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11 de septiembre de 2008
Un ex obispo con la espada de Bolívar
Por Jorge Zárate para América XXI www.americaxxi.com.ve
Señales: al asumir la presidencia y acabar con seis décadas de dominio del Partido Colorado Fernando Lugo mostró el 15 de agosto indicios de que su gobierno buscará hacer equilibrio en la desigual correlación de fuerzas de la sociedad paraguaya, donde una minoría rica no cederá fácilmente a los cambios sociales que el ex obispo se comprometió a emprender. Tiene respaldo, aliento popular y apoyo regional suficientes para evitar terminar rodeado por las fuerzas empeñadas en que nada cambie. La masiva concentración popular con la que se festejó la victoria contra 60 años de dictadura y pseudodemocracia tembló de emoción cuando Hugo Chávez hizo su regalo habitual al nuevo presidente y Lugo desenvainó, para mostrarla a la multitud, una réplica de la espada de Bolívar.
Fernando Lugo se definió durante toda la campaña como ubicado en el centro del espectro político: “poncho juruicha (como el agujero del poncho)”. Es el lugar en el que eligió ubicarse ya desde la conformación de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC). Esta posición le permitió acceder a la presidencia a pesar de no tener el respaldo de un movimiento social fuerte y organizado.
Fue la amalgama que lo hizo posible, repiten en su entorno, mientras se comienza a percibir que hay fuerzas que pretenden correr el centro electoral a la derecha en la gestión de gobierno. Eso preocupa a obreros y campesinos, base del voto por Lugo, a pesar de las prebendas, el miedo y todos los fantasmas de 61 años que agitó el Partido Colorado (Asociación Nacional Republicana, su nombre en los papeles) durante la contienda.
Cómo articular esa fuerza, esa esperanza que la gente mantiene en Lugo, para enfrentar la voracidad de la oligarquía y de sus representantes en el poder será la más difícil de las tareas para el ex obispo. Reforma agraria y protección del derecho a la organización de los trabajadores son dos acciones claves para intentar un país diferente.
“Nos reiteró su promesa de realizar una reforma agraria integral que incluirá la entrega de tierras y asistencia técnica a los campesinos”, dijo Luis Aguayo, de la Mesa Coordinadora de Organizaciones Campesinas (Mcnoc) exponiendo los términos de la conversación que tuvieron con el mandatario. “En los últimos días hemos mantenido una serie de reuniones con el presidente Lugo para ir ajustando los programas para la reforma agraria”, dijo Aguayo señalando que las 300 mil familias sin tierra “recibirán una parcela. Nos dijo que cumplirá con la Constitución Nacional, donde está establecido el derecho de cada paraguayo a vivir en su propia tierra”.
“Pero el Presidente también comentó que su gobierno respetará la propiedad privada. Esto significa que tiene planes para obtener los terrenos”, explicó el dirigente.
Odilón Espínola, de la Federación Nacional Campesina (FNC), que nuclea a sin tierras, pero en mayoría a campesinos con pequeñas propiedades para el cultivo de algodón, adelantó la línea de acción de su organización: “en los próximos días haremos numerosas movilizaciones en diferentes partes del país para protestar contra la siembra masiva de soya porque empobrece el suelo y las fumigaciones contaminan ríos y arroyos”.
Los campesinos vienen protestando contra la utilización de la fumigación con venenos como método para obligar a los pequeños propietarios a vender tierras, como puede verse en el documental Soberanía Violada que denuncia este tipo de presiones en el departamento de San Pedro.
Paraguay es el tercer productor de soya de América de Sur, detrás de Brasil y Argentina; y sexto en el mundo. Se cultivan más de dos millones de hectáreas y la idea de los empresarios es expandir el modelo hasta sembrar seis millones de hectáreas. Con ello, unos 80 mil campesinos por año serían desplazados del campo a la ciudad.
Tensiones
Los empresarios ya hicieron sus pedidos. El presidente de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), Juan Néstor Núñez reclamó en persona que Lugo ponga fin a las “invasiones de tierra” y desista de “aventuras” tributarias, hablando en nombre de las cámaras empresariales en la inauguración de la Expo 2008. Lugo escuchaba inmutable.
La Expo es la muestra ganadera más importante del país, organizada por la ARP, acompañada por una exhibición de la industria, el comercio y los servicios, en su mayoría artículos de importación, montada por la Unión Industrial Paraguaya (UIP). La propiedad privada “es y debe seguir siendo la columna vertebral del desarrollo” dijo Núñez, para señalarle al Presidente que los empresarios no quieren ser “convidados de piedra” del nuevo gobierno.
Los industriales vienen pidiendo la flexibilización laboral, en un país donde la precarización del trabajo es norma y donde la persecución a la organización sindical es avalada por el ministerio de Justicia y Trabajo. El pedido no tiene nada de raro, porque se trata de un viejo anhelo patronal. Pero causaron preocupación las declaraciones a favor de la flexibilización, realizadas antes de asumir, de Blas Llano, ministro de Justicia y Trabajo y de Martín Heisecke, ministro de Industria y Comercio.
Hay una Coordinadora de Centrales Sindicales (CCS) que apoyó la candidatura de Lugo que todavía no respondió a las declaraciones públicas de los ministros, quizá esperando la palabra del obispo.
Al parecer Lugo se reserva el derecho de veto o de aprobación.
La firma de contratos colectivos en los ministerios de Hacienda, Agricultura y Ganadería e Interior, las Penitenciarías Públicas, Crédito Agrícola de Habilitación, demostraron la reacción de los sindicatos de trabajadores del sector público que salieron a consolidar sus derechos en la retirada del gobierno del Partido Colorado.
Existen unos 30 mil trabajadores, de los 210 mil empleados públicos, a los que el Estado no les paga ni el salario mínimo ni la seguridad social, donde persisten contratados que van renovando su permanencia desde hace 10, 15 años, víctimas de la prebenda que despertarán a la pelea en defensa de sus puestos de trabajo.
El Gobierno anunció que no renovará los contratos de unos tres mil funcionarios que fueron tomados en los últimos seis meses de la presidencia de Nicanor Duarte Frutos, una decisión seguramente conflictiva.
Otra decisión importante de Lugo fueron los relevos en el área militar. El general Bernardino Soto Estigarribia, comandante general de las fuerzas militares, continúa en el mando y le restan tres años para completar los cinco de servicios establecidos por los reglamentos; pero el presidente dispuso que el general Catalino Roy sea el nuevo comandante del ejército; el general Roberto Marecos estará al frente de la fuerza aérea y el vicealmirante Cíbar Benítez es el nuevo jefe de la Armada.
“Nunca más los militares serán utilizados para reprimir o agredir a sus compatriotas. A partir de este momento estarán al servicio de la comunidad”, prometió el Presidente mientras los diarios muestran cómo guardias armados protegen las cosechas tardías de soya en el Alto Paraná.
Respaldo internacional
En su emotiva asunción, el pasado 15 de agosto, Fernando Lugo recibió el respaldo de los líderes regionales. El principal fue el de Hugo Chávez, con quien firmó una serie de importantes acuerdos entre los que destacan el de seguridad energética, que prevé la provisión de hasta 23.500 barriles de petróleo y derivados, otro de soberanía y seguridad alimentaria, así como uno de programas educativos.
Además se firmó una Carta de Intención para la Creación de un Instituto Agroecológico Nacional, otra para la incorporación progresiva de Paraguay a Televisora del Sur (Telesur) y una más para poner en marcha la Misión Milagro II, con la instalación de dos centros oftalmológicos en territorio paraguayo.
Lula da Silva por su lado dijo que escuchará los planteos sobre los precios de la energía de la represa hidroeléctrica de Itaipú. Paraguay sólo consume el 5% de la mitad que le corresponde y el resto se lo vende a Brasil a precio de costo.
Con Evo Morales hay un principio de acuerdo para impulsar el Urupabol (Uruguay, Paraguay y Bolivia, el acuerdo de los países chicos de Mercosur). Cristina Fernández de Kirchner dejó las puertas abiertas, al igual que Rafael Correa y Tabaré Vázquez.
El vicepresidente de Irán, Samareh Hashemi, dijo que su gobierno está dispuesto a brindar colaboración a sus países amigos de América del Sur como Bolivia, Ecuador, Venezuela y, ahora, Paraguay, para el desarrollo de políticas energéticas basadas en el aprovechamiento nuclear destacando las reservas de uranio del país guaraní.
El nuevo presidente necesitará de los aportes de todos para poder vencer las seguras resistencias internas a una política de cambio.
Lugo no se altera, demostró que no tiene apuro, que usará todo el tiempo de que dispone para sus objetivos políticos, entre ellos la renegociación de las tarifas de las hidroeléctricas Itaipú y Yacyretá, la reforma agraria y una eventual reforma constitucional para garantizar derechos políticos, sociales y electorales.
Cuentan que el presidente revisa cada tanto los cuadernos que fue anotando en el Ñemongetá Guazú (Diálogo mayor) que realizó con comunidades de base en todo el país, esas demandas concretas, personalizadas, que le hacen saber que el pueblo espera una señal de cambio.
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