecuatoriano. Fue condecorado con el Gran Collar del Mariscal Francisco Solano López, la máxima distinción nacional. Sucribió cuatro acuerdos de cooperación con Lugo sobre asuntos migratorios y consulares, medio ambiente y restitución de bienes culturales, entre otros, y firmaron un comunicado conjunto en el que destacaron las buenas relaciones bilaterales, así como la afinidad política que los une. Visitó las ruinas jesuíticas y se reunió con empresarios del departamento de Itapúa, principalmente productores de soja y trigo. El comercio entre ambos países es de alrededor de tres millones de dólares anuales.

[2] El presidente de Ecuador dijo que los miembros de la SIP sólo quieren «libertad de empresas, de hacer negocios». Correa dijo que en Ecuador hay libertad de expresión y bromeó ante la insistencia: «Bueno, dónde yo puedo denunciar el hostigamiento de la prensa del Gobierno ecuatoriano, por favor».

[3] El Banco del Sur es una propuesta de Chávez que se oficializó el 21 de febrero de 2007 cuando firmó, con el entonces mandatario argentino, Néstor Kirchner, el memorando para su puesta en marcha y desde entonces se han sumado al proyecto los Gobiernos de Ecuador, Paraguay, Uruguay, Bolivia y Brasil.
Itaipú
«Paraguay tiene todo el derecho a pedir que revisen esos contratos», dijo Rafael Correa en la conferencia de prensa conjunta que dieron con Fernando Lugo. Mencionó haber hablado «tangencialmente» con Lula sobre la cuestión: «(Lula) es bastante abierto a todas esas revisiones. Así que más aún en base a lo que pasó con Ecuador, que tal vez allí hubo una medida un poco exagerada de parte del Gobierno brasileño, probablemente en base a una información equivocada«, expuso. Correa se negó a pagarle a una constructora brasileña por las fallas de construcción en una represa en un incidente que sigue dando qué hablar.

Jorge Zárate
publicado en E·A www.ea.com.py

17 de marzo de 2009

Cerámica Itauguá, entre todos

Lugo con los muchachos de Cerámica Itauguá durante la campaña

Noticia

Nos emocionamos con Corazón de Fábrica, el documental sobre la recuperación de la fábrica de cerámica Zanon en Neuquén, Argentina y quedamos pensando que aquí tenemos este ejemplo. Fue durante el Festival Otras Miradas http://ea.com.py/otras-miradas-festival-de-documentales-latinoamericanos/ donde se presentaron 10 películas premiadas por Clacso, entre ellas nuestra querida Soberanía Violada http://ea.com.py/soberania-violada/ . Quedamos soñando un canal de televisión...

Aquí la nota del 2003

Es un caso inédito en el país donde los trabajadores reflotaron una empresa que estaba en la quiebra. Todavía pagan deudas y tienen dificultades para la venta de sus productos a causa de la recesión pero tienen fe en que saldrán adelante. Esta es la experiencia de los obreros que conducen la fábrica.


Un cuadro de desolación se había instalado en Itauguá en 1999. Las fábricas cerraban mes tras mes por culpa de la crisis. “La crisis, la crisis, la crisis”, se repetía y los amigos, los hermanos, los parientes, comenzaban a quedarse sin trabajo.
Algo parecido les comenzó a ocurrir a los muchachos de Cerámica Itauguá. El viento malo del desempleo comenzó a soplarles a un costado. Ocho empresas ya habían cerrado cuando ese aire ruin llamó a las puertas de la fábrica.
“Nos quedaban dos: o éramos todos desempleados como estaba quedando nuestra gente, o resistíamos y dábamos pelea”, cuenta Oscar González, hoy titular de la empresa, entoces secretario general del Sindicato de Trabajadores de Cerámica Itauguá (Sitracisa).
“Por ahí nos daban 10 o 12 millones e intentábamos hacer algo, en una de esas los compañeros se cansaban en el camino y aceptaban una paga menor de la que les correspondía, y así”.
Un chico de trece años descarga el material cocido. Imaginen arcilla y caolín. La mezcla tiene proporciones porcentajes distintos para una teja que para un ladrillo hueco, para un tejuelón que para un moldeado circular. Pero eso es sólo un detalle.
Ese chico de trece años recorrió toda la fábrica, los hornos, las producciones, hizo todos los trabajo. Hoy es el presidente de una empresa en la que los dueños son sus compañeros.
“Es que había historias de vida, de más de treinta años”, dice Oscar.
Observando el trabajo, las manos empolvadas, los rostros sonrientes, las cosas van quedando más claras.

Nuevos roles
El primer esfuerzo de la administración fue por consolidar la empresa, reparar las máquinas, adquirir una nueva cantera de caolín para poder confeccionar los productos. “Al principio no le dábamos importancia a la productividad. Después estudiamos el problema y nos dimos cuenta de que debíamos atenderlo”, cuenta Oscar.
Esa atención, provocó que hoy estén produciendo cuatro mil quinientas toneladas mensuales superando las tres mil que se hacían con antelación.
“El costo es el mismo”, explican los muchachos.
La mejoría en la administración, provocó que se sumara más gente a la empresa. De los 142 que eran al momento de la lucha, quedaron 106 cuando la empresa pasó a manos de los trabajadores. Hoy ya suman 160. Los nuevos son empleados y cuando cambien la figura jurídica, tendrán la posibilidad de asociarse a la empresa.
“Estamos pagando las horas extras, aguinaldos, estamos regularizando las bonificaciones y después queremos avanzar en la salubridad e higiene. Queremos que la gente trabaje menos horas para mejorar las condiciones de salud, queremos encontrar un mecanismo para que los que se jubilen, sigan percibiendo las utilidades de la empresa”, cuenta Heriberto González, secretario general del sindicato, hermano de Oscar.

El pulmón de Ybyraty
“La Comunidad de Ybyraty depende de estas fábrica, unas mil personas indirectamente y unos tres mil en total, con fleteros, puesteros, colocadores”, resume Oscar González que no para de hablar de números.
“Tenemos que tener una venta de 500 milloens de guaraníes al mes para cubrir todas las necesidades. A partir de este nuevo gobierno tenemos esperanzas de que puedan revertir la situación. Hay proyectos de construcción de viviendas populares. Vos sabés que la construcción tiene efecto multiplicador. Mueve mucha gente. A lo mejor por ahí nosotros pensamos que se puede revertir la situación”, expone.
El fuego del horno circular se aviva a leña, allí se cuecen en belleza aquellos simples barros, porque el ladrillo como el pan, tiene un poco el alma del artesano.
La preparatoria estuvo quizá en esos 93 días de huelga que afrontaron en 1997, que les dio fuerza para resistir el primer intento de cierre. “La empresa estaba en quiebra, con muchas deudas”, recuerdan ya del '99.
“Decidimos mantener la figura de Sociedad Anónima porque convertirla en cooperativa que era la idea lleva un tiempo”, cuenta Oscar González.
Así fue que se repartieron las acciones de acuerdo a la antigüedad.
“Si llegan a haber ganancias las distribuiremos a todos por igual”, dice Heriberto González. “No tuvimos utilidades durante los últimos tres años. Teníamos que sobrevivir, mantener y cubrir las deudas para después recién comenzar a pensar en las utilidades”, agrega.
Durante todo ese tiempo, los trabajadores sólo cobraron sus salarios, a veces en dinero, a veces en materias primas, cerámicos, tejas, ladrillos.
“Eran mil trescientos millones de deuda que fuimos amortizando de a poco. Hemos conseguido la refinanciación de algunas deudas”, explican.
“Ojalá que el gobierno reactive la construcción, porque por allí tendremos salida para nuestra producción”, apuntan.
“Antes no le dábamos valor a la venta, no le dábamos mayor importancia. Es que esta empresa trabajaba para Itaipú y Yacyretá, para Capital y un poco de Central. Recién ahora estamos haciendo el trabajo de contactar con los depositeros del interior. Tenemos uno de los precios más bajos del mercado. Estamos vendiendo las tejas a 580 guaraníes por unidad por dar un ejemplo”, cuenta Oscar.
Se ve trabajo en la fábrica y el trabajo tiene mucho de esperanza. Están construyendo locales para venta, una cancha de fútbol. Están construyendo, vencieron a la destrucción.

Experiencias
Para Roberto Fariña, elegido por sus compañeros como gerente de operaciones, “es una experiencia muy grande. Siendo empleado uno cumple orden y lo que se le pone como trabajo tiene que hacer. En este caso cambio al convertirnos en accionistas y ser dueños de esta empresa cambia la situación y la condición de trabajo mismo, de ser responsable”, explica.
Lo más dificil es “pensar como empresario. Ese cambio es grande y requiere actuar para mejorar la empresa”, apunta.
Julián León, es el encargado del horno circular, el que cocina las piezas: “Trabajaba como cargador, después como foguista y cuando quedamos aquí, me eligieron a mi para dirigir este trabajo. Hoy en dia nosotros somos encargados del sector. Nos llevamos bien, la empresa no está demasiado mal ni está demasiado bien. Si dios quiere y la virgen dentro de dos años podremos decir que Cerámica Itauguá es nuestra”, dice.
Para Porfirio, jefe de “producción tejas”, el “esfuerzo tiene valor. Agarramos y procuramos de salir adelante y que muy pronto sea nuestro”.
Queda claro que la satisfacción llegará cuando los números digan que las deudas están saldadas y que la industria ya es de propiedad de los trabajadores.
“Duro le metemos con la doble responsabilidad de ser obrero y patrón”, explica Basilisio Torales, jefe de mantenimiento de las máquinas. “Estamos esperando, no solo por nuestra situación sino por lo del país que está muy abajo. Nosotros bajamos nuestra venta un 40% y eso es lo que queremos reanimar con este nuevo gobierno y estamos con mucha esperanza. La voluntad y el conocimiento que hemos recibido ponemos todo en la fábrica, ahora solo falta un pequeño repunte de las ventas ya podremos decir que la fábrica es nuestra”.
Para Silvino Martínez, jefe de preparación previa, “el cambio hizo que trabajemos mejor, que tengamos más experiencia”.
Pero es Vidal Gómez, de mantenimiento eléctrico, el que da una justa medida de las cosas: “es duro mantener esta fuente de trabajo, tenemos que pelear contra viento y marea porque está dura la situación del país. Eso nos lleva al extremo de que tenemos que trabajar mucho más de lo que estamos haciendo. Es una experiencia maravillosa, y estoy muy optimista de que muy pronto vamos a salir adelante y que con la ayuda de todos, podemos”.

De obrero a presidente
“En una asamblea los compañeros nos eligieron y asumimos la conducción”, cuenta Oscar.
La empresa tiene un Directorio que se compone de seis perosnas y “cada año hacemos la asamblea. Modificamos artículos del estatuto. Hay disciplina, la gente se respeta, hay unidad, solidaridad que es lo más importante”, resume.
Después vuelve a la historia personal. “Prácticamente recorrí todas las secciones y también hice trabajos voluntarios al inicio de la gestión. Los compañeros de la conducción tenían que hacerlos todos los días”, explica.
No fueron fáciles los comienzos porque los “íbamos pagando el salario como anticipo. Entonces un día paramos, nos sentamos a discutir y nos dimos cuenta de que teníamos que cambiar absolutamente nuestro sistema”, recuerda.
“Lo hicimos a través de un amigo que trabajaba aquí como gerente.
Nosotros estamos afiliados a la Cámara Paraguaya de la Construcción y a la Cámara de la Industria Cerámica y en esa reunión nos encontramos con el compañero Darío Lezcano que trabajó aquí por más de diez años y después nos vino a ayudar. Vino acá, hizo un relevamiento y sacó sus conclusiones y a partir de ahí establecimos un plan que la asamblea aceptó”.
Desde aquel entonces la empresa tiene un programa de acción. “En agosto sólo cumplimos un 82% y teníamos que llegar a un 92%, más o menos”, dice Oscar.
Recuerda entonces que llegaron a tener escacés de materiales en enero y febrero que son los meses de mayor venta, situación que fueron resolviendo gracias a la planificación. “Ganancias no hemos tenido, pero tenemos productos terminados en playa que todavía no se conviertieron en efectivo”, dice con un gesto.
No fue fácil, “las máquinas estaban obsoletas y antes le poníamos parches. Ahora estamos comenzando a arreglarlas. Después vamos a hacer un presupuesto general para el año y hacer una inversión. El futuro de la empresa depende de nosotros y no es fácil, porque a veces, hay compañeros que no están valorando lo que tienen. Que no comprenden que a pesar de las precariedades tenemos que estar a la altura de la competencia”, cuenta.
“Cerámica Itaugua, tiene fama, tiene prestigio, en la práctica somos una cooperativa, en lo jurídico, somos cuidadosos porque compañeros dudan, nos dicen: 'Entendamos mejor como viene la mano y después hagamos la cooperativa'. El punto es que las cooperativas tienen ayuda internacional, pensamos que nos va a convenir”, apunta.
“Si hay disciplina, si hay una mentalidad, si se quiere trabajar, es posible que los trabajadores administren una empresa. Nosotros tuvimos muchos problemas cuando comenzamos, nos vino Hacienda, IPS, todos los entes estatales querían fundirnos y a través de los amigos sindicalistas, de las centrales, pudimos revertir la situación, fue muy duro. Tuvimos que enfrentarnos con la ANDE, por ejemplo”, cuenta Oscar para concluir: “Se puede hacer todo con unidad, transparencia y solidaridad”.

5 de marzo de 2009

Contradicciones del Plan Anticrisis




Por Jorge Zárate para América XXI (www.americaxxi.com.ve)



Polémica: el Plan Anticrisis presentado por Lugo ha sido entendido por algunos movimientos sociales como una recurrencia al endeudamiento externo. Esto preocupa a quienes entienden que sólo servirá para financiar las pérdidas de los poderosos sin que se verifique una reactivación económica integral.

“Si en tiempos normales siempre hemos sentido la cooperación de los organismos internacionales, mucho más (esperamos la ayuda) en estos momentos difíciles, no solamente para nuestro país. Gracias por el interés y gracias porque creo que van a responder eficiente y generosamente a las peticiones que en su momento les vamos a hacer llegar”, expresó Lugo en una reunión en el Palacio de Gobierno con los representantes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM) y la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (Jica).

Entre los objetivos declarados del plan figura: defender el empleo a través de la ejecución de obras públicas y concesiones de crédito al sector privado sin generar grandes desequilibrios macroeconómicos; proteger a los sectores más vulnerables con la expansión de las transferencias condicionadas y el financiamiento pleno de la política social (educación y salud); facilitar líneas de créditos para las pequeñas y medianas empresas (Pymes) y la agricultura familiar a través de la banca pública, dar liquidez al sistema financiero y velar por su solidez.

Esta vía de acción fue trazada por el ministro de Hacienda, Dionisio Borda, el mismo que condujo la política económica durante los primeros años del precedente gobierno de Nicanor Duarte Frutos. Según los anuncios del Ministro, ya estarían disponibles 500 millones de los 1.185 millones de dólares de un préstamo requerido al BID. El representante del Banco Interamericano, Vladimir Radovic, recordó que las tasas de los “créditos de contingencia son más altas y los plazos más cortos”.

Entre los objetivos declarados del plan figura: defender el empleo a través de la ejecución de obras públicas y concesiones de crédito al sector privado sin generar grandes desequilibrios macroeconómicos; proteger a los sectores más vulnerables con la expansión de las transferencias condicionadas y el financiamiento pleno de la política social (educación y salud); facilitar líneas de créditos para las pequeñas y medianas empresas (Pymes) y la agricultura familiar a través de la banca pública, dar liquidez al sistema financiero y velar por su solidez.

Paraguay tiene una deuda externa de poco más de 2.200 millones de dólares. Con los 1.185 millones del nuevo crédito, aumentaría a más de 3 mil millones, y en proporción crecerían los pagos al exterior. Tiempo atrás Lugo se había mostrado partidario de revisar la legalidad de la deuda.

Promesas y alertas

Otra parte del plan prevé privatizaciones bajo el rótulo de “concesiones”. Según expresa Borda: “estamos con la figura de la concesión. Este es el primer proyecto que acercó Obras Públicas, que prevé inversiones en las rutas 1, 2 y 6, por 400 millones de dólares. También concesiones para los aeropuertos Silvio Pettirossi y Guaraní por 62 millones a lo que se agrega el dragado del cauce del río Paraguay por 40 millones de dólares”.

El ministro de Hacienda describió su gestión económica señalando que la primera acción fue garantizar el dinero en circulación y la recaudación fiscal. La segunda acción tiene que ver con créditos a la producción que se ejecutarán con los fondos a conseguir. Habrá también inversión en infraestructura por el orden de los 223,4 millones de dólares que serán ejecutados por el ministerio de Obras Públicas, el Consejo Nacional de Vivienda (Conavi) y la Secretaría de Acción Social (SAS). Prometió también destinar 50 millones de dólares a 120 mil familias en extrema pobreza.

El Crédito Agrícola de Habilitación (CAH) prestaría 30 millones de dólares para 30 mil pequeños productores; el Banco Nacional de Fomento (BNF) haría lo propio con los sectores productivos prestando 125,4 millones más otros 46 millones de dólares que se requerirán al Congreso. Estos serían volcados a la producción primaria aunque no se determinó cuánto a los latifundistas soyeros y ganaderos y cuánto a los pequeños productores, cuánto a las cooperativas y cuánto a las Pymes.

Otro agente de crédito, la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD), prestaría 155 millones de dólares y entre abril y mayo se requerirá al Congreso la aprobación de créditos por 300 millones de dólares.

Mientras tanto, el poder adquisitivo del salario se licua mes a mes y están cumplidas las condiciones legales para un reajuste de al menos un 10% general. La Central Nacional de Trabajadores (CNT) señaló que hay una diferencia de al menos 570 mil guaraníes (1 dólar = 5.100 guaraníes) entre lo que necesita un trabajador y lo que gana. “El salario actual no cubre las necesidades mínimas de alimentación de una familia obrera de cinco miembros. Tampoco cubre los gastos de salud, educación, transporte y vestimenta”, asegura la organización sindical. Las centrales obreras tienen estudios que demuestran que el salario del trabajador perdió poder adquisitivo en más de un 26% a partir de 1989, por lo que consideran justo un 25% de reajuste que, afirman, se puede percibir de manera escalonada. No obstante, Borda dice que “este no es año para aumentos salariales”. Esta situación, sumada al hecho de que no se observan medidas para fortalecer las empresas públicas existentes y crear nuevas para administrar el potencial energético del país, ha dado lugar a un creciente debate en las organizaciones sociales respecto del futuro de Paraguay.

Desde Asunción


Contexto

• Paraguay tiene seis millones de habitantes y más del 60% vive en la pobreza. • Es el país con peor distribución de tierras en el mundo: el 1,7% de la población tiene más del 77% de las tierras, mientras el 40% de los campesinos con menos de cinco hectáreas posee apenas el 1%. 350 mil familias no tienen tierra en tanto 351 propietarios concentran 9,7 millones de hectáreas. • Tiene una desocupación del 6%, según los indicadores oficiales, aunque un 47,6% de los asalariados tienen ingresos laborales inferiores al salario mínimo (1.341.775 guaraníes, unos 260 U$S) cuando el promedio regional es de sólo 11,3% de trabajadores que no alcanzan el mínimo. • Hay alrededor de un 20% de sub empleados y sólo un 17,2% del total de los ocupados cotiza al sistema de jubilaciones y pensiones cuando el promedio regional alcanza el 60,8% • En la estructura laboral predomina el trabajador por cuenta propia (36,7%), seguido de los trabajadores familiares no remunerados 12,5% y el empleador o patrón.

3 de marzo de 2009

De cómo Brasil se quedó con las tierras de Itaipú


A 139 años de Cerro Corá

Por Jorge Zárate

«Muero por mi patria», el Mariscal Francisco Solano López cae con aquellas palabras un 1 de marzo de 1870 en Cerro Corá, la batalla final de la guerra de la Triple Alianza, aquella en que Argentina, Brasil y Uruguay financiados por Inglaterra se aunaron para diezmar al Paraguay.

En su edición del domingo 1 de marzo de 2009, el diario O Globo reveló que Itamaraty, la Cancillería del Brasil, está presionando para impedir la apertura de los archivos de la Guerra de la Triple Alianza: “El gobierno (de Lula da Silva) alega reservadamente que la preocupación es con documentos de Itamaraty como es el caso de los referidos a la demarcación de las fronteras tras la finalización de la guerra de Paraguay (1864-1870)”, informó en su Panorama Político el diario carioca.

Ante esta situación, el abogado Martín Almada, premio Nobel Alternativo, pidió ayer al Parlasur que reclame a las Naciones Unidas para la Educación (Unesco) que declare «memoria del mundo» al archivo del Mariscal Francisco Solano López. Lo hizo en nota dirigida al presidente del Parlasur, el paraguayo Ignacio Mendoza Unzaín. «La memoria del mundo es una iniciativa de la Unesco desde 1992 con el fin de promover la preservación y el acceso del patrimonio histórico documental de mayor relevancia para los pueblos del mundo», reza el texto.

El luchador por los derechos humanos es reconocido internacionalmente por probar la existencia del Operativo Cóndor, un verdadero sistema interamericano para torturar y hacer desaparecer a militantes sociales y de la izquierda política en el continente durante las dictaduras militares de las décadas de los 70/80.

Almada sospecha que esta larga resistencia brasileña a liberar los papeles se funda en que ellos prueban que «la zona donde está la represa hidroeléctrica de Itaipú era del Paraguay».

Considero también que la buena relación del presidente del Paraguay, Fernando Lugo con el presidente Lula puede ayudar en la cuestión. «Espero que le reclame la recuperación de nuestro patrimonio histórico cultural, de nuestra memoria por que no es justo que el Brasil todavía retenga documentos que fueron llevados en 1870. Además no hay nada referente al conflicto en nuestro Archivo Histórico Nacional», indicó.

Agregó que Brasil querría esconder el hecho de que esta fue una guerra imperial comandada por la corona británica. «Solano López era un dictador, pero patriota y progresista, fue nuestro Fidel Castro. Eramos el único país latino que no se sometía a Inglaterra, no tenía banco inglés, había abolido la esclavitud, en fin, un mal ejemplo».

Ante ello insistió en su argumento. «Sospecho que toda la región fronteriza de Paraná, donde hoy está la usina de Itaipú, es del Paraguay y fue tomada en la guerra. Pero sinceramente no son estos 162 mil kilómetros cuadrados los que reclamamos porque no estamos en condiciones de pelear con Brasil. Nos derrotaría en 24 horas. Somos un país pequeño con 6 millones de habitantes, tierra no es lo que nos falta. Apenas reivindicamos nuestra historia y es una vergüenza que escondan eso», dijo.

Almada recordó que Brasil se llevó todos los documentos de los gobiernos de José Gaspar Rodríguez de Francia y de los López y que Argentina se llevó los muebles del Mariscal y el vestuario de Elisa Lynch, su mujer. «Los brasileños fueron más inteligentes», dijo entre risas.

Entre las otras cosas que recordó el también educador, fue que «cuando terminó la guerra, Brasil tomó prestados de Inglaterra más de 10 millones de libras esterlinas que serían destinadas a Paraguay. Sin embargo, el 85% de este préstamo se quedó en Río de Janeiro. Esto debe constar en los archivos», apuntó.

Algunos brasileños de peso como el ex presidente Fernando Henrique Cardoso y el senador federal Cristovam Buarque, del (PDT) ya se pronunciaron a favor de la liberación del acceso a los archivos.

Una anécdota


Antes de dejar el gobierno, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso (FHC), había firmado otra resolución por la cual se mantendrán en secreto algunas informaciones sensibles a la seguridad nacional.
Almada, que fue preso por tener libros de Paulo Freire y había escrito el libro «Paraguay» inspirado en las ideas de Freire y del sociólogo Cardoso, tuvo una entrevista con este último cuando era presidente.

«Le pedí personalmente a FHC la apertura de los archivos de la Operación Cóndor, pero los militares no lo dejaron. Por eso digo que quien manda en el Brasil son los militares. Sea FHC, sea Lula, quien decide es el ejército que históricamente se sometió a las botas inglesas o americanas».

Cardoso declaró años después a O Globo que firmó esa medida como consecuencia del «descuido burocrático o por mala fe de alguien» que mezcló el papel entre otros que aguardaban su firma.

Una infamia

La Guerra de la Triple Alianza también conocida como La Guerra del Parguay (1864-1870) fue el mayor conflicto armado del continente americano. Tras cinco años de lucha, dos tercios de los paraguayos adultos murieron y sólo quedaron vivos los heridos, las mujeres y niños. Los extremos señalan que hubo 250 mil muertos en la cifra más baja y 600 mil en la más alta.

Fue un crimen por encargo.

Escribía el propio The Times de Londres el 3 de septiembre de 1864: «La República del Paraguay, bajo la influencia de la paz y la administración del presidente López continúa progresando con una rapidez maravillosa… las industrias de todo tipo están yendo hacia delante…»

El embajador británico para Buenos Aires y Asunción, Edward Thornton, informa a su cancillería el 6 de septiembre de 1864: «Paraguay cierra los ríos a nuestra navegación, no quiere nuestros empréstitos, no se interesa por nuestros tejidos y, lo que es peor aún, la mayoría de los paraguayos ignoran el poderío inglés y están convencidos de que es el país más poderoso del mundo y el más feliz de ellos».

El 1 de mayo de 1865 se firmó el Tratado Secreto de la Triple Alianza entre Argentina y Brasil con los siguientes objetivos: quitarle a Paraguay la soberanía de los ríos, repartir el territorio en litigio o exclusivamente paraguayo entre Argentina y Brasil y no detener la guerra hasta la caída de los López.

Después , en un protocolo secreto, se estableció demoler Humaitá, desarmar al Paraguay y repartir las armas, además de distribuirse trofeos y botines que se obtuvieran en territorio paraguayo.

Armados con el dinero de Inglaterra, Argentina y Brasil hicieron el trabajo sucio de demoler el único proyecto de desarrollo autónomo que crecía en América.

La guerra terminó por inaugurar el camino del oprobio que siguió todo el continente. Vender materia prima, comprar manufactura y el saldo cubrirlo con deuda externa. El resultado: Oligarquías multimillonarias, pueblos miserables.

Después del trágico 1 de marzo de 1870 escribe el The Times: «Brasil en 56 meses ha perdido 56.280.000 millones de libras esterlinas y 168 mil hombres. Argentina en 52 meses ha perdido 9.326.000 libras y 18.720 hombres. Montevideo perdió 248 mil libras y 3.120 hombres. Las heridas conferidas al Brasil serán difícilmente recuperadas en el presente siglo, mientras que las causadas a Buenos Aires y Montevideo podrían ser recuperadas en el presente siglo, pero el golpe al Paraguay ha sido final y destructivo… Los aliados le han dado libertad y el país que alguna vez floreció como el Happy Valley of Rasselas, (NDR: Hace referencia al Valle Feliz al que es destinado, Rasselas, principe de Abisinia, en la contemporánea novela idílica de Samuel Johnson), es ahora un lugar de increíble desolación».

La imagen más nítida de los objetivos de la contienda se sigue encontrando en las ruinas de la fundición de hierro, La Rosada, ubicada en Ybycui, departamento de Paraguari a 125 kilómetros de Asunción.
Allí se fabricaron las herramientas agrícolas y también armas. Allí se fundieron cañones y piezas para los barcos de la flota paraguaya durante la contienda.

Los aliados la destruyeron. Es el único caso en el mundo en que el ejército vencedor no toma la fábrica más importante del vencido.

Una infamia.