Incluyen eventos de reflexión y de agradecimiento. “Son momentos para mirar hacia el pasado con gratitud y hacia el futuro con la determinación de seguir siendo una luz para el entorno a través del testimonio de una vida de servicio en armonía con las enseñanzas de Cristo”, indicaron.
El 11/10 pasado, la Iglesia Menonita Concordia de Asunción fue sede de un evento conmemorativo de los 500 años del movimiento religioso con participantes de todas las agrupaciones menonitas del Paraguay, juntamente con numerosos invitados adicionales.
La participación del Secretario Ejecutivo del Congreso Mundial Menonita, César García, dió un destaque especial e internacional a estas jornadas en las que “se desarrollaron ponencias, espacios de reflexión y diálogos enriquecedores”, informó el pastor Víctor Wall.
“Por la noche se celebró un culto unido de carácter multiétnico, en el que se reunirán menonitas de diversas comunidades de origen inmigrante, latino e indígena en un gesto de unidad y diversidad”, agregó.
“Estamos agradecidos en general por una patria como el Paraguay que nos ha acogido de manera muy generosa, así que con mucha gratitud celebramos nuestro aniversario, hacia dios y la sociedad paraguaya deseando que nuestra presencia, nuestra paraguayización, siga ocurriendo con bendiciones”, expuso.
La “paraguayización” de una fe
La llegada de los menonitas al Paraguay en la década de 1920 fue una culminación de la ola de migraciones. “Las primeras familias que se asentaron en el inhóspito Chaco buscaban un refugio donde pudieran practicar y vivir libremente su fe. La lucha por sobrevivir en ese entorno extremo fue una gigantesca prueba de su fe y perseverancia. El Chaco Paraguayo se convirtió para ellos en un lugar, donde su dependencia de Dios y de la comunidad fueron probados y se hicieron más fuertes”, indicaron en un texto alusivo a la conmemoración.
Al analizar la actualidad menonita en el país, Wall recordó que “en primer lugar ya no es una comunidad solo inmigrante y es bastante diversa en extensión, hay gente latina e indígenas. Más allá de esto, las inmigrantes están todavía con su propia cultura e instituciones y a la vez integrándose en las áreas económicas y sociales, en un proceso de transición muy interesante”, apuntó.
“Se está paraguayizando, no es que queramos dejar nuestros valores tradicionales, pero nos consideramos paraguayos también por nuestra ciudadanía, pero hay diversos niveles de integración, unas avanzadas y otras cautelosas Algunos grupos que mantienen un sentido muy fuerte de guardar tradiciones y otras están abiertos sin perder valores esenciales”, describió.
Recordó la importancia que le otorgan al servicio en su prédica y que la educación y la cultura tienen un valor muy alto, por lo que “tengo deseos personales que nuestra presencia arroje beneficios en todas las áreas de la vida, que sea una bendición”, apuntó.
En el texto arriba citado se agrega: “El Paraguay nos ofreció un santuario, no un imperio económico. Nuestros ancestros vinieron con nada más que sus Biblias, sus herramientas de trabajo y su fe profunda en que este era el lugar al que Dios los había guiado. La prosperidad económica que hemos logrado es entendida como un subproducto de nuestro trabajo diligente y nuestra obediencia a los principios de la unidad, la cooperación y la sencillez, no como un fin en sí mismo. Este aniversario es un recordatorio de que nuestra verdadera riqueza no está en nuestros campos ni en nuestras fábricas, sino en nuestra comunión con Dios y en el apoyo mutuo.”
La Diaconía: La Fe en Acción
El enfoque de los menonitas de Paraguay en una vida basada en su fe en Jesucristo se manifiesta a través de la diaconía, la práctica del “servicio desinteresado”, definieron. “Lejos de ser una comunidad aislada, los menonitas han invertido consistente y generosamente en el bienestar de la sociedad paraguaya, especialmente en los sectores más vulnerables. Por esto, para ellos los hospitales no son solo centros de salud; son extensiones de su llamado a cuidar en forma integral a los enfermos. Las instituciones educativas no solo instruyen académicamente; son expresiones de su llamado a fomentar el crecimiento integral personal y comunitario”, apuntaron.
“La convivencia con las comunidades indígenas del Chaco es otra manifestación de su compromiso con la paz y el servicio. A través de la evangelización y fundación iglesias y de desarrollo agropecuario, educación y salud, la colaboración entre menonitas inmigrantes e indígenas edifica puentes de entendimiento, cooperación y respeto mutuo que están enraizados en la convicción de que todas las personas deben ser tratadas con dignidad y respeto. Esta colaboración es un reflejo de su compromiso con la no violencia y la resolución pacífica de conflictos, principios fundamentales de su fe en Jesucristo”, concluyeron.
Celebración mundialPastor Víctor Wall
Los pastores Víctor Wall y Darío Ramírez apuntaron en un texto alusivo a la fecha que “esta conmemoración será una oportunidad para que el Paraguay y el mundo entiendan y aprecien cómo la historia de los menonitas es un testimonio del poder de la fe en Jesucristo para superar adversidades. Al mismo tiempo, es un ejemplo de cómo las comunidades pueden florecer cuando priorizan y promueven los valores arraigados en el evangelio de Jesucristo en todas las áreas de la vida”.
Las iglesias y comunidades menonitas del Paraguay se unen así a la celebración global del quincuagésimo centenario de los orígenes del movimiento anabautista-menonita, una tradición cristiana que inició en el año 1525. Wall, en diálogo con Nación Media recordó que este aniversario especial “lo estamos celebrando en todo el mundo, tuvimos un gran encuentro en Suiza en mayo y así seguirá siendo”.
Los menonitas tienen sus raíces en la Reforma Radical de Zúrich, Suiza, alrededor del año 1525.
“En el siglo XVI todo el tema de la libertad de conciencia, la libertad religiosa y las decisiones personales estaban prohibidas y se recibió persecución por la postura firme en la defensa de estos valores”, historió Wall
“Este movimiento nació de una convicción simple pero revolucionaria: que la fe en Jesucristo se basa en una decisión personal y consciente y se hace visible en una vida trasformada. Sus fundadores, a menudo perseguidos por sus creencias, practicaron el bautismo de adultos, el seguimiento radical de Jesucristo en sus vidas diarias, el pacifismo, y una vida de simplicidad. A través de los siglos, su compromiso con la libertad religiosa impulsó múltiples migraciones, motivados por el deseo de continuar y profundizar sus convicciones espirituales, forma de vida y su relación con Dios”, se señaló.
Jorge Zárate
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