La
ministra Ladislaa Alcaraz y el embajador argentino, Héctor
Lostri presentaron el trabajo en la Feria del Libro en junio de 2019. Foto de Cristóbal Núñez
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“Mafalda
odia la sopa, el caldo, como lo llamamos nosotros y decidí usar la
palabra “Yukysy” para describirla”, cuenta María Gloria
Pereyra, la traductora de la obra, recordando que siguió la
recomendación del gran Félix de Guarania a la hora de encarar la
tarea. “Si se puede contar todo en guaraní, hay que hacerlo sin
dudar”, es decir, reducir al mínimo la tentación del jopará, ese
elemento multiplicador en el habla, pero reductor de la pureza de la
lengua en contracara.
También dijo
haber aplicado el consejo de la maestra Delicia Villagra: “Ni el
purismo, ni el relajo, riman con el desarrollo de la lengua”.
El resultado es
una Mafalda muy cercana, “kachiai” a su modo, con sus
maravillosas salidas expresadas en giros idiomáticos muy propios del
guaraní que en muchos casos hacen más graciosos o reflexivos los
cuadritos de estos 10 tomos fabulosos del gran Quino.
El dibujante y
humorista Joaquín Lavado, tal su nombre, se disculpa desde un video
de no haber podido llegar, no tiene puestos sus característicos
anteojos de marcos gruesos y suena algo tímido ante la cámara.
Hubiera sido
importante su presencia, es la primera traducción de su obra
completa a una lengua originaria de la América nuestra.
Así lo destacó
Ladislaa Alcaraz, la ministra de la Secretaría de Políticas
Lingüísticas (SPL), en un emotivo discurso en guaraní, en el que
puso en valor las técnicas de la traducción y el resultado final de
la tarea. “Esta es una obra mayor que nos hace reflexionar y que
demuestra la potencia del guaraní para transmitir contenidos”,
expuso.
El embajador
argentino, Héctor Lostri, definió al trabajo como “un proyecto de
integración” y recordó que si bien “Paraguay es el corazón del
idioma guaraní, también en mi país se lo habla en las cuatro
provincias del Nordeste (NEA), Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones
y también, más de lo que se cree, en el Gran Buenos Aires”.
Tras contar su
experiencia personal con la obra, Lostri apuntó que se trata de un
libro “que hace que los chicos aprendan a hacer preguntas”.
También manifestó su “envidia a los que pueden dominar los dos
idiomas” y prometió hacer un esfuerzo por aprender el guaraní.
Jorge Zárate