El ministro prometió incrementar el intercambio cultural con el Paraguay, escuchó con atención la posibilidad de enseñar guaraní en el Brasil, se manifestó a favor de un cambio de mentalidad en el mundo para conseguir una economía que sirva a las personas. El artista prometió venir a tocar el año que viene.
“Qué le pidió el presidente Lula”, le preguntamos a Gilberto Gil en la primera ronda de periodistas que se formó a su alrededor.
- “Gil, quiero que vayas al ministerio y actúes como si estuvieras en el escenario”, respondió.
- ¿Le pidió que sea una fiesta?
- ¡Ja, ja! (Risas, rápida cara de circunspecto) Bueno, en realidad creo que debe entenderse en el sentido de la competencia con que hago mis presentaciones.
Asume su rol de ministro a cabalidad, pero el artista, siempre que puede, sale a relucir.
De hecho, Gil no dejó de cantar. Lo acaba de hacer en Africa en una de sus giras como ministro y lo volverá a hacer en poco tiempo más. “Estoy un 80% con el ministerio y un 20% dedicado a la música”, cuenta.
Prometió venir a tocar el año que viene en el Teatro Tom Jobim. Se le dice que quedará demasiado chico. “Dependerá de ustedes”, responde con una sonrisa, se roba un pan a su paso por la cocina del hotel que alberga el XVI encuentro de ministros de Cultura del Mercosur.
“Soy espiritual, creo que habrá un reino del espíritu santo”, dispara en la conferencia de prensa que brinda en conjunto con sus pares ministros. “Creo en la evolución del hombre, que hay que ir hacia una mentalidad que nos haga desistir del guerrero, de la acumulación, del querer más y más”, agrega.
“El solo hecho de que yo haya asumido el ministerio, representa la llegada de la generación Tropicalista al poder”, expone cuando se le plantea si esa estética lúcida y vital tendrá presencia en su desempeño como ministro.
Entiende su gestión como la de un articulador. “Hay una intervención directiva del gobierno para promocionar interconexiones de las políticas del ministerio, con las secretarías regionales, las municipales. Creo que ese es más nuestro rol, uno de articulación general entre todas estas partes”.
Tiene un objetivo: “El desafío de hacer del ministerio de la Cultura, un ministerio importante como los demás, donde la gente se identifique, donde esté estimulada y orgullosa de su ministerio”.
Hubo un momento para charlar.
- Dijo usted que quería más presupuesto. ¿Cuánto es el actual y a cuánto desea llegar?
- El actual es de 0,2% del presupuesto y queremos llegar al 1%. Creo que vamos a quintuplicar la cantidad de plata que tenemos hoy. No es mucho pero ya será mucho más.
- ¿Que rol asigna a la cultura en la gente del pueblo?
- Es necesario proponer a la gente, a los trabjadores, a las amas de casa, que se dediquen un poco más a tareas culturales, no solo de entretenimiento, de diversión, sino también de aprendizaje, de capacitación, de gestión cultural en sus comunidades, junto a su gente, sus barrios. Pienso que es eso lo que tenemos que fomentar: Que el hombre esté más en la cultura y que la cultura esté más en el hombre.
- ¿Qué le sugerirías a los chicos que en Paraguay están tomando una guitarra y componiendo como vos lo hacías en tu juventud en Salvador, Bahía?
- Que sigan, si están interesados en el arte, en la música, en cosas culturales en general, que sigan dedicándose a esto, perseverando, porque la perseverancia es la única manera de llegar.
Tenemos unos cuantos proyectos en Brasil que están diseñados para ayudar a la juventud.
- ¿Escuchás música paraguaya?
- Ahora no, cuando era niño, se tocaba mucha música paraguaya en Brasil, hoy ya no tanto. Tenemos que hacer que la toquen de nuevo.
En la sociedad brasileña, en los años 40',50' hasta los 60' había una presencia muy fuerte de la música latinoamericana, de Uruguay, Argentina, Chile, Paraguay, guaranias. Después la hegemonía lograda por la cultura norteamericana con los medios de comunicación acabó con ello.
Brasil guaraní
“El bilingüismo hace de Paraguay un ejemplo especial, este es el primer aspecto de la diversidad cultural en relación con otros países”, dice del guaraní, del que parece no conocer mucho. “Jamás escuché música cantada en guaraní”, le confiesa a un colega que, también cantautor, le regala su disco y le profesa toda su admiración.
En conferencia de prensa, se le reclama la posibilidad de implementar la enseñanza de guaraní en el Brasil.
“Va a depender de la sociedad brasileña, si está interesada en ello. Hay que escuchar hay que ver si hay una demanda. Creo que podemos intercambiar algo sobre la historia en común. Hasta la existencia del idioma, como la toponimia brasileña y otros países reciben. Nosotros no podemos disponer.
Los paraguayos quieren a la lengua, la utilizan, para los paraguayos es vital mantenerla quizá para los otros países no. Nosotros queremos incentivar a Paraguay a mantener la lengua”.
Su cara cambia de expresión cuando se le recuerda que el guaraní no es ajeno al Brasil, su cancillería se llama Itamaraty (Piedra blanca), además se lo habla en las fronteras con los estados de Matto Grosso do Sul, Paraná y Río Grande do Sul. “No importa el tamaño de la región”, se escuda vanidoso.
Es notorio que la curiosidad lo carcome.
Dinero, dinero
Después ataca el sistema que rige la vida del mundo.
“El dinero sale más y más de la actividad productiva para estar en los fondos virtuales, parado. El dinero no se mueve más en el mundo o se mueve dentro de sus canales, que son los organismos financieros. Esto no ayuda a superar los problemas.
Hay una reacción a este modelo de concentración financiera. Dinero para la producción de dinero, esa es la cuestión hoy en el mundo. Antes era un medio de circulación que hacía mover las otras formas de producción y ahora ya no. La producción de los bienes materiales no tiene los aportes necesarias.
Comenzamos a tener una reacción en el mundo que se da también en las organizaciones internacionales como el Fondo Monetario.
Tenemos que cambiar, mirar a Africa, a Latinoamérica, al Asia, la gente tiene que tener plata para comprar cosas, sin mercado no puede haber producción. Creo que esta es una mentalidad que llega ahora, y que poco a poco y más rápido esperamos, llegue a imponer otro modelo internacional.
Ahora estuve en Africa, los países tienen que trabajar para pagar deudas y deudas y más deudas, Brasil, lo mismo, Paraguay, lo mismo.
Este modelo llega a bloquear la respiración. Ahora tenemos necesidad de aire para respirar. De lo contrario iremos a un colapso del sistema y eso acabará en guerras, por eso hay que cambiar el modelo”.
Con Gil siempre hay otro momento para charlar.
- ¿Que intercambio concreto se puede hacer con Paraguay?
- Creo que en música, un poco más de música de Brasil acá, un poco más de música de Paraguay en Brasil. Creo que también el cine, una presencia un poco más fuerte, las artes plásticas, exposiciones de pintura y de escultura que se pueden incentivar. En patrimonio histórico, tanto en lo material como en lo inmaterial se puede hacer.
Podemos brindar cooperación para llevar a estudiar a la gente en las escuelas de restauración del Brasil. Hay muchas cosas.
Creo que se puede aumentar la actividad con la presencia de artistas de Brasil aquí. Lo voy a buscar con los gobiernos, pero también con las empresas.
- ¿La cultura puede hacer cambiar el modelo económico del dinero por el dinero mismo?
- Por las vivencias comunes que los pueblos tienen, por la protesta, la capacidad de influir sobre los directores de las empresas internacionales, estimo que si. Creo que el camino es el de la discusión, el diálogo, los prefiero a la guerra que es la última posibilidad. Debemos trabajar para que la opción sea la cultura, a través de la conversación, de la diplomacia. Prefiero esto.
“Qué le pidió el presidente Lula”, le preguntamos a Gilberto Gil en la primera ronda de periodistas que se formó a su alrededor.
- “Gil, quiero que vayas al ministerio y actúes como si estuvieras en el escenario”, respondió.
- ¿Le pidió que sea una fiesta?
- ¡Ja, ja! (Risas, rápida cara de circunspecto) Bueno, en realidad creo que debe entenderse en el sentido de la competencia con que hago mis presentaciones.
Asume su rol de ministro a cabalidad, pero el artista, siempre que puede, sale a relucir.
De hecho, Gil no dejó de cantar. Lo acaba de hacer en Africa en una de sus giras como ministro y lo volverá a hacer en poco tiempo más. “Estoy un 80% con el ministerio y un 20% dedicado a la música”, cuenta.
Prometió venir a tocar el año que viene en el Teatro Tom Jobim. Se le dice que quedará demasiado chico. “Dependerá de ustedes”, responde con una sonrisa, se roba un pan a su paso por la cocina del hotel que alberga el XVI encuentro de ministros de Cultura del Mercosur.
“Soy espiritual, creo que habrá un reino del espíritu santo”, dispara en la conferencia de prensa que brinda en conjunto con sus pares ministros. “Creo en la evolución del hombre, que hay que ir hacia una mentalidad que nos haga desistir del guerrero, de la acumulación, del querer más y más”, agrega.
“El solo hecho de que yo haya asumido el ministerio, representa la llegada de la generación Tropicalista al poder”, expone cuando se le plantea si esa estética lúcida y vital tendrá presencia en su desempeño como ministro.
Entiende su gestión como la de un articulador. “Hay una intervención directiva del gobierno para promocionar interconexiones de las políticas del ministerio, con las secretarías regionales, las municipales. Creo que ese es más nuestro rol, uno de articulación general entre todas estas partes”.
Tiene un objetivo: “El desafío de hacer del ministerio de la Cultura, un ministerio importante como los demás, donde la gente se identifique, donde esté estimulada y orgullosa de su ministerio”.
Hubo un momento para charlar.
- Dijo usted que quería más presupuesto. ¿Cuánto es el actual y a cuánto desea llegar?
- El actual es de 0,2% del presupuesto y queremos llegar al 1%. Creo que vamos a quintuplicar la cantidad de plata que tenemos hoy. No es mucho pero ya será mucho más.
- ¿Que rol asigna a la cultura en la gente del pueblo?
- Es necesario proponer a la gente, a los trabjadores, a las amas de casa, que se dediquen un poco más a tareas culturales, no solo de entretenimiento, de diversión, sino también de aprendizaje, de capacitación, de gestión cultural en sus comunidades, junto a su gente, sus barrios. Pienso que es eso lo que tenemos que fomentar: Que el hombre esté más en la cultura y que la cultura esté más en el hombre.
- ¿Qué le sugerirías a los chicos que en Paraguay están tomando una guitarra y componiendo como vos lo hacías en tu juventud en Salvador, Bahía?
- Que sigan, si están interesados en el arte, en la música, en cosas culturales en general, que sigan dedicándose a esto, perseverando, porque la perseverancia es la única manera de llegar.
Tenemos unos cuantos proyectos en Brasil que están diseñados para ayudar a la juventud.
- ¿Escuchás música paraguaya?
- Ahora no, cuando era niño, se tocaba mucha música paraguaya en Brasil, hoy ya no tanto. Tenemos que hacer que la toquen de nuevo.
En la sociedad brasileña, en los años 40',50' hasta los 60' había una presencia muy fuerte de la música latinoamericana, de Uruguay, Argentina, Chile, Paraguay, guaranias. Después la hegemonía lograda por la cultura norteamericana con los medios de comunicación acabó con ello.
Brasil guaraní
“El bilingüismo hace de Paraguay un ejemplo especial, este es el primer aspecto de la diversidad cultural en relación con otros países”, dice del guaraní, del que parece no conocer mucho. “Jamás escuché música cantada en guaraní”, le confiesa a un colega que, también cantautor, le regala su disco y le profesa toda su admiración.
En conferencia de prensa, se le reclama la posibilidad de implementar la enseñanza de guaraní en el Brasil.
“Va a depender de la sociedad brasileña, si está interesada en ello. Hay que escuchar hay que ver si hay una demanda. Creo que podemos intercambiar algo sobre la historia en común. Hasta la existencia del idioma, como la toponimia brasileña y otros países reciben. Nosotros no podemos disponer.
Los paraguayos quieren a la lengua, la utilizan, para los paraguayos es vital mantenerla quizá para los otros países no. Nosotros queremos incentivar a Paraguay a mantener la lengua”.
Su cara cambia de expresión cuando se le recuerda que el guaraní no es ajeno al Brasil, su cancillería se llama Itamaraty (Piedra blanca), además se lo habla en las fronteras con los estados de Matto Grosso do Sul, Paraná y Río Grande do Sul. “No importa el tamaño de la región”, se escuda vanidoso.
Es notorio que la curiosidad lo carcome.
Dinero, dinero
Después ataca el sistema que rige la vida del mundo.
“El dinero sale más y más de la actividad productiva para estar en los fondos virtuales, parado. El dinero no se mueve más en el mundo o se mueve dentro de sus canales, que son los organismos financieros. Esto no ayuda a superar los problemas.
Hay una reacción a este modelo de concentración financiera. Dinero para la producción de dinero, esa es la cuestión hoy en el mundo. Antes era un medio de circulación que hacía mover las otras formas de producción y ahora ya no. La producción de los bienes materiales no tiene los aportes necesarias.
Comenzamos a tener una reacción en el mundo que se da también en las organizaciones internacionales como el Fondo Monetario.
Tenemos que cambiar, mirar a Africa, a Latinoamérica, al Asia, la gente tiene que tener plata para comprar cosas, sin mercado no puede haber producción. Creo que esta es una mentalidad que llega ahora, y que poco a poco y más rápido esperamos, llegue a imponer otro modelo internacional.
Ahora estuve en Africa, los países tienen que trabajar para pagar deudas y deudas y más deudas, Brasil, lo mismo, Paraguay, lo mismo.
Este modelo llega a bloquear la respiración. Ahora tenemos necesidad de aire para respirar. De lo contrario iremos a un colapso del sistema y eso acabará en guerras, por eso hay que cambiar el modelo”.
El día de la entrevista con Gil y el amigo Felipe Vallejos. Foto de Carlos Juri |
- ¿Que intercambio concreto se puede hacer con Paraguay?
- Creo que en música, un poco más de música de Brasil acá, un poco más de música de Paraguay en Brasil. Creo que también el cine, una presencia un poco más fuerte, las artes plásticas, exposiciones de pintura y de escultura que se pueden incentivar. En patrimonio histórico, tanto en lo material como en lo inmaterial se puede hacer.
Podemos brindar cooperación para llevar a estudiar a la gente en las escuelas de restauración del Brasil. Hay muchas cosas.
Creo que se puede aumentar la actividad con la presencia de artistas de Brasil aquí. Lo voy a buscar con los gobiernos, pero también con las empresas.
- ¿La cultura puede hacer cambiar el modelo económico del dinero por el dinero mismo?
- Por las vivencias comunes que los pueblos tienen, por la protesta, la capacidad de influir sobre los directores de las empresas internacionales, estimo que si. Creo que el camino es el de la discusión, el diálogo, los prefiero a la guerra que es la última posibilidad. Debemos trabajar para que la opción sea la cultura, a través de la conversación, de la diplomacia. Prefiero esto.
Jorge Zárate
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