18 de noviembre de 2014

Fiscal constata deforestación en Cuyabia, tierra de los ayoreo


El fiscal del ambiente, Andrés Arriola, constató en terreno una reciente deforestación de alrededor de mil hectáreas en las tierras de la comunidad ayoreo Cuyabia donde no se pueden realizar actividades hasta tanto se las delimite definitivamente ya que allí rige una orden de no innovar.
Esta área de 25 mil hectáreas, ubicada a unos 160 kilómetros al noreste de Mariscal Estigarribia, saltó a los titulares tras la venta que hiciera de ellas el ex presidente del Instituto del Indígena (Indi), Rubén Quesnel, al que los abogados de los ayoreo buscarán condenar por lesión de confianza apenas el Poder Judicial de trámite a un caso que se demora inexplicablemente.
Hay cuestiones que tenemos que verificar porque aquí hay muchas superposiciones de títulos, el Chaco es como un hotel de 3 pisos, pero efectivamente aquí hay una deforestación”, apuntó Arriola para señalar que “requeriremos todos los documentos que sean necesarios a los propietarios de los terrenos linderos e investigaremos a fondo esta denuncia”. Los responsables de la tala serían los propietarios de la Estancia El Molino, colindante con las tierras indígenas.
Así lo admitieron los encargados del sitio que recibieron a la comitiva fiscal y permitieron que se pudiera hacer la verificación en los sitios señalados por los denunciantes en un mapa satelital.
El fiscal que no pudo acceder hasta la comunidad Cuyabia misma por lo malo de los caminos, anegados tras las copiosas lluvias e intransitables en partes a causa del barro, prometió volver en una semana para constatar la otra parte de la denuncia: Que hay topadoras trabajando actualmente en dichas tierras.
Así lo señaló el líder ayoreo Unine Cotamorajnai, que pidió una urgente intervención de los poderes públicos señalando que “caso contrario tendremos que tomar nosotros mismos medidas para defender nuestro territorio”. Estas deforestaciones serían causadas por brasileños, propietarios de terrenos vecinos a la reserva forestal de los indígenas.
Integraron la comitiva además de la unidad de la Fiscalía Ambiental para Alto Paraguay y Boquerón, la unidad de Derechos Etnicos, la Gobernación de Boquerón, el Instituto del Indígena, asesores jurídicos y activistas de Ongs que trabajan con pueblos indígenas, miembros de la prensa y la policía.
Jorge Zárate
Ultimos silvícolas
Cuyabia es habitada desde el 2010 por 19 familias de Ayoreo Atetadiegosode que pasaron de esta manera a recuperar un territorio ancestral en el que también habitan los últimos silvícolas de su etnia. “Cuyabia era una niña que al quedar huérfana fue enterrada en este sitio, porque así estilaba la cultura de los ayoreo, pero siempre quedó en la memoria de la gente, que fue pasándolo de generación en generación este lugar como un punto de referencia”, comentó Miguel Angel Alarcón, trabajador social y especialista en georeferencias que acompañaba la comitiva. “Este es un pueblo que llegaba a caminar espacios de 350 kilómetros por temporada. Imaginen hoy lo que es para ellos moverse sólo en 25 mil hectáreas que es un poco lo que sucede aquí. La tala de árboles tiene grave impacto en la gente, en los animales, en el agua, en la vida misma. Es una verdad ocultada que la desertificación está avanzando en esta zona del Chaco”, apuntó.
Estado Ausente
Acercarse al puesto militar de Teniente Pico, en el departamento de Boquerón, es tener la imagen concreta de la ausencia de Estado en la zona. Unos pocos jóvenes custodian sin radio y en precarias condiciones un paso que se vuelve cada vez más importante en la región.
Con solo colocar Teniente Pico en un buscador de Internet, el lector podrá darse con una serie de ofertas de tierras en la zona que van desde 5 a 20 mil hectáreas. Todas en terrenos en los que en teoría deberían aprobarse previamente los planes para la deforestación.
Esto no ocurre así porque nadie le presta atención, los informes reales no se hacen”, dice Maximiliano Mendieta, abogado de la comunidad ayoreo Cuyabia. Coincide con su apreciación el fiscal ambiental Andrés Arriola: “Aquí hay mucha gente que se larga a deforestar con la licencia ambiental de la Secretaría del Ambiente (Seam) que es en realidad un primer paso. Después debería conseguir el permiso del Instituto Forestal (Infona) para poder hacer un desmonte”, señaló recordando el procedimiento.
Lo cierto es que ninguna autoridad local, departamental o nacional puede verificar o hacer un trabajo preventivo contra el desmonte impresionante que se vive en los departamentos de Alto Paraguay y Boquerón.
Las topadoras transitan montadas en camiones de transporte por los caminos de tierra con poco o casi ningún mantenimiento e inclusive quedan atrapadas cuando ocurren las lluvias. Las huellas de las orugas son omnipresentes en los montes.
Otro peligro que denuncian los lugareños es la creciente presencia de operadores de “Narcoganaderos” que comienzan a incidir en la zona con amenazas, con violencia, en un avance que debería preocupar a alguien en Asunción.

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