24 de julio de 2023

“Border”, la Triple Frontera en la mirada directa de Carlos Bittar

   

En diálogo con La Nación/Nación Media, el prolífico fotorreportero nos habla de su séptimo volumen que, como suele ser su costumbre, no es solo de fotografías. Además de conversaciones y opiniones de eminentes teóricos y cultores de la imagen, Bittar comparte algunas reflexiones sobre la configuración del espacio visual como encuentro entre lo diferente reivindicando, a su vez, el caos y el movimiento.


“Es un libro de viajes”, dice al hablar de su 7° volumen, que, como suele ser su costumbre, no es sólo de fotografías: “Tiene por tanto bastante texto, conversaciones mías con mi padre, descripciones de lo que vi y reflexiones”, enumera. Es también un descubrir del paisaje alucinado del comercio febril, su polución visual, su colorido kitsch, incluso, a pesar del blanco y negro, las tensiones de lo que llamamos “progreso”. 

 “Este proyecto tiene que ver con unos años en que viajaba a ver al viejo (mi padre) entre el 1996 y el 2013. Hay fotos en diferentes formatos, pero siempre hago fotografía documental, es una foto directa, voy y lo que veo y lo que siento, trato de plasmar en imágenes. De repente tiene una connotación artística porque me esmero en la composición, veo que la imagen realmente transmita algo”, comenta Carlos Bittar en diálogo con Nación Media.

“Esta experiencia de idas y vueltas ha quedado condensada en las páginas. Las fotografías fueron tomadas entre 1995 y 2008 y los textos están basados en apuntes de viajes del 2003 al 2008”

Nacido en Asunción en 1961 Bittar estudió arquitectura en la Universidad Católica de Asunción y diseño gráfico en el Instituto de Gráfica Publicitaria de Florencia, Italia. También cursó en el International Center of Photography de Nueva York, pero su vida estuvo marcada por el reporte gráfico. 

 “Hice fotoperiodismo siempre, pero todo eso está en crisis, inclusive se habla de la muerte de la fotografía y creo que por eso se da esa combinación de texto y fotos… la onda del libro es como un Ulrico Schmidl (viajero y cronista alemán) que vino con Pedro de Mendoza o Felix de Azara o Marco Polo”, define descifrando la obra como producto del descubrir un espacio geográfico.

-A pesar de la estigmatización, Ciudad del Este, tiene una identidad cultural. En tu opinión ¿Hay una imagen diversa de esa triple frontera tan condenada?

-La identidad es una construcción. En mi caso trabajo mucho el tema paraguayo pero no creo que exista un tema paraguayo teeté, no soy purista. Por ejemplo creo que en la pintura se van mucho por el tereré, el lapacho, la chipa, yo realmente creo en un tema híbrido, de cruces, mezcla, contaminación, así se van construyendo los temas fotográficos.

El estigma de la Triple Frontera está creado por la prensa porque siempre tiene que existir un lugar donde están los malos Ahí hay gente de todo como en todos lados, solo que creo que es un tema que da para largo y hablo en los textos del libro sobre eso.

- Tus libros abren la puerta a una mirada, “arman historias”, ¿qué fuiste siguiendo para construir “Border”?

- Justamente tiene que ver con los fronterizo, inclusive con el “borderline” con lo esquizofrénico, ese lugar donde se mezclan cosas, se mezclan culturas.

En Ciudad del Este tenés árabes, chinos, brasileños, paraguayos con distintos tipos, están los asuncenos, la migración campesina y no hay mucha influencia “porteña” (de la capital argentina).

- Hay un vínculo fuerte entre el reporte gráfico y la foto artística en tu trabajo ¿Cómo lo describirías?

-Siempre me encuadro y tal vez sea muy clásico en lo que los estadounidenses llaman “Straight photography” (fotografía directa) y también en el “Street photography” (fotografía de calle).

Voy, veo que es lo que hay en la calle y lo que me llama la atención voy armando. Este trabajo es gracias a que me quedaba en lo de mi viejo. Él administraba un Shopping y vivía ahí, así que donde yo estaba, todas esas fotos estaban a mano, iba caminando al puente, iba a Foz de Iguazú y tenía todo cerca por suerte.


 -Contanos de tus influencias…

-…puedo decir que mi influencia dentro de toda la onda es americana. La foto fue inventada por los franceses, tenés a (Henri) Cartier Bresson, toda una manera propia, pero los americanos desarrollaron el tema del paisaje urbano, y hay toda una escuela de ello. Esa onda acá la curtió un poco Jesús Ruiz Nestosa, y dentro de esa línea me fui porque siempre me gustaron esas fotos.

Para los que son cinéfilos, Wim Wenders tiene cosas geniales sobre paisajes, me encanta. Sacar belleza del caos es estimulante, qué te voy a decir, la pasaba bien haciéndolo, ese caos realmente me gusta. Como también me gusta donde estoy aquí cerca del río y la naturaleza, es el ying y el yang que todos llevamos dentro. 

Jorge Zárate

Fotos de Carlos Bittar

Charla de café

En el libro aparece reseñada una charla de café entre Bittar y los críticos Osvaldo González Real, que presentará “Border” próximamente y Javier Rodríguez:

Carlos Bittar (CB) -Creo que la percepción que se tiene del Paraguay en el Brasil es en gran medida la del Far West (Lejano Oeste), una tierra de nadie a colonizar. Una lógica similar a la del siglo XVII, bajo formas distintas, claro está. Son los más pioneros (o quizás también algunos otros más “zafados”) los que se vienen para aquí, y no los que están tranquilos en Río o en São Paulo.

 Osvaldo González Real (O.G.R.) -O lo mismo: de alguna manera habría continuidad —por otros medios— de una política de expansión portuguesa. Porque la legislación paraguaya para la venta de tierras en frontera —si bien existe—rara vez se cumple.

Javier Rodríguez (J.R.) - ¿Pero por qué “criminalizar” la situación en general o en particular a los colonos? Finalmente, todos somos inmigrantes, de alguna manera... ¿Quién es responsable de la ausencia del Estado sino el propio Estado?...

C. B.  No es solo la ausencia del Estado, de la cual tanto se habla por ahora, es su presencia deficiente o muy torcida: Está ahí sólo para recaudar y eso es notorio, por ejemplo, en lo que dije antes sobre el uso del espacio público.

Históricamente nunca ocupamos ese territorio, ni antes ni ahora. Y detrás hay todo un proyecto, regional incluso (pero no nuestro). El estado de Paraná, por ejemplo, tiene bastante presencia en el Brasil y ha desarrollado agricultura, industria y turismo en serio. Y cuando hace unos treinta años vinieron los ascendientes de los actuales brasiguayos, se instalaron muchas veces en tierras vendidas durante el gobierno de Stroessner, en muchos casos vendidas por militares que las habían obtenido (dolosamente) de la reforma agraria del entonces Instituto de Bienestar Rural (IBR). 

 Estos colonos brasileños sí estaban en condiciones de hacer producir esa tierra, de encarar empresarialmente la producción. Además, vinieron con otra mentalidad, con más capacidad económica, aunque no necesariamente eran ricos. Una vez me dijo un brasiguayo: “Hacia los 60, mi papá vino al Paraguay con un sueño: Quería hacer agricultura mecanizada, que nunca consiguió hacer en el Brasil…”

Pero no debemos pensar que esta situación socioeconómica (o visualmente, esta iconografía de frontera) se limita al centro-este del Paraguay; En otras ciudades más tradicionales, no necesariamente de frontera, como es el caso de Concepción, también se ve la misma estética. Este modelo está llegando a otros lugares más alejados, se está expandiendo sobre el Paraguay “tradicional”.

 Una línea divisoria

Aquí un fragmento de uno de los textos de Carlos Bittar que orientan la narrativa de su libro “Border”: “A partir de finales de los ochenta, las ciudades paraguayas comenzaron a dirigirse hacia un modelo de centro urbano. Este paso de enclaves semi-rurales a urbes, producto de la globalización, ha forzado la convivencia de íconos y símbolos culturales de diferentes orígenes: los producidos en los países hegemónicos y los de sello local, mucho más precarios. A esta variopinta oferta se sumaron los objetos industriales, producidos en distantes urbes de Oriente, que recalaron en la frontera para satisfacer la demanda voraz de productos electrónicos del gigante país vecino.

Ciudad del Este, por su posición geográfica privilegiada, en la zona conocida como Tres Fronteras, es el ejemplo paradigmático de la rápida urbanización en Paraguay. El cruce de culturas que el comercio siempre ha posibilitado en la humanidad aquí se daba de manera extrema y acelerada. Con las mercaderías circulaban no sólo el intercambio monetario sino también las ideas, que a su vez iban modificando las costumbres y el lenguaje, dando lugar así a un proceso de hibridización con características particulares”

 

“La marcha hacia el Este”

Dice el crítico Javier Rodríguez del impacto de la marcha hacia el Este: “…esa ocupación del espacio no alcanzó los resultados esperados, ya que los colonos paraguayos, carentes de recursos materiales y técnicos para sostener una producción agrícola integrada al mercado, con el tiempo y en proporción significativa, venderían sus tierras para dedicarse —en general— a actividades terciarias en los centros urbanos.

No fue este el caso de los colonos de origen brasileño y de otras nacionalidades (ni -obviamente- el de empresas multinacionales agroexportadoras), quienes en posesión de mejores condiciones productivas, técnicas y financieras formaron allí importantes centros de agronegocios, que cobraron aun mayor importancia en años recientes, dada la expansión de la demanda mundial de materia prima agrícola.

Como zona de cruces interculturales y gran dinamismo económico, también presenta notorios conflictos y asimetrías de orden ambiental, urbanístico y social. Sobre esta situación se ha señalado que: Analizando la evolución territorial de la región Este se percibe claramente una recurrencia histórica del modelo en el cual prevalecen las empresas extranjeras, como las que entre fines del siglo XIX y comienzos del XX se instalaron en la región […]. A partir de 1883, cuando se produce la venta de tierras públicas, y hasta la actualidad, la región no solamente mantiene la misma estructura sino que, como modelo, ha mejorado y expandido su influencia. Hoy día ni los actores principales ni las actividades productivas responden ni se articulan a los intereses nacionales” (Vázquez, 2006:65)

La escritura de la imagen

Para el eminente crítico nacional Ticio Escobar: “Bittar trabaja desde la posición andante de un flâneur (paseante): deambula por la ciudad exponiéndose a sus acontecimientos. Su curiosidad lo lleva a pulsar los puntos más críticos, pero también más sensibles y expresivos de la ciudad. Sabe que no puede acceder a ellos directamente y recurre a eficaces rodeos retóricos, a miradas soslayadas, desviadas por luces crudas y pasos rápidos. En sus recorridos aleatorios registra —en clave de crónica, de inventario, de inscripción ensayística— situaciones y personajes, no tanto marcados por lo insólito o lo sorprendente, sino señalados por las repercusiones de su experiencia personal con un lugar que se ha devenido familiar por lo muy frecuentado. Esta perspectiva otorga un tono especial a las fotografías…

 Carlos Bittar se acerca a Ciudad del Este comenzando con la figura del resto: los árboles que, devastados en las inmediaciones urbanas, solo sobreviven en las plazas “Es el trópico que no perdona”, plazas invadidas, a su vez, por vendedores informales y, por ende, por desperdicios variados. A partir de entonces, la naturaleza se retira. Y aparece la ciudad caótica, al margen de todo proyecto de planificación urbana, ordenada solo por el diseño, constructivista casi, que, cruzados en diagonal por los cables del tendido eléctrico, trazan las cajas de las mercaderías, los puntales de las casetas y los bastidores de los letreros. Aparece el armazón furtivo del reino de la mercancía: un esqueleto de maderamen sucio y metales herrumbrados que sostiene vitrinas deslumbrantes, carteles y puestos de kioscos atestados de mercaderías de todos los precios, orígenes y calidades. “Ciudad del Este es el consumo posible… es la economía del mercado alimentada por esteroides”, escribe Bittar y agrega: “La ciudad fronteriza es el reflejo de nuestra imposibilidad de generar ningún tipo de alternativa, como especie, al consumo que nos ofrece la economía global”. 

 El abuelo Ramón

Dijo Josefina Bittar Prieto, la hija de Carlos: “Aún menos me habría animado a preguntarle al abuelo cómo había conocido a la abuela y por qué había salido de la casa cuando su hijo y su hija no habían ni llegado a la adolescencia. Después de todo, había hecho varios emprendimientos en Asunción: manejó un transporte escolar, fue mánager de conjuntos musicales e importador de juguetes y formó un grupo de hinchas del club Olimpia. Sin embargo, allá fue a Ciudad del Este. «por trabajo». Esta explicación, claro está, no me convenció nunca: bastaba verlo moverse por la ciudad para darse cuenta de que –además de su trabajo- ahí estaba su comunidad: todo el mundo lo conocía y, al mismo tiempo, disfrutaba de la anonimidad que le ofrecía su calidad de inmigrante. Sospecho que también que convivir con paisanos de Oriente Medio recién llegados le traía recuerdos de su padre sirio y de una infancia marcada por la urgencia de asimilarse.

Si bien muchas incógnitas de la familia perduran, los textos y fotos de este libro me ayudan a conocer a mi abuelo y a entender, o quizá tan solo a imaginar, por qué hizo de Ciudad del Este su lugar en el mundo”.

 

Ficha

Carlos Gustavo Bittar Perinetti, más conocido como “Vitu” es como dijo el maestro de reporteros gráficos Jorge Sáenz: “…uno de los autores documentales más consistentes y prolíficos de estas últimas décadas en el entorno nacional”.

Autor de “Entrecasa” (2000); el ya clásico “Última estación” (2002); “Pretérito” (2009); “Paraguaypostcards” (2011); “El Tren 1989” (2013) y “Fin de Zona Urbana” (2015)

 “Recorrí una semana Paraguay al lado de Steve McCurry”, contó recientemente de su experiencia con el reconocido reportero estadounidense, famoso por la iconográfica foto de la niña afgana que dio la vuelta al mundo.

En la escuela secundaria descubrió con Paul Griffin, su profesor de fotografía en el Colegio Americano, que tomar fotos era una actividad fascinante, al realizar las fotos del anuario del año 79. Durante sus años en la facultad de Arquitectura, Bittar siguió experimentando con la cámara. En el año 1988 realizó su primera exposición individual de fotos: Fragmentos Urbanos en el Centro Cultural Paraguayo Americano (CCPA), bajo iniciativa del fototógrafo Jesús Ruiz Nestosa. Desde entonces no cesó de exponer sus obras, tanto en Paraguay como en el extranjero. Buenos Aires (1992); Dachau, Alemania (1998), la 2da. Bienal de Fotografía Internacional en Curitiba, Brasil (1998) y el Tercer mes de fotografía latinoamericana, en el Centro Cultural Pasaje Dardo Rocha en La Plata, Argentina (2000) fueron sólo algunas de sus muestras internacionales.

Links

https://bittarborder.blogspot.com/

https://bittarcarlos.blogspot.com

https://www.youtube.com/watch?v=p4TaQ7hQnzo

https://www.youtube.com/watch?v=KVDnJKMOjPI

https://www.youtube.com/watch?v=GuHXCP3cUe8

3 de julio de 2023

Artesanas de Carapeguá: “Tejiendo la esperanza de un futuro mejor”

Buscan declarar Patrimonio Cultural inmaterial a la Frazada de Trapo

Multicolores y calentitas, las sobrecamas se hicieron populares por tener precios accesibles. Más tarde, el ingreso de la competencia de productos chinos obligó a los artesanos a ideas formatos más pequeños que mantuvieron la presencia en los hogares paraguayos del tejido oriundo de la compañía Potrero. En agosto próximo se celebrará la 2ª Edición del “Festival Folclórico Frazada de Trapo” que se espera ayude a declararlo patrimonio nacional.

“Debemos amar nuestras raíces y preservar la herencia cultural que da identidad comunitaria y el desarrollo de una rica expresión artística popular en nuestra ciudad” dice Jessica María Cabello, periodista, autora del muy buen documental que hace un “Rescate histórico y cultural de la frazada de trapo de Carapeguá” que se puede ver en Youtube.

Jessica María Cabello

Desde muy niña comenzó la tarea del “Trapo Ñembojuapy”, una parte esencial de la actividad: “Empecé desde los 7 años aproximadamente, en época de la escuela, al atardecer y de noche los niños teníamos que unir las telas, el resto de la familia hacer los ovillos para que se puedan tejer al día siguiente”.

Restos de telas multicolores se van uniendo en ovillos que luego se van intercalando en los telares logrando las texturas tan apreciadas por la gente.  

“Los artesanos siempre abrazaron la filosofía del trabajo”, agrega recordando la reciente declaración por parte de la Municipalidad de Carapeguá como “Patrimonio cultural inmaterial” de los tejidos con Poivy y a la “Frazada de Trapo”.

Jessica ideó el proyecto por el que también se reconoce el origen del tejido en la Compañía Potrero de Carapeguá.

Cabello, que nació allí, sintió la necesidad de poner en valor la actividad de sus vecinos. “La nuestra es la compañía pionera en la fabricación de este tipo de artesanía, la frazada de trapo según testigos en 1952, a partir de allí se convirtió en el centro de la producción, en la actualidad varias compañías ya fabrican los mismos productos, pero Potrero sigue siendo a la compañía con mayor cantidad de artesanas que día a día tejen la esperanza de un futuro mejor”, cuenta en diálogo con Nación Media.

- ¿Qué rol juega el Poivy en la historia?

- Desde la época de los aborígenes guaraníes ya se utilizaban los telares y el Poyvi (un tipo de hilo) para la confección de diversos tejidos, con el paso del tiempo y aproximadamente a inicios de la década de los 50, la frazada de trapo aparece como alternativa ante el alto costo del hilo de algodón, al incorporar los retazos de tela (Trapo) convertidos en hilo grueso, con el cual se abarata el producto permitiendo tejerse más rápido y se obtienen diversos colores sin teñirlos.

- En el documental conseguís valiosos testimonios de los artesanos, ¿En qué pensás que se los puede ayudar desde los organismos estatales o privados?

- Pueden ayudar primeramente valorando el trabajo diario de los artesanos, lo que ellos necesitan es una mayor salida comercial para vender sus productos a precio justo, ejemplo una exportación masiva de los productos sería de gran ayuda.

La donación de materia prima (trapo e hilo) para los productos y compra masiva de los diversos subproductos de la frazada de trapo son 2 opciones muy importantes que las instituciones públicas y privadas pueden ofrecer para fortalecer la cultura.

 - ¿Piensan conseguir que el Congreso declare patrimonio cultural a la Frazada?

La Frazada de trapo ha sido declarado como Patrimonio cultural Inmaterial por la Municipalidad de Carapeguá, estamos ajustando documentaciones para solicitar la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial a nivel país en la Secretaria Nacional de Cultura (SNC), y en un futuro soñamos llegar hasta las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (Unesco).

- ¿Qué nos podés contar del Festival Folclórico Frazada de Trapo 2º Edición previsto para el 15 de agosto?

Entre sus objetivos se encuentra fortalecer la cultura paraguaya uniendo la música y la artesanía en un mismo evento en el mes del folklore; recaudar fondos para la Comisión de Artesanas de la compañía Potrero y brindar un encuentro de confraternidad entre la sociedad Carapegueña y el 9º Dto de Paraguari.

 Tendremos números artistas locales, nacionales y con trayectoria internacional, exposición de telares, demostraciones de la confección de la frazada de trapo y feria de productos artesanales, así que ¡los esperamos!

Tarea de rescate

De los guaraníes se heredó el Poivy, el hilo de algodón, fuente de los textiles originarios de estas tierras.

A principios del siglo XX, las primeras frazadas o cubre camas se tejían a partir de este material y también, más tarde, de la lana de oveja, según cuenta la artesana María Franco Cazal, siempre con telares de madera.

Después ya vino la “Frazada de trapo”, un icono popular: “Hasta el presente seguimos trabajando. Toda una vida haciéndolas, tengo 87 años”, dice la mujer en el documental que hace un “Rescate histórico y cultural de la frazada de trapo de Carapeguá” que realizó Jessica María Cabello para la productora Energía Publicitaria con el soporte técnico de JCA Ediciones Paraguay.

Margarita viuda de Da Silva, fue la que concretó la idea usando vaqueros, cuenta Marta Rosa Maciel, una de las artesanas, en su caso desde los 15 años, que comenzó a elaborar estas “sobrecamas para ayudar a mamá y papa, y gracias a Dios salió bien”, dice recordando que aquello fue en los primeros años de la década del ´50 del siglo pasado. 

 “Heñoi koa Potrero, ndaipori otro”, dice Celso Caballero, comentando que su papa Marcelino y Cantalicia Miranda su mamá, comenzaron a tejer las frazadas como una manera de conseguir ingresos para ayudar a lo que producía la granja.

“Aquí hacíamos la sobrecama, comenzamos a hacer en la familia consiguiendo retazos de vaqueros y tela de corderoy en Luque”, narra para señalar que trabajando duro en el rubro consiguieron elevar el nivel de vida.

La artesana Saturnina Da Silva, comenta que su abuela, Margarita Rojas de Da Silva fue la que comenzó en la familia con lo que en ese momento llamaban “frazada de vaquero”. Su madre continuó con la tradición tejedora que en el tiempo ella sigue manteniendo.

En los 50 se las vendía a la señora Rosa Maciel que fue la que difundió el producto en Asunción

Los tamaños fueron variando en el tiempo. De las originales de 2,40 por 1,80 la más grande, luego se fueron tejiendo a la mitad de tamaño y después otros formatos se sumaron a la producción como por ejemplo hamacas, manteles, almohadones, individuales, bases para apoyar los equipos de tereré, hasta posavasos.

Acela Bogado de Ramos cuenta como se fueron haciendo los tamaños más pequeños, como los individuales, alfombritas, camineros. “Hagamos los individuales que es lo que tiene salida”, comentaban las vecinas de Potrero.

“Aquí en mi familia tejen hasta mis nietos”, dice la mujer que cuenta cómo también a medida que los tamaños se fueron reduciendo, también se achicaron los telares. “Mi marido, Lorenzo Ramos fue el que achico el “Tera (telar) y yo fui la primera en hacer posavasos”, contó. También comentó que una conocida marca de gaseosas le encargó una vez 1200 posavasos que consiguió entregar en tiempo y forma.

Los telares artesanales son también parte de la tradición. Son sus elementos el plegador; caja; khygua; liso y se usa un “Tambo” para estirar los hilos. 

 Mariza Ayala, se especializa en preparar los “lisos”, la base de madera en la que se preparan los “hilos de 9” sobre la que se incorporan los retazos de trapos para llegar al producto final.  

Rosana Ayala, dice que les lleva una hora preparar un liso para poder fabricar una frazada, en una técnica que se fue pasando de generación en generación en la compañía Potrero de Carapeguá

Gladis Coronel, “hacemos todo el proceso desde conseguir la tela, después tejer y después salir a vender”, dice la mujer mostrando sus creaciones “Todos los viernes me voy a Asunción, me subo al colectivo con mi bolso y allá me voy a vender”. 

Aldana Caballero cuenta que antes no se compraban los “trapos”, porque las textiles los consideraban basura, cosa que en el tiempo se fue revirtiendo. “Mis hermanos estudiaron todos gracias a la fabricación de las frazadas de trapo. Siempre viajo a vender mis productos a Luque”.

Para Jessica Cabello la tarea va teniendo sus frutos: “Después de un período de trabajo intenso para describir la historia de la frazada de trapo y plasmarlo en un documental, finalmente puedo decir que llegamos al primer objetivo”.

Lo explica contando que “la produccion artesanal hace grande a nuestra ciudad. Entonces, la convivencia desde pequeña con las artesanas de Potrero, la experiencia vista en mi bisabuela, abuela, en mi Madre y mi propia experiencia de niña en donde al venir de la escuela tenía que unir telas (Trapo Ñembojuapy) para ayudar a la familia, tome este desafio de llevar adelante el rescate historico y cultural de la frazada de trapo que fue como sumergirse en el pasado, para analizar el presente y luchar por un futuro mejor para nuestras artesanas”.

Jorge Zárate 

Fotos Emilio Bazán y gentilezas


 

La milenaria trayectoria del idioma guaraní

 

Haciendo uso de la biología molecular, un equipo de investigadores de la Universidad de Tubinga (Alemania) pudo establecer que el tronco madre de lo que en el tiempo sería nuestro ava ñe’ê nació hace unos 2.500 años cerca de lo que hoy es Santarén, en Brasil. En este diálogo con Nación Media, Fabricio Ferraz Gerardi, director del elenco de científicos, brinda mayores detalles sobre la investigación en la que afirman haber identificado el tronco de una de las lenguas indígenas más esparcidas a nivel continental.

Guaraníes en Paraguay

“La mayoría somos todos brasileños aunque yo también soy ciudadano alemán”, cuenta Fabricio Ferraz Gerardi jefe del equipo que llevó adelante el trabajo “Filogenética léxica de la familia tupí-guaraní: lengua, arqueología y el problema de la cronología”, que se publicó durante este junio en la prestigiosa revista técnica Plos One.

Fabricio coordinó la tarea de la que participaron Tiago Tresoldi, Carolina Coelho Aragón, Stanislav Reichert, Jonás Gregorio de Souza y Francisco Silva Noelli desde diferentes países a saber: “Carolina en Brasil, Tiago en Suecia, Jonas en España, Francisco en Portugal/USA, Stanislav (que es ruso-alemán) y yo en Alemania·, contó en comunicación desde el Instituto de Lingüística de la Universidad de Tubinga.

Partieron buscando dar una respuesta al siguiente problema: “El tupí-guaraní es una de las ramas más grandes de la familia lingüística tupían, pero a pesar de su relevancia no existe consenso sobre sus orígenes en términos de edad, patria y expansión. Las clasificaciones lingüísticas varían significativamente, con estudios arqueológicos que sugieren rangos de fechas incompatibles, mientras que la literatura etnográfica confirma las estrechas similitudes como resultado del contacto continuo entre familias”.

El estudio les permitió inferir que el nacimiento del tronco madre de la lengua se dió hace unos 2.500 años cerca de la actual ciudad de Santarém en el estado brasileño de Pará.

Lo hicieon con métodos de la biología molecular para comparar e investigar la evolución geográfica y cronológica de la que fue durante la conquista portuguesa denominada como “Lingua Geral” de lo que hoy es Brasil.

Fabricio Ferraz Gerardi

-¿Cómo hicieron para determinar la fecha orientativa de 2500 años para el nacimiento de la lengua guaraní?

- Lo que nació hace 2500 años no es la lengua guaraní, sino su lengua ancestro de la que desciende el guaraní (junto con otras lenguas tupí-guaraní). Para comprender mejor este concepto, imagine un árbol: la raíz representa el idioma ancestral, mientras que las ramas simbolizan sus descendientes. Las ramas inferiores, más cercanas a la raíz, representan los descendientes más antiguos, mientras que las ramas superiores, más alejadas de la raíz, representan las lenguas más jóvenes y recientes. Si bien esta analogía no es una representación impecable del escenario, sirve como una herramienta útil para comprender el concepto.

Con todos estos datos es posible inferir las relaciones internas de las lenguas en forma de árbol, donde podemos ver cómo se relacionan las lenguas y qué grupos/leguas comparten un ancestro común.

 

-¿Qué es la Filogenética léxica, podría darnos ejemplos de sus usos?

El uso de métodos genéticos y de biología molecular aplicados a la evolución del lenguaje es un aspecto importante a considerar. Es crucial recordar que "evolución" en este contexto no implica mejora, sino que se refiere al proceso de cambio y desarrollo hacia un estado diferente en comparación con un estado anterior (sin juzgar si estos cambios son mejoras en algún sentido).

De manera similar a cómo se pueden rastrear y fechar las mutaciones en los genes en genética, estos métodos se pueden aplicar a los idiomas y arrojar resultados comparables. En lingüística, estas técnicas se pueden emplear para estudiar varios aspectos, como el léxico, la morfología, la sintaxis y la fonología. Al emplear estos métodos, obtenemos una comprensión más profunda del escenario evolutivo, lo que nos permite fechar e incluso rastrear la propagación espacial de las mutaciones lingüísticas, en nuestro caso, los cambios en las palabras de los idiomas.

Epígrafe. Modelo de relaciones geográficas de la familia lingüistica tupi guarani. Las líneas celestes indican parentesco, un color más oscuro indica migración/separación anterior. En rojo, se señalan las áreas con un 80% de probabilidad de separación de idiomas.
 - “Los análisis a gran escala del vocabulario y las estructuras gramaticales de las lenguas tupí-guaraní utilizando algoritmos de biología molecular se pueden utilizar para crear un árbol genealógico”, dice una noticia. ¿Podría explicarnos un poquito más cómo se hace?

- En nuestro estudio, nos enfocamos en examinar los conceptos y sus significados dentro de los idiomas. La idea central es que cuando los idiomas comparten palabras que se remontan a un ancestro común, no hay mutación en este "gen", por así decirlo. Tomemos el ejemplo de las lenguas tupí-guaraní habladas en las regiones norte y noreste de Brasil. Tienen palabras para "calabaza" que se relacionan con la palabra tupinambá "juɾumũ": Guajá (urumun), Guajajara (zoromo), Asuriní Tocantins (tsoromo). De igual manera, las lenguas que se hablan en las regiones del sur tienen una palabra relacionada con el guaraní, que es "andai": Mbya Guaraní (andai), Tapiete (andai), Warazu (anai).

Estos patrones lingüísticos indican que en un momento determinado del tiempo y del espacio se produjo una mutación. En otras palabras, un grupo perdió la palabra original y la reemplazó con una palabra prestada de otro idioma o que existía dentro de su propio vocabulario. Esta mutación se tiene en cuenta y se ingresa una serie de información en el algoritmo para intentar fechar esta mutación. Al incorporar datos arqueológicos y las ubicaciones actuales de las lenguas, nos esforzamos por obtener información sobre la dimensión espacial de esta mutación.

Guaraníes en Brasil

-¿Tomaron contacto con estudiosos paraguayos durante el curso de la investigación?

- Desafortunadamente, no hicimos contacto con académicos de Paraguay, pero parte de nuestras referencias, utilizadas en el estudio, provienen de su país.

- Usted sabe que el guaraní se habla en Paraguay, Brasil, Argentina y Bolivia en el presente, ¿Cómo estima que puede repercutir el estudio del equipo que usted lideró para poner en valor el idioma, que, por ejemplo es de gran presencia en la toponimia de la región?

- ¡Sí, claro! Me considero especialista en lenguas tupí-guaraní, con conocimientos que abarcan lenguas presentes y extintas dentro de esta familia. Poseo un buen conocimiento del guaraní paraguayo y soy competente en la lectura del guaraní antiguo. Estoy emocionado de compartir que la Universidad de Tübingen pronto publicará mi gramática de Tupinambá, marcando la primera descripción lingüísticamente orientada en un teoría linguística moderna de este idioma. Reconocidos especialistas como Wolf Dietrich, que han trabajado con chiriguano (guaraní boliviano) y guaraní paraguayo, ya han elogiado esta próxima publicación.

Además, tengo buen dominio de dos lenguas indígenas brasileñas. Además de publicar bases de datos de idiomas sudamericanos (con dos de los coautores), actualmente estoy involucrado en algunos proyectos de revitalización de idiomas en Sudamerica. Si bien es posible que este estudio en particular publicado en Plos One no se relacione directamente con los idiomas nativos de América del Sur, ilumina cómo nuestra comprensión puede beneficiarse al explorar el pasado y el presente. Al investigar las interacciones entre los idiomas, podemos descubrir información valiosa, como las influencias encontradas durante sus migraciones y mucho más. Un ejemplo fascinante es el estudio de la toponimia, que ofrece importantes pistas sobre la historia de un lugar y la cosmovisión de sus hablantes.

-¿Cómo se compone su equipo?

- Nuestro equipo de investigación está compuesto por personas con fuertes conexiones con los idiomas nativos. Junto a mí, hay otros tres lingüistas (Carolina y Stanislav), dos arqueólogos (Jonas y Francisco), uno de los cuales tiene experiencia directa en historia y arqueología guaraní, y un especialista en filogenética (Tiago) que trabaja extensamente las lenguas nativas de América del Sur.

Un aspecto esencial de este estudio, particularmente relevante para las personas más jóvenes, es el reconocimiento de que dicha investigación no sería factible sin una comprensión profunda de un idioma. El guaraní paraguayo sirve como un excelente ejemplo para estudiar debido a su rica historia que abarca aproximadamente 450 años. Hay una gran cantidad de literatura disponible que permite una exploración exhaustiva de su desarrollo a lo largo del tiempo. Como idioma oficial, el guaraní cuenta con una hermosa prosa y poesía escrita en su forma única. Espero sinceramente que el guaraní continúe prosperando, ya que muchos de los idiomas en nuestro estudio enfrentan un futuro incierto con pocas esperanzas de supervivencia en las próximas décadas.

- Es gratificante el interés de la Universidad de Tubinga en su estudio, ¿sabe de otras iniciativas vinculadas al guaraní en Europa o el mundo?

- Hay mucha gente trabajando en el guaraní. El profesor Wolf Dietrich, por ejemplo, es uno de los mayores expertos en lenguas guaraníes, y es alemán. El profesor Bruno Estigarribia ha escrito una excelente gramática del guaraní paraguayo (en inglés) y es de acceso abierto, es decir, todos pueden descargarla gratis. También estamos trabajando en una base de datos de fauna-flora de las lenguas tupí-guaraní, y estamos aprovechando mucho las fuentes en y sobre el guaraní.

 - ¿Cómo sigue la tarea de su equipo de aquí en adelante. Es posible una visita al Paraguay?

- He visitado Paraguay antes, como sé también que Francisco Noelli también lo ha visitado. Ahora estamos trabajando en un estudio similar considerando otra familia lingüística de América del Sur. En cuanto a Guaraní, planeo volver a trabajar en el "treebank" del Guaraní Antiguo, que lamentablemente está estancado. También me gustaría trabajar con un estudioso paraguayo en un Treebank de guaraní paraguayo. Espero encontrar a alguien. ¡Quizás esta entrevista te ayude! Me encantaría volver a visitar Paraguay, especialmente para tener la oportunidad de practicar algo del idioma guaraní.

Un estudio moderno

Para el lingüista paraguayo Domingo Aguilera “por lo que se puede leer en el estudio, las ciencias auxiliares de las nuevas tecnologías, como la biología molecular, son las que se unen a una metodología que desde hace varias décadas viene calculando los tiempos de evolución de las lenguas tupí-guaraníes. Lo nuevo de estos estudios modernos es la cada vez mayor rigurosidad que presentan en la obtención de los datos, con una metodología cada vez más multidisciplinaria, y que con cada descubrimiento abren otros subcampos de investigación, o a veces, otros campos totalmente nuevos”.

Recordó a su vez que “desde hace varias décadas, sobre todo a partir de 1960 más o menos, se han publicado estudios de datación de la separación dialectal de las lenguas tupí-guaraníes, siendo uno de ellos, a nivel local, un trabajo del padre Bartomeu Melià, publicado en 1992 (La lengua guaraní del Paraguay. Historia, sociedad y literatura), donde el autor estimaba en unos dos mil años el tiempo de separación del guaraní del antiguo tronco Tupí”. 

Domingo Aguilera

-¿Cuál es el estado del guaraní como lengua viva en el Paraguay y en la región?

- La historia de la lengua guaraní en Paraguay no ha variado prácticamente desde los tiempos coloniales, cuando se adoptó como lengua de uso familiar en la población cario-española, a través de un complejo proceso sociolingüístico, donde no se puede dejar de mencionar la política de inclusión que dispensaron hacia la lengua algunos gobernadores españoles, sobre todo Domingo Martínez de Irala, hecho que ahora se comprueba como muy influyente desde la sociolingüística, una planificación lingüística, aunque sea no formal, desde la administración del poder central. Lo que sí han cambiado -y creo que a una velocidad de la que no nos percatamos a cabalidad- son las condiciones de sobrevivencia y desarrollo para una lengua como el guaraní, que no ha crecido prácticamente más allá de su oralismo tradicional. Si en un principio fue una lengua urbana, ya que su uso comenzó en la ciudad capital, con el tiempo se la fue desplazando al interior del país, hasta que en la actualidad es prácticamente una lengua campesina para los hablantes urbanos del español, o directamente una lengua de marginales.

Todo lo que podemos decir sobre el estado del guaraní en la actualidad se basa en percepciones, ya que no disponemos hasta ahora de un diagnóstico basado en estadísticas. La fortaleza del guaraní estriba en su profundo arraigo popular que ha demostrado hasta ahora, o el peso demográfico como lo llaman en sociolingüística, pero le faltan los demás componentes de lo que los especialistas llaman la “vitalidad etnolingüística”, que son el estatus y el apoyo institucional.

-¿Qué acciones pensás se deberían llevar a cabo para ayudar a la lengua en su desarrollo?

No se puede no estimar los trabajos de promoción que se realizan en nuestro medio para revitalizar el guaraní, pero en donde yo dudo es de que, si esos trabajos son proporcionales a los problemas que el guaraní arrastra, como ya queda indicado, desde sus orígenes coloniales. Los tiempos de una lengua no son los mismos que para un ser humano. El declive de un idioma puede haber comenzado hace varios siglos, pero para los ojos de los espectadores puede aparecer seguir siendo la misma, y por eso no hacemos caso de las alarmas que, como en un vuelo de avión, comenzaron a sonar mucho tiempo atrás. Y así como en la metáfora del vuelo, llega un momento en que ya no se puede evitar la extinción de una lengua, que no es que “muera”, sino que se deja de hablar sustituyéndola por otra más evolucionada.

Afortunadamente, en los últimos cincuenta años hay varios ejemplos que muestran que una lengua se puede salvar, si se la trabaja sistemáticamente y durante el tiempo que sea necesario, desde el mayor poder que tienen las sociedades, el estado. Hay comunidades donde se han recuperado lenguas que ya tenían sellada prácticamente su defunción, lo que nos demuestra que una lengua no se salva espontáneamente, sino que activando las fuerzas sociales, políticas y económicas que tiene una sociedad.

En Europa trabajaron durante varios años para unificar una política común para todas las lenguas de los países que se integraron en la Unión Europea, y ratificaron un Marco común europeo para las lenguas, un documento muy minucioso que sirve para cada país como matriz para sus políticas de mantenimiento y desarrollo de la lengua propia. Hay comunidades donde se revitalizaron las lenguas locales, y ahora están fortalecidas. Todas esas comunidades tienen su hoja de ruta completa, y están deseosas de compartirla con cualquier país que así lo decida. Por ese lado, creo que es una cuestión de gestión la transferencia de estas experiencias exitosas de otros países para adaptarlas a nuestro ambiente local.


Una de las lenguas más

extendidas del mundo

El estudio dirigido por Fabricio Ferraz Gerardi apuna que “no importa la ubicación de la patria, la expansión del Tupí Guaraní (TG) se encuentra entre las más grandes del mundo, extendiéndose a lo largo de más de 4000 km tanto en latitud como en longitud, siendo sus fuerzas impulsoras un tema de intenso debate. La investigación arqueológica sugiere que el crecimiento demográfico fue impulsado por el auge de la agricultura, junto con un fuerte sentido de territorialidad respaldado por redes políticas de largo alcance y por una ideología bélica expansionista. Un área cada vez mayor de paisaje boscoso que podría usarse para la agricultura podría haber contribuido a esta expansión”.

También resulta interesante conocer que “Más recientemente, se ha encontrado un compromiso mediante la prueba explícita de modelos demográficos frente a escenarios de cambio climático simulados para el Holoceno tardío. Estos modelos muestran que una combinación de procesos de difusión démica y la preferencia por un nicho ambiental particular (bosques tropicales húmedos) explica mejor la cronología arqueológica y la reconstrucción general de la lingüística histórica: una larga estasis en la Amazonía, con el surgimiento y desarrollo de las principales sucursales de Tupí, seguido de una rápida expansión a otras partes de América del Sur (correspondiente a la expansión de TG) concluye que el centro más probable de la dispersión del TG es el Alto Tapajós.  Propone una patria amazónica sudoccidental para el proto-tupí-guaraní (PTG), situada cerca de las cuencas de los ríos Arinos y Juruena superior. Utilizando la Teoría de la Migración Lingüística y motivado por la clasificación en postula la patria de PTG en el bajo Xingu…”

Links

Estudio en Plos One

https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0272226

Banco de datos de lenguas Tupí:

https://tular.clld.org/contributions/tuled

Treebanks:

https://universaldependencies.org

Gramática de guaraní paraguayo (en inglés):

https://library.oapen.org/bitstream/handle/20.500.12657/51773/9781787352872.pdf?sequence=1&isAllowed=y