17 de abril de 2015

Llamando al coraje contra la muerte

Rememoración del lanzamiento de la tercera edición de "La masacre de Curuguaty. Golpe sicario en Paraguay", de la autoría de Julio Benegas, realizado el pasado viernes 10 de abril en la Plaza Italia
Combo de imágenes de la presentación realizada en la Plaza Italia.


Curuguaty no terminó, ese es el problema y por suerte tenemos a Julio Benegas para militar esta memoria, esta resistencia.

Pero no lo hace solo, somos más de 300 los que sorteamos las odiosas rejas 
de la plaza Italia, para recordar, para invitarnos a actuar.
Celebrar la tercera edición de un reportaje excepcional es más que importante 
en el país donde la oligarquía tiene malhabida hasta la palabra.
“Julio Benegas deja hablar a los protagonistas. Los relatos adquieren un tono intimista, personal, intransferible, hasta en las frases salpicadas de expresiones en guaraní. Hablan en este libro los que allí estuvieron, los que sintieron las detonaciones, el miedo y las muertes casi pegados a su piel. Julio Benegas les dio voz en un trabajo paciente y talentoso. Son tantas las narraciones y de fuentes tan múltiples que la verdad aparece nítida, sostenida en relatos coherentes y repetitivos. Este libro ofrece la posibilidad de aproximarse a esa verdad a través de un estilo, por momentos, muy literario, pero siempre con el rigor del mejor periodismo”, dice en el prólogo de esta edición Alfredo Boccia.
El libro es idéntico al autor, entrega y participación, como así también es la presentación a la que asistimos en la que las voces de Sergio Peña y Claudia Miranda extienden un emblema de canto rebelde.
En el momento en que Julio lee con Fachu González tramos de ese texto de realidad increíble:
“En la ocupación eran amedrentados por los guardias civiles armados y, desde la ruta, los policías enviaban mensajes amenazantes. Fue así que la presencia del nexo del Ministerio del Interior, Elvio Cousirat, el 7 de junio de 2012, lejos de relajar la tensión y de abrir un diálogo con los ocupantes, exacerbó los ánimos. Cousirat, director de Relaciones Institucionales del Ministerio del Interior, cartera entonces a cargo del senador Carlos Filizzola, reunió a los ocupantes y les dijo que ya estaba la orden de allanamiento y que era mucho mejor que salieran pacíficamente del lugar.
Avelino se levantó del suelo y le dijo a Cousirat: ‘peguerúrõ la kuatia he’ihápe ke la Marina Kue Riquelme mba’eha, ore rosẽta ko’águi’.
-Peguerúna la kuatia-, desafió”.
El cuerpo explica las cosas. Es quizá la tarea principal de un buen actor, lo que ayudaron a interpretar Tessa Rivarola, Fabio Chamorro, Víctor Sosa con el acompañamiento de Rubén Romero en música, cruzando a la concurrencia con luces, no solo de las linternas, también las del habla, las de la fibra.
Trueno que es un monstruo que tiene las cabezas de Eulo García y Robert Irrazábal presenta también “Desenterrador de la Memoria”, dedicado a Rogelio Goiburú, y nos hace sentir la potencia del que busca, el dolor hecho fuerza, ese corazón que revela que esta masacre comenzó con Stroessner, el hediondo.
Vibra todo con este rock de la pesada que encontró texto preciso en el poeta Carlos Bazzano.
Lo recordamos en fragmento y dejamos el video para apreciar mejor:
“…¿Qué pasó en Curuguaty? ¿Qué pasó?
¡Niño!
No se hace esa pregunta en el Cente,
mucho menos en el Cente,
mucho menos a esa gente.
¡Niño!
Esa pregunta no se hace en la mansión para descanso del diputado narco
Mucho menos si está tragando champán,
¡Niño!
¡Mucho menos!
Esa pregunta no se hace al presidente de seccional mientras reparte afiches con sonrisas enormes
Mucho menos si reparte calcomanías o remeras con mentiras,
tantas tantas mentiras
Mucho menos
¿Qué pasó en Curuguaty? ¿Qué pasó? Pregunta el niño
¡Niño!
¿No te das cuenta niño?
esa pregunta no se hace al ministro mientras compra diamantes
Esa pregunta no se hace,
Jamás se hace esa pregunta en las reuniones del Palacio de Gobierno
Mucho menos si están de reunión con un Señor que habla en Portugués
Mucho menos si el Señor habla en Inglés
Y mucho menos si el Señor habla en Dólar
¿Qué pasó en Curuguaty? ¿Qué pasó?
Esa pregunta molesta a los reyes del Palacio de Gobierno
Del Palacio Legislativo
Del Palacio Judicial
Esa pregunta molesta a los Reyes de los Palacios de Soja, Ganado y Narcotráfico
Esa pregunta molesta a los Reyes,
¡Niño! Esa pregunta molesta,
molesta mucho al consejo directivo de una empresa trasnacional parecida a la Rio Tinto Alcán
¿Qué pasó en Curuguaty? ¿Qué pasó?
¡No, niño, No¡
no se hace esa pregunta en la mansión del candidato Narco
Del Candidato Contrabandista
Del Candidato Privatizador de agua, aire, tierra y fuego
¿Qué pasó en Curuguaty? ¿Qué pasó?
El diario no responde a esa pregunta
¡Niño!
La tele no responde a esa pregunta
¡Niño!
La radio no responde a esa pregunta.
Entonces el niño pregunta porque un grafiti en muralla urbana pregunta ¿Qué pasó en Curuguaty?
¿Qué pasó en Curuguaty?
Pregunta el niño a su profe en la escuela
¿Qué pasó en Curuguaty?
¡Pregunta el niño!
¡Silencio, silencio, tan solo silencio!”
 Las voces se multiplican cuando encuentran razón.
El anfiteatro, ese diseño en escalones que se resignifica en la plaza en esa noche, tiene ese sentido, ese objeto.
Que se intervenga, que se actúe.
Eso pide Julio, recordando a Rubén Villalba en su palabra final.
Vale citarlo en el Epílogo que hace crecer esta nueva edición:
“Pero sin ‘coraje y sin formación política este es nuestro futuro: la cárcel’, sentencia Rubén. Luego de esta drástica determinación, sus ojos se iluminan. Reaparece en él, aunque más disimulado, el aire épico que lo arropara durante la ocupación de Marina Kue y su posterior refugio, en las faldas del Mbarakaju, en un horno de fabricar carbón. “Hetáma oñembohory hikuái ñande rehe. Ndaikatuvéima péicha jaikove”, descifra.
Después de esta reflexión, reiterada en sus arengas durante la ocupación de Marina Kue, Rubén se convoca a silencio. A cada rato pasea los dedos por el costado derecho de la cabeza. Le cuesta concentrarse mucho tiempo en una idea y hace mucho esfuerzo para enfocar la vista en algo cercano. No puede leer y escribir como quisiera. Necesita aire, luz, espacio. Necesita perder la mirada en el horizonte”.
Al final de la noche, se ven los rostros amigos, conocidos, la gente alrededor necesitando lo mismo.
Jorge Zárate
Qué pasó en Curuguaty
Vale recordar que murieron 17 personas aquel 15 de junio de 2012, 11 campesinos y 6 policías en un hecho que el Estado no investiga convenientemente. Hasta hoy se sospecha que se infiltraron tiradores para provocar las muertes con el afán de hacer caer el gobierno de Fernando Lugo, tal como ocurriera 7 días después el 22 de junio.
Para tener un poco de contexto vale señalar que hay 300.000 campesinos sin tierra en el Paraguay mientras que el 85,5% de las tierras están en manos del 2,6% de los propietarios, en la más injusta distribución de tierras del mundo.

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