Desde que se desatara la primera revolución industrial, la Tierra tiene 1,1 grados más de calor según el último informe de Naciones Unidas. Lo más triste, el calentamiento estaría entre 2,4 y 2,7 grados para el 2030 de seguir en la senda de la liberación descontrolada de gases de efecto invernadero. La cumbre climática que acaba de concluir no pudo avanzar mucho más allá de compromisos que aparecen difíciles de cumplir en torno al uso de los combustibles fósiles, la deforestación, la emisión de metano, reducir los plásticos de un solo uso, etc.
El cambio climático amenaza la vida humana, lo vemos a
diario en la histórica bajante que sufren los ríos Paraguay y Paraná.
Como pudimos experimentar en esta parte del mundo en el
presente año, las sequías serán cada vez más graves, habrá un mayor aumento del
nivel del mar y esto determinará una extinción importante de especies.
Inundaciones, olas de calor, huracanes e incendios forestales, aparecen también
en el menú si las cosas siguen como están.
Por ello, el borrador del acuerdo discutido en Glasgow,
Reino Unido, sede de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático COP 26, pretende revisar las emisiones en 2022 a fin de ir
monitoreando que la temperatura global no aumente 2 grados más a fines de 2030.
Para ello es fundamental que caigan en un 45% las emisiones,
un objetivo más que difícil de alcanzar.
El presidente de la COP26, Alok Sharma y el equipo de
trabajo buscaron durante dos semanas hacer firmar a los países un compromiso:
Deben presentar durante 2022 planes de recorte de emisiones para lo que se debe
abandonar el uso de carbón cuanto antes y dejar de subsidiar a las energías
fósiles.
De acuerdo al texto que se trabaja, las Naciones Unidas
(ONU) realizarán evaluaciones anuales de los efectos que tienen los planes de
recorte de emisiones de cada país. Pero no es fácil un consenso sobre el
particular, más para países petroleros como Arabia Saudí, por citar al opositor
más férreo de la pretensión. La Ong Global Witness, reveló que al menos 503
personas con vínculos con la industria de combustibles fósiles estuvieron
acreditadas en la cumbre haciendo lobby en contra.
Esto sabiendo, para todos es claro, que no se llegará a
cumplir el Acuerdo de París y que, al contrario, las emisiones llegarán a ser en
2030 hasta un 13,7% superiores a las de 2010.
También se insiste en el compromiso de los países
desarrollados de aportar 100 mil millones de euros anuales, aunque en realidad
deberían haberlo hecho a partir de 2020; para ayudar a las naciones con menos
recursos a recortar emisiones.
También se les pide que aporten más, ya que por ejemplo,
EEUU, pondrá sólo 3 mil millones de dólares anuales, si el Congreso aprueba la
idea, recién a partir de 2024.
Emisiones en venta
Los negociadores de los casi 200 países seguirán discutiendo
sobre el polémico artículo 6 del acuerdo de Paris.
Allí se prevé que cada país tenga admitida cierta cantidad
de unidades de emisiones de gases tóxicos.
También que las mismas tengan un valor, por lo que los países que no
alcancen a emitir lo que tienen autorizado, pueden “vender” su cuota a los
industrializados.
Existen ideas para comercializar esas “unidades de
emisiones” por lo que será un tema que seguirá dando mucho que hablar en los
próximos años.
Brasil, juega fuerte en este punto. Con sus 479 delegados,
el mayor equipo oficial de negociadores, dejó en claro que la conservación del
Amazonas, debería reportarle una buena fuente de financiación por su capacidad de
absorber el dióxido de carbono (CO2).
La Unión Europea tiene en marcha un mercado de derechos de
emisiones comunitario todavía débil pero que se estima tendrá cierta
preeminencia en el tiempo. Por ello quieren cuidar sus reglas y evitar las especulaciones
que puedan hacer los “magos” de las finanzas.
Por ejemplo la Alianza de Pequeños Estados Insulares
(AOSIS), representanda en gobiernos como el de Antigua y Barbuda o el de
Tuvulu, anunciaron que acudirán directamente a los tribunales internacionales
para pedir justicia sobre la responsabilidad de los países del norte por las
emisiones globales de CO2 y la subida del nivel del mar.
Lo harán reclamando una compensación económica directa de
las potencias.
Tatiana Nuño, portavoz de Greenpeace, la Ong ecologista, lo
resumió así: "Se están interpretando las emisiones netas como el camino a
largo plazo donde la tecnología nos permita seguir quemando combustibles
fósiles apostando por herramientas de captura de CO2... Es algo que nos
preocupa muchísimo", dijo.
Javier Andaluz, observador de Ecologistas en Acción en la
COP26, consideró que el texto tiene una carencia importante: "Cualquier
acuerdo debe partir de la idea de que debemos abandonar la quema de petróleo,
gas y carbón", se quejó.
Del otro lado del mostrador se ubica por ejemplo Australia,
cuyo ministro de Recursos, Keith Pitt, anunció que su país seguirá quemando y
produciendo carbón durante las próximas décadas.
Avance
Más de 130 líderes mundiales prometieron detener la deforestación
para 2030 en lo que se considera el primer gran acuerdo de la COP26. Boris
Johnson, primer ministro de Reino Unido, calificó de "histórico" este
nuevo compromiso.
Paraguay fue signatario, al igual que Brasil, donde grandes
partes de la selva amazónica son taladas día a día. De hecho se talaron 877 km2
en octubre pasado, un nivel sin precedentes, según reportó el Instituto
Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de ese país, citado por la
agencia France Presse.
Canadá, China, Estados Unidos, Reino Unido y Rusia aparecen
como los principales firmantes. También lo hicieron Argentina, Chile, Colombia,
Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Panamá, Perú
República Dominicana y Uruguay.
Para lograrlo se comprometieron en aportar fondos públicos y
privados por valor de US$19.200 millones.
Metano
El metano es uno de los gases de efecto invernadero que más
contribuye al cambio climático y es responsable de un tercio del calentamiento
actual de la Tierra. Por ello Argentina, Chile y México firmaron el compromiso
al igual que decenas de países que se sumaron a la iniciativa de EE.UU. y la
Unión Europea (UE) que busca reducir las emisiones de este gas en al menos un
30% para 2030, en comparación con los niveles de 2020.
Paraguay y Venezuela fueron los únicos países de América del
Sur en no firmar dicho acuerdo.
Explicó Ariel Oviedo, ministro del Ambiente y Desarrollo
Sustentable (Mades) de nuestro país en su discurso ante la cumbre: “Es nuestro
deber como Estados asegurar el bienestar integral de nuestras poblaciones,
especialmente de las más vulnerables… Eso implica hacer frente a los efectos
del cambio climático, orientando esfuerzos concretos y eficaces de adaptación y
mitigación sin afectar la seguridad alimentaria, pues de esto depende el
desarrollo de nuestras sociedades”.
Fue notoria la falta de participación de organizaciones campesinas, indígenas y ecologistas en la representación paraguaya que si contó con el concurso de voceros de los gremios de la producción. La Cancillería explicó en un comunicado que fueron los que podían pagarse el viaje.
La postura de dichos sectores fue resumida así: “Somos
responsables de un ínfimo porcentaje de las emisiones a nivel mundial,
específicamente el 0,09%. Trabajamos con agricultura de siembra directa,
ganadería con pasturas naturales. Cumplimos normativas para la conservación de
bosques y la protección de los cauces hídricos. Llevamos adelante varios
proyectos de integración y conservación de las culturas de nuestros hermanos
indígenas. Producimos energía eléctrica limpia y renovable. Ponemos a
disposición del mundo los servicios ambientales de millones de hectáreas de
bosques paraguayos que sirven de sumidero de toneladas de carbono producidas
por otras naciones”, indicados como argumentos principales.
China, Rusia e India, tres de los principales emisores de
metano en el mundo, se abstuvieron de adherirse al plan.
Un 40% de las emisiones de metano provienen de fuentes naturales como los humedales, pero la mayor parte lo hace de actividades como la agricultura, la producción de ganado y arroz, el uso de gas natural y los vertederos de basura. Algunos vinculan el aumento de las emisiones de metano registradas desde 2008 al uso de la fracturación hidráulica (fracking) en la extracción de petróleo, método usado en algunas partes de EE.UU y en Argentina, por dar ejemplos.
Carbón
Más de 40 países se comprometieron a acelerar la transición
energética y reducir el uso del carbón, el mayor contribuyente al cambio
climático. Suena difícil de cumplir, ya que un 37% de la electricidad mundial
se produjo con carbón en 2019, un dato contundente.
"El fin del carbón está a la vista", aseguró el
ministro británico de Energía y Negocios, Kwasi Kwarteng.
El optimismo se centra en que grandes consumidores de carbón
como Alemania, Canadá, Chile, Corea del Sur, Polonia, Ucrania y Vietnam
respaldaron el acuerdo. Sin embargo Australia, India, China y EE.UU., no lo
firmaron.
Desigualdad
Las cosas aparecen medianamente bien en los papeles, pero
vale recordar que el 1% más rico del planeta lanza más Dióxido de Carbono (CO2)
que el 50% más pobre
De acuerdo a un cálculo de la Ong. Oxfam Intermón los más
ricos deberían reducir su consumo un 97% para que los compromisos sean equilibrados.
Jacobo Ocharan, responsable global de Justicia Climática de
Oxfam recordó que los "superyates" emiten 7.000 toneladas al año de
CO2. Si a ello se suman los aviones privados, el turismo espacial, las cosas se
complican. Por ello, dijo se deben subir los impuestos al lujo, o incluso
restringir el uso de estos vehículos suntuarios, propuso.
El 1% de los ciudadanos más ricos era responsable del 15%
del total de emisiones de gases de efecto invernadero en el año 2015,
porcentaje que subirá hasta el 16% en 2030, según un informe realizado a partir
de investigaciones del Instituto para Políticas Ambientales Europeas (IEEP, su
sigla en inglés) y el Instituto del Ambiente de Estocolmo (SEI, su sigla en
inglés).
El 10% más acaudalado de la población mundial emite casi la mitad de todos los gases de efecto invernadero (un 48% del total de gases, que será el 49% en 2030). Enfrente, al 50% más pobre del planeta, en 2015, fue responsable del 7% de las emisiones, que serán un 9% dentro de nueve años.
No más autos a nafta y gasoil
Más de 30 naciones, regiones, empresas y fabricantes de
autos se comprometen a eliminar progresivamente los motores de combustión para
2040 para limitar las emisiones de gases con efecto invernadero. Sin embargo,
sin voluntad política para consolidar la cadena de producción de autos
eléctricos y reducir precios, ese anuncio podría quedar en letra muerta, advirtieron
los especialistas.
Gabriel Jiménez, director de la revista Autobild de España
dijo que era importante observar la totalidad de la producción porque "si
se quema carbon para generar la electricidad de dichos vehículos, pues estamos
cometiendo un fraude", advirtió. Recordó que la electricidad
descarbonizada solo viene de “energías renovables en todo el ciclo, desde el
momento en el que empiezan a fabricarse el coche, las baterías, que luego haya
un plan de reciclaje de las piezas cuando el coche este fuera de uso. Tendría
que venir por electricidad generada por renovables como la eólica, molinos de
vientos o placas solares”.
Firmaron Volvo, Ford, General Motros, Mercedes Benz, Jaguar
Land Rover y al hablar de países podemos citar a India, Canadá, Polonia o Chile
que representan en total el 15% del mercado mundial de automóviles. Empresas
como Uber, Ikea o Iberdrola lo hicieron también.
Sin embargo, Toyota y Volkswagen, los dos mayores
fabricantes no lo hicieron, así como tampoco China, Estados Unidos y Alemania.
Greta Thunberg: “Es un fracaso”
“¿Cuánto llevará a
los políticos despertar? La cumbre del clima se ha convertido en un festival de
dos semanas para lavar su conciencia, donde todo sigue igual y todo es bla,
bla, bla”, dijo Greta Thunberg ante los miles de manifestantes que esperaban su
discurso en George Square. “Las voces de las futuras generaciones están siendo
ignoradas con sus falsas promesas”, agregó para resumir contundente: “No es un
secreto que la COP26 es un fracaso”.
Antes de la intervención de Thunberg, miles de
manifestantes, a través de una convocatoria de la plataforma Fridays For
Future, han pedido en las calles más acción y menos palabras a los gobiernos
que negociaban en la COP26.
Al grito de “El pueblo unido jamás será vencido” y “¿Qué
queremos? Justicia climática; ¿Cuándo la queremos? Ya” han marchado numerosas
jóvenes de pueblos indígenas del Amazonas, de Latinoamérica, de Asia y de
distintos países africanos, que han encabezado la comitiva de esta protesta.
Mitzi Jonelle Tan, una activista de Filipinas, apelaba a la
responsabilidad gobiernos del Norte directamente. “Una vez más, vemos a los
líderes mundiales haciendo grandes declaraciones y promesas. Necesitamos cortes
de emisiones drásticos, indemnizaciones del Norte para el Sur y tenemos que
acabar con la industria de los combustibles fósiles”, sentenció.
La activista Vanessa Nakate planteó: “¿Cuántas COP más hacen
falta para que sepan que su inacción no salvará el planeta?”. Esta joven
ugandesa, quien ha sido portada de la revista Time por su labor contra el
cambio climático, se pregunta por qué “los africanos y las personas del sur
global no están en la primera página de los periódicos”.
Papa lamentó no poder asistir
El Papa Francisco dijo que “esperaba poder participar en el
encuentro de la COP26 en Glasgow y pasar un tiempo, aunque fuera breve, con
vosotros”. Lo representó el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del
Vaticano.
Francisco había invitado a rezar por los frutos de la COP26, “para que el grito de la Tierra y el grito de los pobres sean escuchados; para que este encuentro dé respuestas efectivas que ofrezcan una esperanza concreta a las generaciones futuras”.
En su carta a los católicos escoceses el Papa advirtió que
“el tiempo se agota; no se puede desaprovechar esta oportunidad, no tengamos
que hacer frente al juicio de Dios por haber fallado en nuestra misión de ser
fieles administradores del mundo que se ha confiado a nuestro cuidado”.
Tiburones venenosos en el Támesis
Una buena noticia para el medioambiente: el famoso río
Támesis de Londres, declarado "biológicamente muerto" hace 64 años,
en 1957, alberga actualmente 115 especies de peces y fauna, desde caballitos de
mar, anguilas, focas y tiburones, reveló un reciente "chequeo" del
río.
En concreto, el Támesis, de 346 kilómetros de longitud,
hospeda ahora tres tipos de tiburones: el topo (Galeorhinus galeus), el sabueso
estrellado (Mustelus asterias) y la mielga (Squalus acanthias), un tiburón
delgado de unos 60 centímetros que se encuentra en aguas profundas y está
cubierto de espinas venenosas, según la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL).
Este veneno puede causar molestias extremas e hinchazón en
los seres humanos. Es uno de los pocos peces venenosos que se encuentran en
aguas del Reino Unido, junto con la raya y el pez weever, según reportó el
Evening Standard.
Links
La
cumbre de Glasgow avanza en medio de críticas y promesas - The New York Times
(nytimes.com)
El
1% más rico del planeta lanza más CO2 que el 50% más pobre - elDiarioAR.com
Un
fracaso mundial, de Roma a Glasgow - Other News - Voz en contra de la corriente
(other-news.info)
Cop26:
Seis grandes fabricantes de automóviles se comprometen a abandonar el motor
térmico (rfi.fr)
Papa
Francisco lamenta no asistir a la cumbre del clima COP 26 de Glasgow
(aciprensa.com)
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