24 de julio de 2018

Alan Redick: “Debemos descartar el modelo de educación industrial que tenemos”

Alan Redick pide que se eduque para emprender. Foto Aníbal Gauto, publicada en La Naciòn.


Este experto en temas educativos de la Universidad de Carolina del Norte sugiere un plan de Estado que involucre inversiones nacionales y que haga fondo en las materias humanistas, en las matemáticas y en el arte.

–¿Cómo surge su preocupación por la educación?
–Es una cuestión de sentimientos, soy paraguayo, me duele cómo va el país. Siempre soy profesor y a la vez estudiante, nunca dejé el amor por el estudio y la pasión por el saber, así que siempre estoy pensando por qué no podemos salir adelante como otras sociedades en términos de educación.

–Observando la estructura local, ¿qué propone?
–Cuando yo comencé a estudiar el problema era la información, no se conseguían los libros, incluso viajaba a Buenos Aires a buscar ciertos títulos. Sin embargo hoy la información ya no es un problema para casi nadie, se puede conseguir cursos gratis por internet y básicamente toda la información está disponible. Entonces creo que el problema principal en educación es “emocional”, que viene del latín “e-motion”, que habla del movimiento, de la motivación, entender qué es lo que nos empuja, porque comprendiendo esto se puede cambiar bastante.

–¿Y cómo sería?
–Lo importante es detenerse en entender cómo se siente el paraguayo. Creo que se debe cambiar la mentalidad de víctima, este fondo que se expresa en el “somos así por la culpa de fulano, mengano, el Gobierno o la Triple Alianza”, que no digo que no sea cierta, ¿pero cuál es la actitud que tomamos?: ¿Decidimos vivir en el trauma del pasado o proyectarnos hacia el futuro? La gente me pregunta cómo veo la educación y les digo que lo que necesitamos es gente inteligente que pueda ver la realidad a la que quiere llegar, establecer el para qué educamos.

–Parece una pregunta muy difícil.
–Educar, también del latín “e-ducere”, es guiar, conducir, hacia dónde estamos guiando a la sociedad, este es el punto fundamental.

–¿Y qué modelo sugiere?, porque la educación tiene que ver con modelos de país, tiene entonces un abordaje complejo...
–Me parece importante vol¬ver a una plataforma para que uno pueda desarrollarse. Personalmente no apostaría a la tecnología porque le es extremadamente fácil a esta generación. Prefiero que manejen bien matemática, historia, filosofía, lógica, literatura, que es algo que los va a acompañar el resto de sus vidas, en tanto que la tecnología irá cambiando constantemente. Hay que apostar a una plataforma sólida que les permita decidir lo que quieran hacer.

–¿Y cómo sería?
–Tenemos que hacer lo que funcionó en el Paraguay, como en la época de los López, cuando las inversiones fueron nacionales e hicimos cosas de primera calidad en el mundo. ¿Por qué no volver a eso que funcionó? La búsqueda de inversores es un error, de hecho nunca vinieron los grandes inversores y esto es fácil de explicar: la gente elige la seguridad, por eso se invierte en Estados Unidos y Europa, que ofrecen menos cosas, pero son más seguros para invertir. Por lo tanto, lo ideal para nosotros es completarnos a nosotros mismos, que busquemos la excelencia en nosotros porque después el capital viene solo. El capital sigue a la excelencia. Miren sino cómo es la política del presidente de Estados Unidos, Donald Trump o la de China, siguen políticas proteccionistas. El libre comercio para ellos es la libertad de imponer sus productos.

–¿Qué lectura tiene de la Universidad paraguaya?
–Es desorganizada. Cuando yo estudiaba estaban la Nacional y la Católica y después había otras pocas que eran serias. Hoy la cosa es distinta y doy un ejemplo. Un amigo tiene un sanatorio y me dice que necesita tomarle un examen otra vez a los médicos para poder contratarlos porque la educación es deficiente. Esto es gravísimo. No podemos confiar la salud y la vida a gente que no persiguió la excelencia.


–¿Y qué sugiere ante ese cuadro?
–Mirar la educación de una forma artística, descartar el modelo de educación industrial que es el que tenemos. Educamos a la gente para ser empleados, tenemos que educarla para ser emprendedores, empresarios. Entender que el modelo finlandés es perfecto para Finlandia, no para nosotros. Hemos perdido nuestra autoestima, aquí se desarrollaron modelos, a José Gaspar Rodríguez de Francia se lo estudiaba en Europa y hay quienes dicen que fue la inspiración de Carlos Marx, Richard Alan White habla de que fue la primera revolución radical en América, un modelo socialista que funcionó. El modelo de los jesuitas también, de hecho Voltaire hace pasar a su Cándido por Paraguay en búsqueda de esa utopía. El modelo de los López, el espíritu viajero del guaraní, por citar ejemplos.

–Quizá sea necesario cotejar.
–Tenemos que hacer que el paraguayo salga al mundo, porque es un gran observador. Lo primero que asombra es ¿por qué las escuelas no plantan alimentos como parte del sistema educativo? Esta sería una manera de ayudar a resolver el tema de las meriendas escolares. También dejaría la lección para seguir haciéndolo luego toda la vida en la casa, porque estamos ante un futuro de huertas urbanas, como en el Japón, por ejemplo. Nosotros, que tenemos un país tan rico en suelo.

–¿Algo más?
–Es importante que cada uno participe de su propio rescate, porque aquí existe una dependencia y codependencia. La gente pobre depende del Estado y se expresa: “Soy pobre porque el Estado no hace nada por mí” y también está la codependencia de parte del Gobierno que necesita de gente que los necesite. Hay que romper esto y hacer que las personas sean autosuficientes y si es posible autárquicos.

–¿Qué piensa del guaraní?
–Me encanta. Para mí es una lengua imperial sin imperio, el guaraní conquista al conquistador. Mi padre era americano y si bien no le gustaba el guaraní lo terminó hablando. El griego antiguo tiene mucho que ver con el pensamiento guaraní. El término “ndaeve” es la metafísica, la cosa que está más allá de la cosa, muy parecido al concepto de los griegos. Para mí los lingüistas iniciaron las divisiones del guaraní, en las familias, tupi, ava, etc, y esto hace olvidar todo el espacio geográfico en el que se habla la lengua. Hay algo que lo hace fuerte y útil, pero hay que cambiar la forma de enseñarlo.

Perfil
* Es profesor de la Universidad de Carolina del Norte en los Estados Unidos.
* Enseña Literatura Española y Latín para graduados.
* También parte de la historia de Roma y su influencia en la cultura mundial.
* Publicó los libros “La fenomenología en el Fausto de Goethe” y “Del ritual a la poesía: Homero”.
* Entre sus áreas de interés están la historia y la etnografía de los guaraníes y principalmente el idioma.



2 comentarios:

Agripino Silva dijo...

Oipora la he'iva, hi'aite ohendu ha ojapo los gobierno kuera "deprovecho", aje?

Jorge Daniel Zárate dijo...

Upeicha ite...