El cineasta italiano realizó un conversatorio sobre “Chaco” en la Universidad del Pacífico. |
Heredó 5 mil hectáreas en el Chaco y
quiere que se conviertan en una reserva natural administrada por los
antiguos dueños de esas tierras pero, este mundo de las riquezas
concentradas, de la hiperexplotación de los recursos naturales, le
tienen deparada las mil y una sorpresas que la institucionalidad
paraguaya heredó de la dictadura estronista.
Cuando uno piensa que no debería ser
difícil para nadie cumplir con un objetivo tan noble, aparece otra
persona que tiene títulos sobre las mismas tierras, un uruguayo que
se las compró a un ex diputado que las anotó para sí en las épocas
del Instituto de Bienestar Rural (IBR), como si el pudiera ser
“sujeto de la reforma agraria”. El título es espurio por donde
se lo mire, como tantos otros de los más de 7,5 millones de
hectáreas de tierras malhabidas. Quizá el tabú principal del país.
El cineasta italiano Danièle
Incalcaterra ingresa entonces en un laberinto de gestiones y apoyos
para poder conseguir su cometido. Destaca en el filme “Chaco” su
encuentro con el “más grande productor individual de soja del
país”, como se define a sí mismo Tranquilo Favero, que es el
propietario de todo lo que está alrededor, un espacio de decenas de
miles de hectáreas donde la deforestación avanza en una idea que el
terrateniente explicita: “El mundo tendrá en poco tiempo 9 mil
millones de habitantes, así que tenemos que producir más y con
menos costo”, le explica.
“Arcadia” entonces tendrá, lo sabe
para siempre Incalcaterra, la presión de esta destructiva manera de
ver las cosas que ya hizo del Chaco americano, la región más
deforestada del mundo.
“Estoy siempre firme en mi posición
de que el gobierno tiene que poner la cara y defender a un pueblo
originario que recupera su territorio y todavía no vi ese gesto. Lo
viste en la película, es como que se escapan de la toma de
responsabilidades”, dice al término del estreno del filme, en el
27 Festival Internacional de Cine, el martes pasado, en Cinemark.
Cuenta que todavía no habló con
funcionarios del nuevo gobierno, pero que se le hace difícil creer.
Los Guaraní Ñandeva le piden que transfiera la propiedad a su
nombre para poder defenderla, pero, se ve en la película, el
cineasta teme por sus vidas, teme que termine pasando lo que ocurre
en la Región Oriental, donde indigentes comunidades campesinas
terminan alquilando las tierras a los propios sojeros.
Asunto grave
Continuación de la aclamada “El
Impenetrable” (2012), también en codirección con la cineasta
suiza Fausta Quattrini, esposa de Incalcaterra; “Chaco” obtuvo el
Premio Greenpeace a la Mejor Película de Tema Ambiental del 32º
Festival de Mar del Plata 2017; así como mejor película suiza de
Visions du Réel (2018). Esta coproducción de Argentina, Italia y
Suiza volverá a proyectarse este 24/9 a las 13:15, en la sala 6 de
Cinemark
“Las energías las renovás si sos
vos mismo, si mantenés una posición tuya, la mía es muy clara
desde un comienzo, hace 10 años que es la misma”, dice.
Es insólito como las autoridades no se
animan a plantear la posibilidad de una expropiación que haga
posible sostener un manchón de verde donde sobrevivan un tiempo más
la flora y fauna de una región única en el mundo. “Uno lo siente
en su cuerpo y en su físico, pero duermo tranquilo porque sé que lo
que estoy haciendo tiene cierta coherencia y ver cómo el público
reaccionó a la película me dio también cierta satisfacción y hace
pensar en esta cuestión. Hoy en día se me hace difícil creer, es
como todas las utopias, lindas pero inalcanzables. Esta película
seguirá siendo proyectada, espero que alguien tenga el coraje de
proyectarla, porque aquí el pueblo paraguayo puede reflexionar sobre
un asunto grave como la deforestación porque este es uno de los
países en que se deforesta más en el mundo”, pide Incalcaterra.
Ojalá lo veamos, lo escuchemos y sobre todo, lo dejemos llegar a
Arcadia.
Jorge Zárate
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