21 de diciembre de 2009

El oro de nuestras fuerzas



Sobre el libro La Vida y la Bronca de Julio Benegas

Por Jorge Zárate

Nadie puede pretenderse periodista sin acometer contra la injusticia, sin enfrentarla con la palabra, sin que el poder sienta la incomodidad que le causa saberse incompleto.
Julio siente y practica el oficio, lo van a ver en estos textos que tienen entraña y forma, opinión se define.
Esto es lo principal, porque como todos, estarán aburridos de recorrer los diarios, revistas, páginas web, noticieros televisados, la radio y encontrarte que bajo el rótulo de opinión, un montón de marionetas firman lo que el patrón les dijo que tenían que decir.
Benegas edificó su voz con trabajo, pero también con lucha, con el rigor del dato, con coraje obrero, ganó un espacio en la consideración de los lectores y recibió a veces la respuesta obtusa, mediocre y artera de la oligarquía que sobrevive en el país.
Algunas de las columnas de opinión que aquí se compilan se publicaron en el diario ABC Color, otras no y son de las más jugosas.
Quisieran callarlo como el Rey Juan Carlos a Hugo Chávez pero no pueden porque los hechos le dan la razón. Lo podrán leer aquí, cuando hace una lectura distinta de los procesos que sobrevinieron al genocidio que Argentina, Brasil y Uruguay practicaron en la guerra de la Triple Alianza, cuando es cronista de calle en la represión de las manifestaciones de las víctimas del Ykua Bolaños, cuando puede mirar el mundo desde Paraguay y contarnos de nuestras posiciones en el tablero, cuando es solidario con los homosexuales, los que viven en la calle, los desposeídos.
Quisieran callarlo pero él edita este libro y todos celebramos que sea una forma de burlar a los que pretenden tapar el sol con un dedo.
Tiene esa virtud, este periodista que admiro, el compañero en la lucha sindical, va abriendo caminos, arremete, tanto en la literatura como en la tribuna de la organización, se anima el loco.
Esta Plaza Italia tomada por la presentación de un libro es una prueba de ello.
Benegas reflexiona desde el hombre de a pie, se acerca al lector, describe experiencias en las que la identificación aparece a manera de espejo o se dispone a hacer una visita guiada a realidades que pueden ser ajenas a quienes no pueden todos los días dialogar con gente de todas las clases.
La concentración económica, el fenómeno de las trasnacionales y su impacto en nosotros, tiene también su lugar, por momentos describe no sin dolor como se descompone el entorno de la casa paterna de su Capiatá natal, todo un símbolo del tiempo que sobreviene, pero también abriga esperanzas en las estructuras de solidaridad que sobreviven ancestralmente y que por milagro o por práctica pueden ayudar a sentir que es posible una realidad que abrazar entre tantos espejitos de colores, entre tanto falso brillo que, sabemos, nada tiene que ver con el oro de nuestras fuerzas.

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