Su poderosa imagen invita a visitarlo, más sabiendo que desde esta capital se puede llegar a velocidad promedio en unas 2 horas hasta el punto de entrada que está sobre la ruta P18 en el tramo que une Acahay con La Colmena.
El ingreso no está indicado, pero se puede buscar en la internet como “Entrada Cerro Pa'ü” y obtener la guía de navegación y el mapa que lleva hasta el punto de acceso situado en la compañía Rivarola Cue, de La Colmena.
En el camino de acceso se da un rápido contacto con el mundo rural. Francisco Ibáñez está arando con la ayuda de su yunta de bueyes: “Estamos preparando la tierra para plantar porotos”, cuenta mientras asesora cómo llegar hasta la base del cerro. “Hacemos también maní, mandioca, de todo un poco”, dice el buen señor celebrando una refrescante y breve llovizna matinal.
Siguiendo sus indicaciones, a menos de un kilómetro desde la ruta P18 a la mano izquierda está el camino de acceso al Cerro Pa'ü y justo en el sitio está la casa de Hilda Arrúa, que alterna los oficios rurales con la experiencia de haberse convertido en “guía” para los que quieren acceder a la montaña.
En el sendero
Acompañados por Hilda, su sobrino Ronaldo y el perro “Tigre”, el equipo de Nación Media aborda el sendero que se inicia en una verde campiña con cocoteros y espesa vegetación en el que se atraviesan terrenos privados. A la vera del mismo se puede ver una plantación de papas con regadío, una experiencia nueva en la zona, cuenta la guía.
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| Hilda y "Tigre" en la escalera natural hecha de raíces |
Ayudan a subir las numerosas lianas que se despliegan en el camino hasta llegar al espacio de la grieta. Allí la imagen del pasillo de piedra es impactante al punto de hacer más profundo el silencio en el que reverberan los ecos de cantos de pajaritos.
Tomadas por el musgo que favorece la humedad de estos últimos días, las paredes tienen un verde, a veces fluorescente, que las destaca especialmente.
Entonces se comienza a caminar entre las mismas buscando el punto de acceso a la cima, en una trepada de mediana inclinación en la que hay que avanzar caminando entre las piedras con gran cuidado. Es un corredor que se extiende por unos 40 metros que consigue empequeñecer las figuras de los caminantes. Allí, los especiales cortes y perfiles de las inmensas paredes generan escenarios amables a la contemplación y a la fotografía.
Hacia la cima
La escalada para subir a la cima tiene una dificultad media y en verdad sorprende cómo la acomete “Tigre” dando cuenta de su experiencia. “Lo que pasa es que él viene siempre conmigo y en los fines de semana me tocó venir hasta 5 veces en un día”, cuenta Hilda entre risas.
El paisaje de la cima es de gran belleza, se pueden contemplar a la distancia el Cerro Verá y otras formaciones vecinas, la extensión del valle apenas cortado por la ruta P18 desde la que surge el murmullo del paso de los vehículos, apenas un fondo que disputa espacio con el silencio de las alturas.
El vuelo de los yryvu, guardianes de las cumbres, agrega un atractivo especial al paisaje.
“Aquí mucha gente viene a acampar, pasa la noche, da gusto aquí arriba”, cuenta Hilda. También, que “hay gente que vino y colocó aquí en la cima banderas paraguayas. Dejaron aquí con un mástil grande, más de una vez, pero después vino otra gente y la sacó. No entiendo porque hacen eso, queda lindo verlas desde abajo”, dice.
Una expresión de amor al paisaje, quizá un gesto de identidad.
Una descripción geológica
El geólogo Moisés Gadea, recuerda que el Cerro Pa'ü se llama así “por una cuestión toponímica, en guaraní significaría “hendidura” y se encuentra en el Bloque Cordillerita ya prácticamente en el borde del valle de Acahay”.
Apunta que está compuesto por “areniscas del paleozoico, del ordovícico, sería equivalente al material que se encuentra en el cerro Hu y en el cerro Santo Tomás de Paraguarí. Es de origen de playa, marino somero fluvial, una intercalación de ambientes y la unidad geológica a la cual corresponde sería la formación Tobatí”.
Gadea, que es docente en Petrología Ígnea y Sedimentaria en el departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Naturales (FaCEN-UNA) explica que “esa hendidura se formó porque cuando rift de Asunción”, una acumulación importante de sedimentos que ocurrió en el Mesozoico hace 60-65 millones de años aproximadamente, se formó “la fosa tectónica escalonada por la separación de América del Sur y África”.
Agrega que “ese resquebrajamiento, ese dislocamiento de los macizos rocosos fue lo que hizo que ese cerro se haya partido en varias secciones y luego los fragmentos que se encontraron en las líneas de fractura fueron removidos o erosionados. Por eso se formó ese pasillo geológico, ese pasillo pétreo”, relata.
“Es totalmente geológico, tiene características antrópicas (parece hecho por el hombre) por la perfección del corte, sin embargo, fue natural y eso ocurrió en el jurásico tardío, cretásico inferior, ya mucho tiempo después de que esos sedimentos se hayan depositado y se hayan formado esos cerros”, apunta.
Explica que el dislocamiento “fue en varios sentidos con un gran depósito de areniscas” y cuando se formó el Valle de Acahay “se fracturó el macizo, luego se meteorizó y se erosionó para formar esos pasillos geológicos”.
Estas formaciones de Paraguarí reciben el nombre de “Cordillerita porque es la expresión menor de la Cordillera de los Altos a la que acompañan de manera paralela en sentido noroeste/sureste. Anteriormente estaban unidos, pero cuando se formó el valle, en el rift de Asunción, este separó las cordilleras”.
En el Cerro Pa'ü “hubo varios dislocamientos, pero uno de ellos es el principal que es más accesible para la gente donde es posible transitar sin dificultad. Si uno se fija desde la parte superior se va a poder percatar de que el Cerro está partido varias fracciones, completamente cuarteado por tectonismo y uno de ellos es el principal por donde ustedes pasaron ayer”, concluye.
Amigos de las alturas
El grupo de amigos “Hermanos de la Cumbre”, se dedican a recorrer las cimas de nuestro país y reproducen sus aventuras en las redes sociales. Pueden encontrarlos en @hermanoscumbrepy donde postean fotos y videos de sus acciones.
Hace poco visitaron el Cerro Pa'ü: “Es un cerro tranqui, con sendero corto, ideal para quienes recién empiezan en esto. Lo que más nos llamó la atención fueron sus formaciones rocosas únicas y la paz que se siente al subir. La vista desde la cima, aunque no sea tan alta, nos regaló un momento de silencio y contemplación. Le damos un 5 de 10 en cuánto a la dificultad, pero por la belleza que nos regaló nuestro creador un 10/10”, dice el texto de la recomendación.
Ariel Guzmán, su coordinador, cuenta del origen: “Somos un grupo de amigos desde hace más de 10 años y el año pasado quisimos irnos a un cerro para hacer algo distinto. Lo hicimos y fue una experiencia muy buena y nos propusimos hacerlo periódicamente”.
Así fue que comenzaron a visitar los cerros del país y “ya por marzo nos planteamos organizarnos como un club, con la idea de motivar a las personas para conocer las bellezas del país. Esto porque conocemos gente a la que le gustaría ir, pero tiene miedo de irse sola, así que les ofrecemos la posibilidad de sumarse”.
El grupo está integrado por jóvenes profesionales de entre 25 y 30 años y durante sus excursiones van mostrando a través de las redes “lo que hay para conocer, mostrar cómo llegar, etc, así que vamos mejorando el contenido y tratando de hacer crecer la experiencia, más como una comunidad, un club”, explica
“Hay influencers que se dedican a conocer y recorrer el país, lo nuestro es más un club de varias personas para motivar amigos, gente y hacer un poquito esta actividad. Este año, por ejemplo, nos fuimos a Curitiba a Brasil, en las serranías de Paraná visitamos el conjunto Morumbi donde viajamos con la bandera, una hamaca larga oficial, vamos puliendo la experiencia”, comenta.
Guzmán cuenta también que están preparándose para hacer campamentos: “Ahora queremos ir a Guairá a acampar y pasar un finde. Soy contador público, y en el grupo somos la mayoría profesionales, psicológos, gente de marketing, informática tenemos un poquito de todo, tenemos abogados y ahora también estamos incursionando un poquito en el tema running porque para subir a los cerros se tiene que tener cierto estado físico, estamos entrenando de a poco porque la mayoría venimos de ser muy sedentarios”.
A la hora de hablar de los equipamientos, apunta que todo depende de las alturas que se quieran alcanzar. “Depende, por ejemplo, para ir al Tres Kandu, que es el cerro más alto, con equipo medio funciona porque está muy bien señalizado, hay senderos, tiene estaciones, la experiencia es más llevadera y menor el peligro. Ahora, cuando fuimos al Cerro San José fue muy de aventura, el camino no era claro, había muchas piedras falsas, espinas. En general recomendamos una mochilita, guantes, agua en un hoppy y tratar de no llevar cosas pesadas porque hace que el ascenso sea cansador”.
Agrega que se necesita “calzado adecuado y si el día es lluvioso es importante ir muy equipado, llevar buzo es importante porque hay senderos en los que te podés rasguñar, un buen champión hace la diferencia. Solemos llevar linterna por si nos agarra la noche, porque puede ponerse muy oscuro, reloj, brújula, porque la señal se pierde. Repelente, protector solar, mini botiquín de emergencia y no mucho más. Eso sí, siempre hay que recoger la basura que se pueda generar”, pidió.
Jorge Zárate
Fotos de Matías Amarilla
Transporte de Armindo Irrazábal
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