“Podemos
ir en paz”, dijo el sacerdote al concluir la misa recordatoria y el
presidente del Congreso, Blas Llano emprendía rauda huída del
memorial del Ycua. Rodeado de guardaespaldas y policías que lo
cubrían del repudio se escapó así de los familiares enojados por
el “oportunismo” del político liberal. En dosis menores
recibieron la misma repulsa la senadora Blanca Ovelar (ANR) y Eduardo
Petta (EN) que a pesar de pasar un mal momento, al menos dieron un
poco la cara.
El hecho marcó el
recordatorio de los 10 años de la tragedia del Ycua y se hizo
expreso en el manifiesto que las organizaciones dieron a conocer a la
población en la condena a los “sectores políticos y económicos
que se aprovechan de las necesidades de la población de nuestro
país. Repudiamos el despilfarro del dinero que aportamos y que
debería ser destinado para mejorar las áreas de salud, trabajo y
educación pero que van a los bolsillos de quienes se enriquecen a
nuestra costa y planifican nuestro sometimiento y nuestra miseria
social”.
Ese dolor por el
país que se manifiesta en la presencia de Mariano Castro, padre de
una de las víctimas de la Masacre de Curuguaty y de dos de los
presos, llevando su digna solidaridad, su palabra noble para con las
casi 400 víctimas, los más de 700 heridos, los más de 200
huérfanos, los trabajadores, los familiares.
“Injusticia”
es la palabra que más repite la gente en los diálogos informales y
no sólo se remite al caso particular, sino a la condición del país,
de los vecinos de Tablada y del Bañado Norte que claman por una
asistencia seria ahora que la crecida del Río Paraguay los sacó de
sus casitas.
Esa sensación que
hace que se tome con pinzas la noticia dada por la Procuraduría de
que los terrenos que albergan el edificio siniestrado fueron
inscriptos a nombre del estado. “Es una inscripción provisoria,
también hoy la Cámara de Apelaciones (2a Sala), dice que el estado
debe pagar por la expropiación del edificio a Paiva y sus socios, es
una cuestión para seguir vigilando”, dice Liz Torres, histórica
dirigente de víctimas y familiares.
Una buena cantidad
de vecinos se acercó a acompañar el momento, pero la presencia no
fue tan nutrida como en anteriores ocasiones. Igual importante para
aplaudir que al menos se haya cambiado la ordenanza de seguridad que
rige en la Muncipalidad de Asunción.
Pero a pesar de
todo permanece inmanente la poderosa fuerza del reclamo que se
expresa al alzar la gigante bandera tricolor que tiene las fotos de
las víctimas en un momento bien acompañado por el canto de Ricardo
Flecha y el piano de Oscar Fadlala.
Vendrá después
la lectura del manifiesto antes citado en el que se insiste en el
pedido de Justicia, quizá el grito más profundo de este grupo de
valientes que enfrentó a un gigante que no consiguió corromperlo en
profundidad como lo hace con casi todo.
“Nos
indigna convivir en un estado privatizado, con un Poder Ejecutivo,
con un Parlamento, un Poder Judicial que es solo una oportunidad de
negocios aprovechado y controlado por un pequeño grupo de personas”,
denuncian, levantan la voz contra la impunidad.
Enseñan: “Aquella
justicia que tanto anhelamos la haremos con nuestras propias manos,
con nuestras propias voces, con nuestros propios pasos”.
Asi sea.
“No pagaremos a los asesinos de
nuestros seres queridos”
Las organizaciones de Víctimas y
Familiares del Ycua Bolaños recordaron en un pronunciamiento que
“hubo orden de cierre de puertas y murieron calcinadas 400
personas; A 10 años, aún quedan 6 personas desaparecidas. Urge que
la Fiscalía correspondiente realice las gestiones necesarias, para
que las familias afectadas al fin puedan cerrar su necesario duelo.
El crimen en Ycuá tiene responsables particulares: Juan Pío Paiva y
asociados. Tiene un responsable técnico: el Arquitecto y constructor
Bernardo Ischmachowiez. Y también tiene responsables políticos: Los
ex intendentes Martín Burt y Enrique Riera” en un documento que
hicieron público dos adolescentes en representación de los más de
200 huérfanos que dejó la tragedia.
“Lamentablemente, nuestra exigencia
de justicia y castigo ejemplar a estos responsables siempre tuvo
trabas, gracias a intereses políticos y económicos. Como premio a
la impunidad, desecharon la investigación a los ex intendentes y
brindaron el privilegio de la mínima condena a una parte de los
responsables. Esto se dio gracias a la colaboración de ciertos
profesionales del Derecho, sicarios judiciales, cuya reacción
automática es la de negociadores y apostadores en un casino”,
señalaron.
“Actualmente cientos de familias de
víctimas han perdido sus causas en el ámbito civil y están
obligadas a pagar honorarios a los abogados de los responsables del
crimen. Pero nuestra posición es firme: No pagaremos la negligencia
de los abogados, no pagaremos a los asesinos de nuestros seres
queridos”, aseguraron.
Insistieron en que “la Ley de
expropiación a favor del Estado, está trabada gracias a la
pretensión de Paiva de cobrar por el valor total del edificio. Si
esto ocurre, Juan Pío Paiva habrá tenido una ínfima condena por la
muerte de 400 personas y por causar centenares de sobrevivientes, sin
siquiera asumir su culpabilidad, despreciando a las víctimas y
familiares y, encima, obteniendo ganancias monetarias”.
Concluyeron señalando que “el local
del ex supermercado Ycuá Bolaños ya ha sido pagado suficientemente
con la sangre de 400 personas. Esa sangre es el cimiento para seguir
reconstruyendo la Memoria, la Vida y la Justicia. No pagaremos a los
asesinos. No pagaremos la impunidad. No le pondremos precio a las
vidas de nuestros seres queridos. ¡No hay paz sin justicia!”.
“Testigos de la falta de buena asistencia”
“Creemos que la Justicia cometió más
injusticia que justicia en estos diez años”, indicó el pastor
Francisco Verón en nombre de los 1900 pastores de las 2 mil iglesias
Cristianas Evangélicas en un mensaje que dieron a conocer ayer en el
10 aniversario de la tragedia. “Hemos sido testigos de la falta de
solidaridad y buena asistencia por parte del estado. Pedimos a las
autoridades del Poder Judicial una justicia pronta, barata y
satisfactoria para traer consolación, paz y restauración a las
víctimas del incendio del Ycua Boñlaos, por lo menos desde ahora en
adelante”, manifestaron. Recordaron a su vez que “en la Biblia
dice el Rey Salomón que la justicia engradece a la nación, pero la
injusticia (pecado) es la deshonra y vergüenza de las naciones
(Proverbios 14:34) y no estamos lejos de esta calificación”.
Pidieron a su vez ayuda para los damnificados por las inundaciones y
por la inmediata liberación de Arlan Fick.
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