La historiadora Noelia Quintana pide poner en valor el rol de José Gaspar de Francia en la Independencia paraguaya. Foto de Pánfilo Leguizamón publicada en La Nación. |
La historiadora hizo una lectura de ese agitado 1811, en el que nuestro país conquistó su independencia.
No es un dato menor que estas fechas patrias se celebran desde 1887, ya
que antes de la Guerra Grande, la celebración en la época de los López
fue la de la ratificación de la independencia que se dio el 25 de
diciembre de 1842. "Era un país invadido, donde las autoridades tuvieron
que elegir unas fechas patrias en las que se cuidaron de no señalar
el protagonismo de José Gaspar Rodríguez de Francia y de Carlos Antonio y
Francisco Solano López, la historia siempre tiene intervenciones
políticas", reflexionó Quintana.
La historiadora reseñó que el Cabildo Abierto del 24 de julio de 1810,
con la figura de Rodríguez de Francia, ya le dijo al gobernador Velazco
que el poder español había caducado por el tema de las incursiones
napoleónicas y el apresamiento del Rey Fernando VII; a lo que se suma
el ideario del liberalismo, la ilustración que iban contra el
absolutismo monárquico de la época, que estaban interiorizados aquí
(Francia tenía libros de Rousseau, Voltaire, y específicamente el Conde
de Volney). "Lo dijo públicamente delante de todos, y ese es el primer
paso de independencia, le dijimos que no a Buenos Aires, no vamos a ser
sufragantes del poder de ustedes, pero sí vamos a mantener cierta
cordialidad", expuso.
De acuerdo a Quintana, la reacción a esto fue aquella expedición
militar del argentino Manuel Belgrano, que era abogado y fue un general
improvisado que vino con 1.200 hombres. Llegó primeramente a Pilar y
le pidió al Cabildo someterse a Buenos Aires, lo que cayó mal, así que
al llegar a Asunción, la cosa fue peor, a tal punto que se tuvo que
escapar en una madrugada de entre junio y julio de 1810.
Asesoramiento
Bernardo de Velazco se entera de la conspiración y recibe la visita del
capitán José de Abreu, enviado de Carlota Joaquina, hermana de
Fernando VII, el rey español capturado por Napoleón. "Ella decía: mi
hermano está preso, por eso, todas las secciones españolas tienen que
jurarme fidelidad a mí", esto era lo que se conoció como el Carlotismo,
que fue también un episodio que tuvo su peso y ese elemento aceleró la
toma del poder por parte de los patriotas, que tenían pensado el
movimiento para el 25 de mayo", contó Quintana y añadió que Yegros
estaba en una misión en Itapúa, en el Sur, y el plan era que él se
plegara y llegara hasta las cordilleras, pero ya no hubo tiempo,
entonces, llaman y piden el asesoramiento estratégico de Rodríguez de
Francia".
La especialista explicó que los patriotas eran jóvenes militares, que
tenían entre 20 y 28 años, y Rodríguez de Francia estaba alrededor de
los 41 años. "Estamos hablando de un hombre muchísimo más formado, de
hecho, aquí tuvimos 2 doctores nomás en esa época, Francia y Fernando
de la Mora. Este último era mucho más porteñista, porque se formó en
Buenos Aires y también tenía intereses económicos, comerciales, con el
Río de la Plata", reveló.
La parte ideológica de la Independencia la diseñó Francia, académicos
de este tiempo le quieren dar ese rol a Yegros, "pero es una mentira",
enfatizó Quintana y agregó que éste tenía buenas relaciones con
Velazco, que no era un señor odiado en Asunción, por ello, no lo apresan
inmediatamente. "Cuando vieron que seguía moviendo ciertos hilos para
tratar de que el realismo vuelva al poder, le apresan, pero una vez
liberado tuvo una vida bastante tranquila", contó la historiadora.
Hubo 7 cartas entre Velazco y Pedro Juan Caballero para negociar la
entrega del poder, que van "desde el 14 al mediodía hasta el final, la
negociación fue larga, porque Velazco dilataba la respuesta. Habían
ciertas cosas que pedían, que en los puertos no se muevan los barcos,
que entregue las llaves de la secretaría y el tesoro. Como el gobernador
se hace el ñembotavy, es que se decide poner cañones frente a la casa
de Gobierno, ya en la madrugada del 15 y es ahí que entrega el poder. No
hubo derramamiento de sangre, pero no fue pacífico, desde el momento en
que se encañona la casa de Gobierno no es pacífico", relató Quintana.
Certificado de nacimiento
"Me gustaría que se llame Provisoriato al triunvirato integrado por
Francia, Juan Valeriano Zeballos y Velazco, porque dura un mes y un día.
En ese ínterin se llegó a la conclusión de que se tenía que convocar a
una asamblea general, por lo que se formó la Junta Superior Gubernativa,
marco en el que se va a dar el certificado de nacimiento como país, que
es la carta del 20 de julio de 1811, donde se le deja claro a Buenos
Aires que no se va a mudar de amo y de cadenas por otras", precisó
Quintana.
Para ella, también es importante recordar las primeras medidas de los
gobiernos patrios para proteger a los indígenas, ya que aquí había
esclavitud a través de las mitas, encomiendas y yanaconazgos, que
fueron prácticamente abolidos, también se permitió a los criollos el
acceso a los cargos públicos, algo que por siglos fue sólo para los
españoles peninsulares, por citar elementos claros de diferenciación
con el régimen que se dejaba atrás.
Rebeldía
Para entender el proceso previo, Quintana recuerda cómo el enviado
paraguayo de la Junta de Buenos Aires, José Espínola y Peña, "le mintió
a Manuel Belgrano de que nuestra gente se iba a unir voluntariamente a
su ejército". Otro detalle curioso, Belgrano hablaba guaraní, cuestión
que quizá haya incidido en su elección como comandante de aquella tropa
derrotada. "Encontró mucho desprecio, porque Espínola y Peña le dijo:
cuando te vean, voluntariamente se van a adherir", relató.
Aquí se sabía que se estaba organizando esta expedición militar, por lo
que se hace una convocatoria en octubre de 1810 para la defensa del
suelo paraguayo y en dos días 6 mil paraguayos se presentaron. "Cuando
nos enfrentamos a Belgrano, el 19 de enero de 1811, teníamos algo así
como 200 fusiles y 4 cañones, armamento inferior en comparación al del
invasor, que igual terminó capitulando en Tacuary el 9 de marzo de 1811.
Es interesante contar la participación de 500 milicianos indígenas,
guaraníes de las tavas, que estuvieron en ese ejército", comentó.
Esa acción militar sería clave, porque apenas se dan las primeras
escaramuzas, Velazco se esconde hacia la Cordillera de los Naranjos y
"esta noticia llega a Asunción provocando que todos los españoles
realistas alcen sus cosas en las embarcaciones para huir".
"Pedro Juan Caballero, Vicente Iturbe, Juan Bautista Rivarola no eran
militares de carrera, eran como una suerte de reservistas de la época,
no de profesión como sí lo era Fulgencio Yegros. Los tres primeros eran
del interior y fueron estudiantes del Colegio de San Carlos y en sus
respectivos pueblos fungían de abogados, eran los que atendían los
problemas judiciales, trataban con los jueces ambulantes de la época.
Cuando se enfrentan a Belgrano estaban al frente de sus compañías,
Pedro Juan de Tobatí; Rivarola de Barrero Grande e Iturbe de San Pedro
del Ycuamandyyú. Después de los combates, se quedan en Asunción buscando
cobrar sus servicios, como era tradición, Velazco no pagó, lo que
quizá favoreció el posterior levantamiento del 14 al 16 de mayo",
concluyó.
El rol de Juana de Lara
La historiadora sostiene que la prócer
fue espía y mensajera de los patriotas y que su rol de mayordoma de
la Catedral le permitió dar el campanazo de las 22 del 14 de mayo,
“el santo y seña para la toma del Cuartel General”. Apasionada,
Noelia Quintana Villasboa asegura que “es mentira que entregó un
bouquet floral que simbolizaba los colores de la bandera y que fueron
rosas, porque estas las trajo Elisa Lynch mucho tiempo después”,
dice.
Juana de Lara |
“No le pongan a Juana de Lara como
una imagen romántica de la mujer porque en este tipo de
planificación, un derrocamiento de un modelo de gobierno, no es
cualquier cosa lo que se hizo. Lo de ella fue fundamental porque a
través de los santos y seña que ella dió los militares supieron
que movimientos tenían que dar. No es que ella toca las campanas en
el momento de la liberación para que el pueblo sepa que eramos
libres e independientes, eso es un cuento, con las campanadas que
citamos les dice a José Troche y a los 34 curuguateños que tomen el
cuartel general y que esa noche se le aprese a todos los que estaban
con la protección al gobernador español Bernardo Luis de Velasco y
Huidobro y que queden libres los que estaban a favor de la
independencia”, cuenta.
“Culturalmente según los doctores
Johann Rudolph Rengger y Marcelin Longchamp, que estudiaron la época,
los hombres iban mucho a la misa, entonces Juana podía comunicarse
con ellos sin que llame mucho la atención dentro mismo de la
Catedral. También, como podía estar bien en ambas partes, porque
era apreciada por Velazco, servía de espía y de mensajera para
nuestros patriotas, ese tipo de rol subversivo para una mujer de esa
época es algo que hay que contar y valorar”, expuso.
El parentesco jugo su rol en aquellos
días tumultuosos, “Pedro Juan Caballero era sobrino de Petrona
Caballero de Martínez Sáenz, la dueña de la hoy Casa de la
Independencia, lo mismo Vicente Iturbe que era sobrino de Juana, y,
ambos, cuando estudiaban en Asunción en el Colegio San Carlos,
paraban en lo de sus tías. Juana era una mujer respetable, de
alcurnia, por eso no era muy sospechoso que ellos se reúnan en esa
casa”, revela. “Además que mujer estaba en el ámbito doméstico,
no se podía sospechar que abrigara algún tipo de subversión, lo
máximo que podía aspirar era a ser mayordoma de la Catedral, ella
compró de su propia fortuna algunos ornamentos eclesiásticos que
cuidada especialmente, por ejemplo”, comentó.
Jorge Zárate
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