3 de octubre de 2017

El rito del jopará

 La tradicional ceremonia de preparar la comida que ahuyenta al duende de la miseria pervive en la gente.

Caldos espesos que hierven en ollas gigantes comienzan a dar señales de estar listos. Cierta consistencia, un momento en la cocción que los cocineros advierten y a veces atesoran como secreto de alquimista, se va revelando en el paso de las horas en esos fuegos que arden desde temprano.
Vine a comer aquí porque alguna vez intenté en mi casa, mucho trabajé y no me sale igual ni por asomo”, dice Juana González, disfrutando su porción en una de las mesas instaladas en ese jardin amable del centro que es la Plaza Uruguaya.
En el puesto central se ofrecen distintas variedades como el Kure Jopará, con carne de cerdo, el Jopará Kesu, variante que incorpora el queso Paraguay, el Jopará Norteño y el Jopara So´o, mientas la gente va haciendo la cola para comprar las porciones que se venden a precios que van desde los 10 mil guaraníes. Hoy, como se sabe, también lleva zapallo, cebolla, tomate y cilantro; que se combinan con el queso paraguay y carnes varias.
Estas mezclas, a las que alude el nombre de la comida en guaraní, se fueron perfeccionando en las generaciones hasta llegar a versiones refinadas que pueden convencer al paladar más exigente.
Esperando, controlando la carga de su cacerola, está Eduardo Valenzuela que cuenta que se trata de “una tradición que seguimos siempre en la familia, cada año no tiene que faltar el plato de Jopará en la mesa”.
También se celebró el día del Adulto Mayor.
En rededor se alistan grupos de danzas que llegaron de diferentes puntos del país para ofrecer sus destrezas en el escenario montado para la ocasión, ya que también, se celebra el Día del Adulto Mayor.
Mientras saborea su jopara, Emma Castillo recuerda que las cosas no están muy bien para ellos. “Los que tuvimos la suerte de trabajar y tener aportes, podemos tener una jubilación que al menos ayuda, pero imaginate toda esa pobre gente que está sin jubilación y tiene que seguir vendiendo, haciendo cualquier changa para poder comer”, dijo. “Además la pensión que según la ley era obligatoria para todos los adultos mayores se les da a unos pocos nomás, ni decir de la salud, si hasta los que tenemos IPS no conseguimos medicamentos”, agregó.
Turistas de todo el país se congregaron en la plaza
Y entonces todo se aúna contra este Karai Octubre, un viejito pynandi, de gran sombrero de paja y arreador de Ysypo, que viene en este mes que siempre fue dificil en la vida campesina. Dice la leyenda que visita las casas y donde encuentra ollas vacías, maldice y condena a miseria a sus moradores.
Por eso este caldo generoso es su antídoto, que se hace con las últimas reservas de cosechas anteriores, las próximas vendrán en noviembre, que generalmente son el poroto colorado y los maíces blancos.
La plaza gana en música y bailes y se acercan delegaciones de turistas que vinieron acompañando a los grupos de danza, o, que atraídos por ese símbolo de país próspero, esa memoria de lo posible que es la estación del Ferrocarril Carlos Antonio López, ayudan a recrear un espacio de cultura, esparcimiento y nuevos sueños, en medio del ruidoso silencio que los domingos abraza al centro de la capital.
Jorge Zárate
Fotos de Pánfilo Leguizamón, publicadas en La Nación

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