«La balada del álamo Carolina», Haroldo Conti.
El humo hace noche en San Pablo, son las 3 de la tarde, se quema el Amazonas, se quema el Pantanal y en los noticieros del mundo se lo ve a Jair Bolsonaro culpando a las Ongs ambientalistas de provocar el incendio, diciendo irónicamente que él es el “Capitán Motosierra”.
Cínico, perverso, no se hace cargo de su ambición, habilitar la tala de la Amazonía es parte de su programa y nunca lo escondió. Todos en el mundo saben que aprovechará este incendio para avanzar con el agronegocio.
Lo volvió a dejar en claro el 23/8 frente a cadetes militares durante la celebración del Día del Soldado. «Mis hermanos militares, población brasileña, vamos a marchar con éxito. No faltan enemigos, como los de siempre, que temo que ganen la guerra de información contra la verdad», dijo Bolsonaro que es capitán de la reserva del Ejército.
Salió al cruce así del presidente de Francia, Emmanuel Macrón que le pidió que respete los compromisos medioambientales, luego de ver la desidia con la que actuó el gobierno brasileño ante el desastre. El presidente francés con el apoyo de la premier alemana Angela Merkel dijo que el tema Amazonas estará en la discusión de la mesa del Grupo de los 7 (G7), los países más poderosos del mundo y llegó a decir que Bolsonaro le había “mentido”.
Bolsonaro twiteó: «Lamento que el presidente Macron busque instrumentalizar un asunto interno de Brasil y de los otros países amazónicos para obtener beneficios políticos personales».
Lo hizo después de que su gobierno emitiera un comunicado en el que se aseguró que los incendios en la Amazonia «no están fuera de control». Allí expuso que “casi todos los incendios registrados en 2019 son de nivel 1, el más bajo en una escala que va hasta 3”.
El Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia expuso sin embargo que el número de incendios registrados hasta ahora ya es un 60% más alto que en los tres años anteriores y el pico tiene relación con la deforestación.
Durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) con Luis Inacio «Lula» Da Silva y con Dilma Rousseff, entre 2004 y 2010 hubo una caída drástica de la deforestación en la Amazonia, cuestión que les fue reconocida en el mundo todo.
Esta situación contrasta con una de las primeras medidas de Bolsonaro que dejó sin efecto la protección del 80% del terreno de una propiedad que fijaba una ley de 1965 para el Amazonas.
La cambió a 50% y con ello, habilitó la tala de entre 7 y 15 millones de hectáreas.
Más allá de las causas naturales, todo indica que este contexto favoreció el incendio todavía encendido que ya devastó más de 500 mil hectáreas en el Amazonas, ecosistema fundamental en el mundo con cerca del 20% del agua dulce, 10% de la biodiversidad y 20% del oxígeno de la Tierra.
También el hogar de 34 millones de habitantes.
Agronegocio asesino.
Como parte de la medida, dejó bajo la órbita del Ministerio de Agricultura las decisiones territoriales de los pueblos indígenas habilitando la posibilidad de explotaciones agrícolas y mineras en tierras ancestrales.
El Instituto de Investigaciones Espaciales de Brasil (Inpe) informó que la tala del bosque amazónico creció en un 80% en un año, medido a junio pasado en comparación con la misma fecha del 2018. Son más de 4.500 km² talados de los que más de 3 mil fueron arrasados desde que asumió el ex militar.
En ese contexto el 30/7 mataron un líder de la etnia Waiapi en el estado de Amapá. Dijo entonces Michelle Bachelet. alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU: “Es un síntoma preocupante del problema creciente de la intrusión en tierras indígenas por parte de mineros, explotadores madereros y agricultores en Brasil”.
Por su parte, el coordinador de políticas públicas de Greenpeace, Marcio Astrini, tras la serie de sucesos consideró que “una cosa ha quedado clara: Bolsonaro odia el Amazonas. No se preocupa por deforestación, o el crimen que provoca (…). Cuando abre la boca es para incentivar la violencia en la selva”, apuntó.
Mucho se entiende cuando se sabe que la ministra de Agricultura es Tereza Cristina Dias, acusada de ser el rostro político de la industria frigorífica JBS, la más grande exportadora de carnes del mundo.
El 60% de las nuevas zonas deforestadas están ocupadas con ganado, denunció Greenpeace según consignó un reporte del diario colombiano El Tiempo.
El agronegocio aporta el 25% de Producto Bruto (PIB) del Brasil que es el más grande exportador de carne, soja, café y azúcar del mundo.
«Brasil es nuestro, la Amazonía es nuestra», suele repetir en sus ensoberbecidos discursos el capitán.
El capitán Motosierra.
Links
https://www.eltiempo.com/mundo/latinoamerica/que-hay-detras-de-la-devastacion-del-amazonas-en-el-gobierno-bolsonaro-396854?fbclid=IwAR2-kFMjh3QUcrKF0jCJ244p1u8PPV6eGHkgGZaYDFI6jWa1ADZ5xHEpxzQ
https://news.un.org/es/story/2019/07/1459491
Capitalismo mortal
Estos ultimos tres meses fueron los más calientes de la historia mundial según científicos. Hubo incendios forestales en Alaska, Groenlandia, Islas Canarias y hasta en Siberia.
La estadounidense Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, su sigla en inglés) dio cuenta de ello en sus reportes que coinciden con los de Países Bajos, Alemania y Bélgica con récords de calor; como también Francia, Polonia, República Checa y España.
Las temperaturas récord de enero a junio se registraron en el centro de Sudamérica, la mitad sur de África, Nueva Zelanda y el océano circundante, así como en partes de Alaska, el oeste de Canadá, México, el mar de Bering, el Océano Atlántico, Madagascar y sus alrededores, el Océano Índico, y en partes del este de Asia. Ninguna zona terrestre o marina tuvo temperaturas frías récord entre enero y junio de 2019, consignó la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
“La actividad humana está cambiando el clima, llevando a algunos bosques a calentarse y secarse”, repiten los expertos.
En Rusia se quemaron más de 54.000 km2 de bosques y la mayor preocupación es que el hollín de los incendios pueda depositarse en el hielo del Ártico y acelerar su derretimiento. «La catástrofe en Siberia no es una catástrofe en Rusia, es una catástrofe ecológica global», dijo Anton Beneslavsky, experto en incendios. «El problema es que estos incendios ocurren cada año y con más intensidad. Anteriormente era un incendio catastrófico al año, ahora son muchos y en diferentes partes del mundo».
La Tierra tiene hoy niveles inéditos de dióxido de carbono (CO2), más de 415 partes por millón, nunca vistos en la historia de la humanidad y en principio por el modelo de producción industrial y por la alimentación a base de carnes.
Twiteó el meteorólogo Eric Holthaus: “Ésta es la primera vez en la historia humana que la atmósfera de nuestro planeta ha tenido más de 415 ppm de CO2. No sólo en el tiempo del que tenemos registros, no sólo desde la invención de la agricultura hace 10.000 años. Desde antes de que existieran los humanos modernos hace millones de años. No conocemos un planeta como éste”.
La temperatura global del planeta subió un grado y sigue aumentando y un estudio del World Resources Institute indica que si llega a aumentar en dos grados habrá calor extremo, veranos sin hielo en los polos, aumento de casi medio metro del nivel del mar, desaparición del 8 por ciento de los vertebrados de la tierra y del 99 por ciento de los corales marinos, etc.
Hay un millón de especies en peligro de extinción por culpa de los humanos.
El capitalismo mata.
Jorge Zárate
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