12 de julio de 2015

Caacupé: Vigilia tranquila y menos personas de lo que se esperaba

Contingentes de Argentina y Brasil, principalmente, pero también de otros países latinoamericanos se acercaron para presenciar la misa en Caacupé. El número de fieles fue mucho menos del esperado por los organizadores y la vigilia fue tranquila gracias a que el tiempo acompañó.
Lo cierto es que del millón de personas que aguardaban los cálculos más optimistas, a la hora de la misa se contabilizaron alrededor de 200 mil personas.
Igual muchas personas durmieron en las calles esperando el momento. “Venimos a pedirle paz, fortaleza y salud”, dijo Natalia Farez que llegó junto a sus amigas desde Santiago del Estero, Argentina.
Los caacupeños contaron que los argentinos fueron los primeros en llegar. “Colectivos de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe fueron los primeros en llegar y muchos vinieron en autos y se instalaron en los hoteles”, contaba el mozo Juan Alarcón en la noche del viernes.
También se especulaba que la maximización del evento y las versiones de que sería dificil llegar, que no habría lugar, etcétera, lo que sumado al mal tiempo que hubo hasta la madrugada del sábado, le quitaron entusiasmo a mucha gente que quería venirse desde la Gran Asunción. “Mi gente tiene casa aquí para quedarse y no se vinieron por todo lo que se decía”, contó Santiago López.
María Irene de López, vocera de un ruidoso grupo de fieles de Pedro Juan Caballero pedía que se les haga un lugar en la explanada, tomada por argentinos, medio en broma, medio en serio. “Es una alegría que vengan los hermanos, pero que nos dejen nuestro lugarcito”, pedía.
Mucha gente del interior, como Epifania López de Cáceres que se llegó desde Eusebio Ayala. “Pedimos bendiciones” dijo la mujer cuidando un grupo de adolescentes que la acompañaba a la cita.
Lelia Ramos y Estela Suarez, estaban sentadas al costado de la Basílica esperando el momento. Vinieron desde Córdoba y Santa Fe, respectivamente, pidiendo “paz, tranquilidad, amor”.
Desde Orán, provincia de Salta, llegaron María Isabel Ruiz y Beatriz Aquino destacaron de Francisco: “Su humildad tan grande que lo hace tan querible, es una verdadera bendición que nos dió Dios porque el ama a los pobres y no discrimina, es dueño de un mensaje profundo y pacífico”, expusieron.




En las veredas

Cientos de personas durmieron en las veredas esperando la misa del Papa Francisco, una realidad que invita a reflexionar sobre la necesidad de organizar más y mejores albergues para los fieles que quedan a la intemperie. Darío Rojas, de 21 años, dormía en uno de los canteros de la plaza central. “Estoy trabajando en un hogar de niños, para mí es importante la venida del Papa porque puede ayudar a cambiar el rumbo de nuestra Nación. Esa es mi esperanza”, dijo. “Creo que tiene que haber otra lectura hacia los semejantes, como dijo cuando llegó: Que no cese el esfuerzo hasta que no haya mas niños sin educación, familias sin hogar y campesinos sin tierra", dijo. 
JZ
Fotos de Pánfilo Leguizamón



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