Amenaza:
las restricciones a las importaciones que impone desde hace tiempo el
gobierno argentino generaron la reacción de las autoridades paraguayas.
Sectores de la derecha que históricamente alimentan sus argumentos para
rechazar todos los procesos de integración reclaman una acción
contundente del Ejecutivo. Pero más allá de las especulaciones
políticas, los datos son contundentes: la caída en febrero de la
exportación de calzados y productos de cuero fue del 100%, mientras que
la de papel y derivados tuvo una merma del 60%. Otros productos
afectados corresponden a la industria textil; maderas; químicos y
acabados en metales; alimentos, bebidas y tabacos. Estudios privados
afirman que las exportaciones a Argentina cayeron un 39% entre los meses
de febrero de 2011 y 2012.
El senado paraguayo pidió al presidente
Fernando Lugo que reclame una reunión urgente del Consejo del Mercosur
para buscar una solución a las trabas que Argentina impone desde 2010 a
las exportaciones paraguayas. Más allá de que el Congreso es controlado
por la derecha, el Gobierno también se muestra preocupado por esta
situación que, advierte, pone en riesgo la producción local.
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El Poder Ejecutivo decidió enviar al jefe del
Gabinete Civil, Miguel López Perito, al frente de una delegación que
intentará abordar la problemática, aunque oficialmente no existan muchas
expectativas con los resultados que se pudieran obtener en Buenos
Aires. “Es un cuchillo que está amenazando y está teniendo consecuencias
graves para la producción”, alertó el funcionario mientras, al cierre
de esta edición, se definían las acciones a seguir.
La primera de estas medidas restrictivas es la
obligatoriedad del “Permiso Previo de Importación” que, a partir de
febrero pasado, también exige la presentación de la llamada Declaración
Jurada Anticipada de Importación (Djai). Los retrasos surgen por las
demoras de la Secretaría de Comercio de Argentina en aprobar los
documentos. Inclusive el Senado denunció que exportadores paraguayos se
ven obligados a contratar determinados estudios jurídicos argentinos
para “liberar” el paso de sus mercaderías.
El Centro de Análisis y Difusión de la
Economía Paraguaya (Cadep) estableció en un reciente informe que las
exportaciones locales a la Argentina cayeron un 39% (productos primarios
y manufacturados) en la comparación de los períodos febrero de 2012 y
febrero de 2011.
Los productos más afectados por estas
restricciones son de la industria textil, prendas de vestir, calzados y
productos en cuero, papeles y plásticos; muebles y manufacturas en
madera; químicos y acabados en metales; alimentos, bebidas y tabacos. A
fines de marzo estaban parados en las aduanas de frontera entre ambos
países productos textiles por valor de 13 millones de dólares. La caída
en febrero de la exportación de calzados y productos de cuero fue del
100%. La de papel y derivados tuvo una merma de un 60% en el mismo mes.
El hecho ya motivó una presentación de la
delegación paraguaya del Parlamento del Mercosur (Parlasur) ante la
Organización Mundial de Comercio (OMC) por lo que calificó como
“desenfrenos aduaneros”. La nota recuerda que Argentina es pasible de
que le apliquen “saludables medidas de escarmiento, que la rescaten de
ese estado de autismo y enajenación comercial en que la sumió el
oficialismo de turno, el que, bajo el inadmisible pretexto de protegerse
de la crisis internacional, viola impúdicamente preceptos, tratados y
las obligaciones internacionales asumidas legalmente por su país”.
La nota de los legisladores paraguayos en el
Parlamento regional recuerda que las autoridades paraguayas tienen la
obligación institucional “de estimular vigorosamente la voluntad de
numerosos países”, para recriminar formalmente a Argentina ante la OMC
por las trabas al comercio regional.
Avances y retrocesos
Mercosur es considerado el cuarto bloque
comercial del mundo (detrás del Nafta, la Unión Europea y la Cuenca del
Pacífico). Con una superficie de 12 millones de kilómetros cuadrados y
más de 200 millones de habitantes, concentra más del 50% del Producto
Bruto Interno latinoamericano y el 51% de la producción industrial y del
comercio regional. También abarca el 60% del territorio de América
Latina y el 33% de su comercio exterior.
Sin embargo estas cifras macroeconómicas no
encuentran correlato en la expansión de las políticas sociales y en la
verdadera integración de las economías en un sentido autónomo, un
reclamo que siempre hacen las organizaciones sindicales y campesinas en
los países del bloque.
La necesidad de establecer líneas de acción
estructurales como la integración energética, en la que Paraguay insiste
sin haber logrado mayores resultados, es un lugar estratégico para
generar avances.
Uno de los puntos difíciles de la relación
entre Argentina y Paraguay tiene que ver con la resistencia de Buenos
Aires a aceptar que Paraguay venda la energía hidroeléctrica que produce
en la represa de Acaray a Chile y Uruguay a través de la red argentina.
Tras arduas negociaciones, Asunción consiguió
que los argentinos desistieran de cobrar 34 dólares de lucro cesante por
Megavatio hora (Mw/h) y actualmente ambos estados trabajan para
disminuir el costo del peaje de 14 U$S por MW/h a valores entre 8 a 10
dólares.
Argentina fue siempre el comprador de esta
energía, aunque no a los mejores precios de mercado. A partir de
noviembre de 2011 Paraguay pasó a cobrar 120 y 150 dólares por MW/h, en
momentos fuera de punta y en punta (picos de máximo consumo), que son
los precios que establece el mercado regional. Como Chile y Uruguay
estarían dispuestos a incrementar la oferta, este tema es un elemento de
disgusto para los argentinos, acostumbrados a los valores que paga por
la energía de Yacyretá, la represa de la que ambos países son
copropietarios, a un precio inferior a la mitad de esa cifra, en virtud
de un contrato desigual firmado por el dictador paraguayo Alfredo
Stroessner.
El oficialismo busca candidatos y alianzas
El presidente de la República, Fernando Lugo, aseguró que el Frente Guasú, la estructura social y política que lo acompaña dentro de la alianza oficialista, aún no tiene candidato para las presidenciales de 2013, en las que se designará a quien lo sucederá al frente del Ejecutivo. El mandatario afirmó que el postulante debe estar por encima de los partidos políticos, para “aglutinar las fuerzas y los deseos de la ciudadanía” y dar continuidad al proceso iniciado en 2008. Lugo mencionó varios nombres posibles aunque subrayó que “no hay candidato ideal”.
La prensa paraguaya especula con la posibilidad de que el presentador televisivo Mario Ferreiro sea el postulante del Frente Guasú. Sin embargo, el mandatario aclaró: “no tengo candidatos. ¿Quién dijo que él es mi candidato?”. Explicó que a fines de marzo recibió a Ferreiro en la residencia presidencial pero únicamente para tratar temas vinculados con una campaña de ayuda humanitaria que se realizó en Estados Unidos. El presidente señaló que el Frente Guasú tiene varios posibles candidatos para las elecciones del año próximo, entre los que mencionó al actual senador Sixto Pereira y el jefe del Gabinete Civil, Miguel López Perito. Apenas adelantó que el postulante que represente a los partidos y movimientos oficialistas “tiene que ser un candidato que sea plural, que esté por encima muchas veces de los partidos” políticos. Aventuró que el hecho de que el candidato “no tenga su propia camiseta” partidaria aportará un perfil “incluyente, abierto, flexible y democrático, que le de continuidad al proceso y que tenga una práctica política que marque la diferencia de la práctica tradicional”.
Más allá de esta definición, Lugo reafirmó que para las elecciones del 2013, el Frente Guasú deberá buscar alianzas. “Hay una gran convicción de que ninguno de los partidos puede correr solo”. La actual coalición de gobierno se sostiene principalmente en el Partido Liberal Radical Auténtico (Plra), que también busca discutir el liderazgo de la futura fórmula oficialista. Pero Lugo pretende ampliar los márgenes de la alianza y sumar a disidentes del tradicional Partido Colorado. El presidente admitió afinidad con un sector de la oposición colorada. “La franja roja que tenía la APC (Alianza Patriótica para el Cambio) en 2008, los llamados colorados libres, están muy cercanos al Gobierno y al Frente Guasú”, señaló.
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