25 de febrero de 2012

Ahmanidejad: “Irán resistirá y seguirá con su programa nuclear”

Sobre los 33 años de la Revolución Islámica

Invitados por la Fundación Cultural Oriente, un grupo de periodistas latinoamericanos asistieron a la impresionante marcha del 10 de febrero de 2012 que conmemoró la victoria del ayatollah Ruhollah Khomeini que derrocara al Sha de Irán. Crónica de esa jornada.

Por Jorge Zárate
Fotos de Cristóbal Corral
La manifestación más grande de Medio Oriente, cada 10 de febrero en la plaza de la Libertad, en Teherán
Teherán, Irán. (Enviado especial). “En breve daremos a conocer avances de nuestro programa nuclear” , dijo Mahmoud Ahmadinejad, presidente de Irán en un discurso en la Plaza Azadi (libertad, en persa) en el que dijo estar preparado para enfrentar un eventual conflicto bélico con los Estados Unidos (EE.UU.).
Fue ante una bulliciosa e impresionante movilización que los organizadores calcularon en más de 2 millones de personas en ocasión de los festejos del 33 aniversario de la Revolución Islámica que derrocó al Sha. Hombres, mujeres y niños, en una verdadera fiesta popular gritaron consignas contra los Estados Unidos e Israel, en una marcha que se vive con bailes y cánticos, muchos de ellos religiosos alabando al Islam, la religión mayoritaria.
Un punto más en la escalada del conflicto desatado desde que el gobierno de Barack Obama en coordinación con las principales potencias de la Unión Europea (U.E), decidieran implementar sanciones económicas, entre ellas evitar la compra de petróleo, para “disuadir” a Irán de continuar adelante con su programa nuclear.
Un 18% de los 2.6 millones de barriles de petróleo diarios que exporta este país se destina a los mercados europeos. Es así que las sanciones comerciales pueden comenzar a tener efecto en la economía local a partir de julio, según expuso la Agencia Internacional de la Energía (AIE) lo que obliga al gobierno de Ahmadinejad a buscar opciones en todo el mundo, incluyendo a Latinoamérica.
Por lo pronto tiene el respaldo mayoritario de su pueblo, aunque a decir verdad, la impresionante manifestación popular de hoy 10 de febrero respalda los logros de la revolución de 1979, aquella que comandó el Ayatollah Khomeini, cuyo rostro adorna las calles de esta gran capital de alrededor de 14 millones de habitantes.
En Irán, un país de 80 millones de habitantes, hay pobres, pocos, pero no miserables, no hay desempleo y las posibilidades de acceso a vivienda, educación, salud y seguridad social se expandieron notoriamente durante los 33 años de vigencia de la República Islámica de Irán, tal el nombre que adoptara desde aquellas jornadas.
Este pueblo es pacífico, pero tiene en la memoria cercana los sonidos de la guerra.
Aquella que lo enfrentó al Irak de Saddam Hussein, entonces aliado de los Estados Unidos, en una contienda que tiene el mismo trasfondo que estos fuegos de artificio que se oyen en estos días:

El Petróleo
El cruce verbal entre iraníes e israelíes es un clásico. Pero sin embargo ambos saben que un intercambio de misiles crucero puede ser fatal para la región a más de la posibilidad de convertirse en la mecha de la 3ª Guerra Mundial, una imprevisible contienda atómica.
El reciente veto de China y Rusia a las pretensiones de EEUU en Siria, alienta a creer que la sutil Guerra Fría del comercio internacional seguirá adelante con sus complicadas reglas de mercado.
China de seguír las cosas como se presentan pasará a ser el segundo comprador de petróleo de Irán y Rusia se anota en la lista por intereses geoestratégicos.
India es el actor principal de esta película que bien podría filmar Bollywood, el centro de producción de filmes más grande del mundo, que de hecho, son los que más se ven aquí en Oriente Medio.
Todo indica que India será el primer comprador del petróleo iraní y se apresta en estos días a enviar la delegación comercial más importante de los últimos tiempos a efectos de asegurarse la provisión y trabajar en la complementariedad de las economías.
El gigante vecino juega un rol cada vez más preponderante en los países de la región, cuestión de la que para muestra vale un botón. En el modernísimo aeropuerto de Doha, Qatar, este enviado pudo ver que sus ejecutivos son mayoría en las salas de espera y que todos los destinos regionales los tienen como tripulación principal.
Estados Unidos tiene las armas, el poder de la presión militar que ejerce con sus más de 800 bases en todo el planeta, pero las cuestiones económicas juegan un papel importante en un mundo gobernado por corporaciones trasnacionales a las que ya poco importa el color de las banderas.
Aquí sin embargo flamean las verdes, blancas y rojas que celebran los logros del capitalismo islámico iraní, un gobierno que distribuyó riquezas.
“A costa de la libertad”, dicen en occidente.
“Irán bloquea Google”, pudo leer este enviado en la misma página del buscador apenas emitido un cable de la agencia de noticias española Efe. Sin embargo es real que hay problemas para acceder a las cuentas de correo de Hotmail, Gmail, Yahoo y a todo tipo de blogs.
Es que Internet se convirtió en la posibilidad de los iraníes opositores de reclamar por libertades y por derechos igualitarios para las mujeres.
“De qué libertad hablan”, se pregunta Alí agitando su banderita en el enorme acto central.
Un debate que está planteado y seguramente crecerá.

“Una revolución del pueblo y sus sacerdotes”
Cuando ya era insostenible el contraste de riqueza y miseria, los sacerdotes alentaron a la revuelta.
 Teherán, Irán (Enviado especial) La revolución islámica fue comandada por sacerdotes, siendo el símbolo principal, el ayatollah Ruhollah Khomeini, aquel barbado que volvió en 1979 de un exilio de años en Paris para deponer al corrupto y criminal régimen de Mohamed Reza Pahlevi, el Sha.
De allí en adelante la presencia de la ley religiosa, del Islam, se hizo más preponderante y puede verificarse en la obligatoriedad de cubrirse el cabello y el cuerpo completo de las mujeres, por citar un ejemplo. Tampoco es posible conseguir alcohol en bares y restaurantes aunque hay bodegas clandestinas y la colectividad cristiana fabrica su propio vino.
El liderazgo político recayó en Komeini desde el comienzo y fue reemplazado a su muerte por el ayatollah Jameini que sufrió cárcel y tortura en una mazmorra que construyeron los nazis en el centro de Teherán para la agencia de inteligencia del Sha. El sitio, hoy convertido en un museo para la memoria, remite directamente al de Asunción, aunque este es más grande, sistemático y científico. “No se olvide que la tortura primero se practicó en Oriente Medio y Africa y estos métodos los que se trasladaron a Latinoamérica, recuerda el sheij Abdul Karim Paz durante la recorrida que un grupo de periodistas latinoamericanos realizó por el sitio.
“Sha traidor, te vas a quedar sin casa”, cantaban los manifestantes hace 33 años, en la más grande manifestación de la historia iraní en los últimos días de 1978.
Los Pahlevi, si bien fueron una dinastía corta, Mohamed heredó el trono de su padre en 1941 cuando este fue obligado a abdicar del poder por los aliados por sus posturas pronazis .
“En 1953, el primer ministro Mohammad Mosaddeq, fue expulsado del poder al intentar nacionalizar los recursos petrolíferos, en una operación orquestada por británicos y estadounidenses (Operación Ajax). El Shá, con el apoyo de los Estados Unidos y el Reino Unido empezó la modernización de la industria del país, y al mismo tiempo eliminó toda oposición a su régimen con la ayuda de la agencia de Inteligencia Savak”, cuenta Wikipedia.
Los Pahlevi fueron la expresión más acabada del gasto suntuoso, del lujo insultante en un país que exportaba petróleo por miles de millones de dólares y tenía a la mayoría de su pueblo en la miseria.
Las organizaciones solidarias islámicas contuvieron esa mayoría aportando alimentos y la lectura del Corán para sostener la fe en un cambio que los llevara al “gobierno de Dios”.
Cuando ya era insostenible el contraste de riqueza y miseria, los sacerdotes alentaron a la revuelta. Hubo miles de muertos y torturados, durante décadas una lucha persistente de trabajadores, intelectuales comprometidos y activistas religiosos.
En un punto, a fines de 1978, ganaron las calles y provocaron la huída de Pahlevi.
“Me siento cansado y tengo que descansar”, dijo el Sha en enero de 1979 al subir al avión que lo llevó al exilio.
El 1 de febrero de 1979 llegó el Ayatollah en un vuelo chárter desde París. “Khomeini es el Iman (Jefe)”, cantaba una multitud de más de un millón de personas que fue hasta el aeropuerto que hoy lleva el nombre del sacerdote.
Como no se podía mover por tierra, Komeini tomó un helicóptero de las fuerzas armadas hasta el centro donde dio un discurso inaugural.
“Voy a formar gobierno, no podemos tener dos gobiernos en el país, solo el legal funcionará. El gobierno es que el tiene los votos del pueblo y el respaldo de Dios”, dijo ante la tímida resistencia del parlamento que buscó defender la separación de gobierno y religión sin fuerza política alguna.
El 9 de febrero el pueblo en las calles fue ganando posiciones de poder. Tomó las comisarías, bastiones militares, los medios de comunicación y fue destruyendo los íconos del reinado del Sha. “Una revuelta contra el gobierno de Dios es una revuelta contra Dios”, avisó Khomeini a militares y fuerzas políticas que se resistían. Las cartas estaban echadas.

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