“Tras los pasos de Hitler”
Abel Basti: “Se trata de desmontar la
Por Jorge Zárate
jzarate@lanacion.com.py
“Fuimos incapaces de descubrir una
sola evidencia de la muerte de Hitler”, Dwight Eisenhower,
presidente de los Estados Unidos en 1952.
Hitler ingresó al Paraguay bajo el
nombre de Kurt Bruno Kirchner, tras un expreso pedido de Juan Perón
a Alfredo Stroessner. Vivió en principio en Hohenau o en algún
lugar de Itapúa y finalmente en Altos. En la investigación del
argentino Abel Basti, hablan supuestos testigos de reuniones del
Fürher con Edgar L. Ynsfran, Emilio Díaz de Vivar y otras figuras
del gabinete stronista. Murió en Paraguay y fue enterrado en
Asunción. Así lo expone en “Tras los pasos de Hitler” que ya es
best seller en buena parte del mundo.
El FBI sospechaba que desembarcó de un submarino en el sur argentino |
¿Dónde está enterrado?
No se lo puedo decir, tengo un acuerdo
de confidencialidad
Es lo primero que dice Abel Basti,
periodista, autor de cinco libros que construyó investigando la
huída de los jefes nazis hacia sudamérica cuando la segunda guerra
mundial ya estaba perdida. En el libro publicado por la Editorial
Planeta escribe que “… La primera semana de febrero de cada año
-el aniversario de la muerte del líder nazi es el 5 de febrero-, el
establecimiento hotelero de referencia se encuentra bloqueado a
turistas ya que sus plazas son reservadas, con mucha anterioridad,
por un grupo exclusivo que honra allí, hasta ahora, a su líder
indiscutido: Adolf Hitler, el hombre que les cambió la vida a ellos,
y a todo el mundo, para siempre”.
Son 20 años de arduo trabajo, que
comenzaron en 1994 cuando Basti fue a vivir a Bariloche, en la
provincia de Río Negro en el sur de la Argentina.
Allí le insistían con que Hitler fue
vecino.
Al principio no creyó, pero le fueron
acercando materiales, testimonios, imágenes, documentos que en un
punto se amalgamaron para reconstruir una historia posible que de ser
cierta cambiará muchas cosas en el mundo.
¿Sos consciente de que se trataría
de una mentira indignante?
De eso se trata, de desmontar la
mentira más indignante del siglo veinte
- ¿Supiste de algún encuentro de
Perón o de Stroessner con Hitler?
Si bien esas reuniones pudieron haberse
realizado, no he obtenido ningún testimonio o documento que lo
acredite.
- ¿Hay evidencia de una pertenencia
de Stroessner a las filas nazis, teniendo en cuenta los documentos
que pudiste encontrar?
Stroessner -de ascendencia alemana-
formó parte de un grupo de oficiales pro-nazis, al estilo del GOU
(Grupo de Oficiales Unidos) de Argentina.
- ¿El periodista Rainer Tilch
confirmó lo del bunker bajo el hotel?
Lo del bunker surge de Fernando, el
militar brasilero que estuvo allí en 1973 según aseguró.
- ¿Hay documentos que registren la
ayuda oficial de Alemania a los veteranos nazis, otra denuncia
importante de tu libro?
No respecto a una "ayuda"
directo, pero hay documentos alemanes que demuestran que el servicio
de inteligencia germano sabía sobre el paradero de varios de los
criminales de guerra que eran buscados, inclusive sus nombres falsos,
pero que esta información no la dieron a conocer y la mantuvieron
como secreta.
- ¿La escritora Erika Zum Buttel
llegó a escribir algo que hiciera sospechar la presencia de Hitler
en Paraguay?
No lo sé
- ¿Hitler usó el apellido Kirchner
por alguna cosa que tenga que ver con la familia del ex presidente
argentino?
- No. Lo usó en los años 50 en
Paraguay como uno de los tantos nombres falsos que utilizó. El
apellido Kirchner es muy común en la comunidad alemana..
En Paraguay
Compilando el supuesto paso de Hitler
por Paraguay, el investigador se encuentra con la obra del
historiador Mariano Llano, “Hitler y los nazis en Paraguay”,
lanzado en el 2004 en nuestro país.
Llano que fuera yerno del general
Emilio Díaz de Vivar, Comandante en Jefe del ejército, a partir de
1950, y también embajador paraguayo en la España del dictador
Francisco Franco recoge los testimonios de éste y otras personas
para reconstruir el derrotero del líder alemán.
En “Tras los pasos...”, Basti lo
describe así: “Hitler entró a territorio paraguayo, por el sur de
ese país, desde la ciudad argentina de Posadas llegando al pueblo
paraguayo de Encarnación, cruzando el río Paraná, para luego
internarse en el Departamento de Itapúa. Hitler inicialmente se
habría quedado algún tiempo en la casa de Alban Krug, un nazi
fanático, comerciante de la colonia alemana Hohenau, ubicada en
Itapúa”.
Carta de Hitler a una mujer paraguaya |
“-Nosotros los paraguayos somos muy
humanos... Gervasio Artigas, el magnate uruguayo que fue perseguido
por vecinos poderosos, recibió nuestra protección ... ¿Por qué no
Hitler?, un ejército derrotado, perseguido por todo el mundo ... Mi
amigo, el general Perón, el estadista sin par argentino, me hizo una
pregunta ... Por supuesto, yo acepté...”
Habla después un señor Heinechen, que
“informalmente también admitió haber conocido a Mengele, criminal
nazi y luego médico de cabecera de “Alfredito” Streossner, el
hijo del dictador, quien padeció problemas por abuso de alcohol e
ingesta de drogas, siendo atendido por estos inconvenientes por el
fugitivo doctor alemán”.
El fugitivo "no vivió
enclaustrado" y se movía con cierta libertad por Argentina,
Brasil y Colombia
La fuga del jerarca alemán "no
hubiera sido posible sin un acuerdo militar entre los nazis y los
norteamericanos, que consistía en la salida (de Alemania) de
hombres, divisas y tecnología militar para reutilizar todo esto
contra el comunismo, a cambio de inmunidad para los nazis y el
reciclaje de estos en la estrategia bélica norteamericana",
explicó Basti.
Según el escritor, las principales
agencias de inteligencia del mundo, como la CIA estadounidense y el
MI6 británico, contaban con informes y fotografías que confirmaban
la presencia de Hitler en Suramérica después de 1945.
“Debe decirse que en Paraguay todas
estas informaciones son moneda corriente -en su momento fueron un
secreto a voces-, pero hoy se puede acceder a ellas, en ciertos
círculos, con cierta facilidad y la gente las comenta con
naturalidad, y sin ningún signo de inquietud o preocupación por dar
a conocer esos datos tan significativos, que contradicen la historia
oficial. Siempre los paraguayos supieron que su país recibió a
nazis de jerarquía y quizás se discuten detalles de la vida de los
mismos en esa nación, pero no se niegan estas historias, incluyendo
la presencia de Hitler en esa nación”, dice Basti en su libro.
Textual
Aquí ofrecemos fragmentos del Capítulo
XVI del libro “Tras los pasos de Hitler”, cedidos especialmente
por el autor en exclusiva:
- “Las pistas que obtuve sobre la
presencia del Führer en Paraguay -una nación que después de la
Segunda Guerra recibió a varios nazis de jerarquía con el visto
bueno y complicidad de sus máximas autoridades- me resultaban
inquietantes, razón por lo cual entendí que había que profundizar
la investigación en ese país. Los resultados sorprendentes de esa
búsqueda se verán en este capítulo”
- “El profesor de historia Mariano Llano -quien citaremos más adelante como uno de los recopiladores de la historia de Hitler en Paraguay- cuenta que en esa nación existía una logia militar, similar a la organización argentina GOU, cuyos integrantes eran partidarios del nazismo. Cita entre sus integrantes a los generales Higinio Morínigo Martínez, Alfredo Stroessner -como hemos vistos estos dos fueron presidentes de esa nación- y al general Mutsuhito Villasboa, así como los coroneles Victoriano Benítez Vera, Pablo Stagni y Bernardo Aranda, entre otros.
La investigación de Rainer Tilch
- “Respecto al Führer, Janz le dijo
a (al periodista Reiner) Tilch que conoció a un alemán que estaba
seguro de haber visto a Hitler y Eva Braun en la gran fiesta anual de
la Asociación Alemana de Tiro Deportivo de Altos (“Verein Patria”)
realizada en 1968. Durante esos años, Janz gozaba de una jerarquía
importante ya que se desempeñaba como secretario privado del
embajador Hubert Krier. Todos los años el club mencionado realizaba
una celebración, que incluía un concurso de tiro, del cual
participaban veteranos de guerra nazis. Los asistentes se saludaban
con un ¡Heil Hitler! y el brazo derecho en alto y la mano extendida,
como en los viejos tiempos”
Más sospechas del FBI |
- Recuerda el testimonio de Carmen
Esther Caballero según el cual “Hitler visitó la quinta del
citado general paraguayo (Emilio Díaz de Vivar) al menos en una
oportunidad. El Führer “llegó en un coche oficial del gobierno
con escolta militar. Vestía una campera y boina como la que usaban
los paracaidistas. Pero la custodia militar no permitió que la gente
se acercara y por esta razón se lo vio solamente desde cierta
distancia”, aseguró Carmen... La mucama, Francisca Acosta se
acuerda perfectamente de esta circunstancia y da fe de que el líder
nazi y Díaz de Vivar se reunieron en el parque de la mencionada
quinta donde mantuvieron un extenso diálogo. De acuerdo al
testimonio del comisario entrevistado por Tilch -cuya identidad se
mantuvo en reserva-, al parecer la policía paraguaya tenía
documentación de todos los refugiados alemanes en el Paraguay,
incluyendo la de Hitler, guardada en el sótano del Ministerio de
Interior. Cuando ocurrió el golpe militar contra Stroessner, en
1989, se escondió toda esa documentación y gran parte apareció
años después en la comisaría de la localidad de Lambaré”.
- “...Tilch entrevistó a un
comisario anciano, y también a otro policía que fue custodio
personal de Stroessner. Ambos le confirmaron tener datos sobre la
presencia del jefe nazi en Paraguay. El comisario contó que vio a
Hitler en una reunión de alemanes y militares realizada en la
localidad de Villa Elisa, en la casa de una pareja alemana. En
alusión al matrimonio anfitrión, que recibió en su vivienda al
jefe nazi, “la señora era una conocida escritora, Erika Zum
Buttel, aparentemente una buena amiga de Hitler y su esposa”, contó
Tilch al aludir al relato del jefe policial.
De acuerdo a la opinión de Tilch, en
Paraguay “los más altos nazis nunca compraron casas, vivían en
propiedades alquiladas o en casas prestadas por amigos. Muchos
cobraron pensiones de Alemania como ex-funcionarios de estado. La
mayoría llegaron solteros y algunos de ellos se juntaron con mujeres
paraguayas”, con quienes tuvieron hijos.Respecto al estado de salud
del Führer, en general bueno excepto los achaques propios de la
edad, y a la fisonomía -sin bigote y casi pelado-, las informaciones
obtenidas por Tilch son coincidentes con las descripciones obtenidas
por mí en Argentina”.
El encuentro con Ynsfrán
En “Tras los pasos de Hitler” se
cita el testimonio de Pedro Cáceres.
- “Cuando llegué al lugar indicado
(por Cáceres) -una magnífica casa con dos pisos y cochera para dos
vehículos, situado en una zona de moda en las cercanías del río
Paraguay- me recibió el hijo (de Cáceres), un ingeniero llamado
Romy. El señor Cáceres estaba sentado en la sala de estar, era un
hombre de unos setenta años, y me dijo lo siguiente: -Tenía 17 años
cuando fui reclutado para el servicio militar obligatorio. Un día se
me asignó el Ministerio del Interior, ubicado en las calles Estrella
y Montevideo, en el centro de Asunción. Precisamente al mediodía yo
estaba en la planta baja, junto a las escaleras y debajo de la
primera planta, donde se encontraba el Doctor Edgar L. Insfrán -que
había sido desde su juventud un miembro de la Liga Nazi- un hombre
fuerte al lado del general Alfredo Stroessner, quien reinó desde
1954 hasta 1989, un total de 34 años, el país. El hombre nos señaló
con el dedo a nosotros: “Usted, y Usted..., conmigo, ahora“, nos
ordenó. Tres de nosotros, que estábamos armados, fuimos
seleccionados. Nos metimos en un Mercedes-Benz, dos soldados en el
asiento trasero y uno en la parte delantera al lado del ministro.
Tomamos la carretera 2 en San Lorenzo, Capiatá, Itauguá, Ypacaraí,
Caacupé y Coronel Oviedo, Caaguazú, en dirección al este. Luego
nos dirigimos por carreteras sin pavimentar. La gente del Ministerio
de Obras Públicas había construido sólo el camino a la ciudad de
Ciudad Nueva, que se encontraba en las orillas del río Paraná,
frente a Foz de Iguazú (Brasil). Después de 20 kilómetros entramos
en un camino de tierra roja, y llegamos a un callejón sin salida,
que terminaba frente a una gran puerta de madera rodeada de alambre
de púas. Hubo un gran movimiento de camiones y soldados. El edificio
principal estaba en una colina, rodeada de árboles frondosos. La
casa había sido construida en estilo español, con amplios
corredores y una chimenea en el techo. Insfrán estacionó a diez
metros de la entrada y entró por la puerta principal a la casa.
Después de dos horas, regresó acompañado por un hombre mayor, que
caminaba muy doblado. Miré al hombre, traté de disimular mi emoción
y me dije en voz baja a mi mismo, Es Hitler... es Hitler...” Se
despidieron con un apretón de manos, a Hitler lo acompañaba una
mujer rubia. Entonces volvimos a Asunción… Era el año 1960…Nunca
se lo había contado a nadie. Stroessner gobernó, con Insfrán, casi
treinta años más, con mano de hierro. Guardé un silencio absoluto
hasta ahora”...
No hay comentarios:
Publicar un comentario