Un mural que sorprende. Publicada en La Nación. |
Por Jorge Zárate
Pilsen le pidió que dibujara en latas
de cerveza para un pack especial de este verano y él aceptó con la
condición de que le consigan un muro importante para pintar.
“Sabemos lo que queremos”, es el
slogan de la campaña.
Oz Montanía, muralista, artista
urbano, la tiene más que clara. En diálogo con La Nación contó
cómo surgió esa fantástica obra en el muro del edificio de Oliva
entre Ayolas y O`Leary que desde esta semana refresca un poco el
torrido centro de la ciudad.
“Claro que siento vértigo, es algo
natural como parte del instinto de supervivencia, especialmente en la
punta, cuando estás a 23 o 25 metros, se tambalea la grúa un poco y
se siente muchísimo vertigo que se pasa si te concentras en la
pared”, dice sobre el riesgo de estar allí arriba.
“La máquina es bastante segura pero
además tengo un arnés” agrega para recordar que no es la primera
vez que pinta en alturas, que lo hizo en Brasil y también aquí en
el edificio Roa Bastos que tiene 11 pisos. “A veces me bajo y me
sigue temblando la pierna... lo que me estimula es el impacto que la
pieza visual tiene en ese tamaño”, dice.
Le tomó 5 días este trabajo en el que
lo acompañó Rolo Ocampos. “La idea es recrear ciertas cosas
populares parte de lo cotidiano paraguayo, entonces me gustó la idea
de hacer dos personas en el pelopincho”, explica.
“En las latas son escenas de amigos
tomando sentados en una plaza y la otra es una fiesta, temas
relacionados con lo cotidiano de la vida en mi grupo de amigos y creo
que se reproduce también en otros. Pude crear libremente aunque
tiene las lógicas limitaciones del espacio de una lata. Entregué
varias propuestas y estas fueron las que quedaron”, dice.
“Pintar murales es lo que más me
gusta, lo que más me apasiona...Los que pintamos en la calle lo
hacemos porque es el medio que nos parece ideal para transmitir ideas
y lo que nos gusta y me parece que es un mejor lugar desde que la
gente lo pinta”, cuenta este artista prolífico y generador.
“Para mi todos los muros son posibles
superficies de expresión de hecho me gustaría que esto sea común y
no excepcional y que muchas otras personas se animen a hacer este
tipo de obras, muchos artistas súper talentosos para expresarse
visualmente que usan formatos muy tradicionales que podrían
acercarse al muro, hay ciudades que lo promueven como política
cultural. Me parece algo bueno que hay que imitar”.
Le parece que es posible una ciudad
distinta. “Sueño con una Asunción con muchas pinturas. En
Amsterdam se pintan los muros ciegos, los que dan al oeste, la
municipalidad estimula para que sean pintados por artistas, ya que
roban luz y aire, por lo menos que tengan arte, estoy trabajando en
una propuesta de norma municipal para convertir los muros en espacio
de instrucción”, sueña y hace soñar.
Una pared para Mangoré
Este año le taparon el magnífico
mural en homenaje a Mangoré que había pintado en la Escalinata de
Antequera. Fue en ocasión del evento de modas que, curiosamente,
tuvo como particularidad el hecho de haber coloreado los escalones.
“Me gustaría hacer otro. Le ofrecí hacerlo a la gente de un
edifcio y al final no salió. El dueño me dijo “le mostré a mis
empleados y ninguno le conoce” y yo me quedé pensando “y para
eso es! Para que la gente conozca a un genio artisitico del país,
ultravirtuoso, funciona como recordatorio para que la gente aprenda
quiénes son sus héroes civiles”. Dice que el arte urbano está
en explosión en el mundo. “En los eventos internacionales a veces
me siento el hermano menor del país más chico, por que me tocó
pintar con gente que pinta represas, pequeños pueblos, una favela
entera... es maravilloso. Ahí digo el cuadro no es lo mío, a pesar
de que me gusta el acrílico, el óleo, admiro mucho a los que lo
hacen pero yo no fui entrenado en artes visulaes, sino en diseño,
así que compongo y despues coloreo”, dice sonriente.
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