Más de 10 mil estudiantes, acompañados por docentes y familiares, se manifestaron frente a la Plaza de Armas en Asunción para reclamar mejoras en la educación de todos los niveles. |
Una marcha de secundarios de escuelas públicas y privadas, junto a docentes y padres, mostró una de las caras ocultas de las demandas sociales ante un presidente cuestionado por izquierda y derecha.
Más de 10 mil estudiantes reclamaron frente al Congreso paraguayo “más educación, no corrupción” durante una movilización que sembró en la agenda pública uno de los problemas más escondidos del país: la falta de capacitación de sus jóvenes. La marcha por las calles de Asunción de secundarios y terciarios, acompañados de maestros y profesores y también de manifestantes espontáneos, configuró un cuadro de inédito en los últimos tiempos.
Las actividades incluyeron luego la entrega de un petitorio donde reclamaron que se eleve la inversión en educación del 3,5% al 7% del PIB; capacitación docente; entrega de kits escolares; almuerzo escolar para alumnos con doble turno; mayor infraestructura; jubilación de docentes privados y boleto estudiantil universal para el sector público y privado. Las estadísticas oficiales establecen que de cada 10 alumnos que ingresan a la primaria en el Paraguay menos de uno llega a la universidad.
Los organizadores de la llamada Marcha Nacional de Colegios Públicos y Privados (Mncpp) calificaron la jornada como “una marcha histórica porque es la primera vez que se logra unir los sectores públicos y privados” de la educación. Las pancartas señalaban que “la educación no es un privilegio, es un derecho” y que “el peor enemigo de un gobierno corrupto, es un país que lee”. Uno de los dirigentes, Jonathan Villalba, de la Unión Nacional de Centros de Estudiantes del Paraguay (Unepy) denunció que el Estado paraguayo “entabla modelos de educación que no van acorde con la realidad del país” y advirtió que los estudiantes de escuelas públicas son los que “viven en carne propia las falencias del sistema educativo”.
Estrategia vana
La estrategia del Gobierno fue sumarse de alguna forma a la movilización del 18 de septiembre aunque con poco éxito. El propio presidente Horacio Cartes saludó la marcha y pidió a los jóvenes que se manifiesten con “sana rebeldía”. Un comunicado del Ejecutivo señaló que “la calidad en la educación debe ser una de las prioridades en la agenda educativa de todo país, porque todos los estudiantes merecen tener acceso a una educación integral. Por eso, nos sumamos al despertar juvenil que se inicia el día de hoy”.
Los ministros de Educación, Martha Lafuente, y de Hacienda, Santiago Peña, intentaron congraciarse con los estudiantes sumándose a la sentada que se realizó frente a la sede del Ministerio de Educación. Portando un ramo de flores como símbolo de una apertura al diálogo ambos funcionarios esperaron allí a las columnas de estudiantes. “¡Más que flores, queremos educación!”, respondieron los jóvenes ante el insólito cuadro.
La ministra Lafuente aclaró: “No podemos dar respuestas inmediatas en este momento”. Su par de Hacienda se atajó en el mismo sentido: “Queremos enfocarnos en que esa inversión tenga un efecto cada vez mayor hacia los estudiantes (pero) este año va a ser muy difícil, tenemos un presupuesto muy ajustado”. La cartera educativa intentó amedrentar a los jóvenes principalmente a través de los supervisores de zona.
Nicolás Pereira, presidente del Centro de Estudiantes del colegio Cristo Rey donde se originó la iniciativa, contó que “el papa Francisco nos motivó a organizar la marcha”. El joven asegura que sus compañeros se inspiraron en la frase papal “juéguense por cosas que valgan la pena y si necesitan quemarse por eso, quémense”.
Curiosamente el comunicado del presidente Cartes a través de las redes sociales también aludió a la misma frase del papa: “la libre expresión y la democracia viven latentes en nuestro país y al igual que el papa Francisco he instado siempre a los jóvenes a hacer lío, un lío organizado y dirigido a la lucha por el respeto de sus derechos”.
Huelga general
Un día antes de la movilización estudiantil se realizó la Caravana por la Libertad Sindical para denunciar la violación del derecho a la libertad sindical por parte del Gobierno del presidente Cartes, bajo el lema “Luchemos por la libertad sindical y la seguridad social”.
“Sólo en la CCT tenemos 26 dirigentes imputados”, recordó Julio López, presidente de la Confederación de la Clase Trabajadora (CCT), una de las integrantes de la Plenaria de Centrales que se movilizó en la Caravana que contó con la participación de vehículos que formaron una fila de al menos 300 metros. Los marchantes se concentraron frente al Parlamento y desde allí desfilaron por la avenida Mariscal López y pasaron aunque sin detenerse frente a la residencia presidencial, Mburuvicha Roga. Desde allí siguieron hasta el Aeropuerto Silvio Petirossi para llevar solidaridad a sus trabajadores frente a la decisión gubernamental de privatizar las estaciones aéreas.
“Aquí estamos reclamando principios y derechos democráticos básicos que están siendo violados de manera sistemática por un gobierno que toma cada vez más un cariz autoritario”, dijo López. La caravana reclamó la inscripción inmediata de sindicatos en el Ministerio del Trabajo, un aumento salarial del 25% para los sectores público y privado y una seguridad social efectiva que garantice salud y jubilación.
Los sindicatos que adhirieron a la protesta recordaron la situación de los trabajadores aeroportuarios quienes tras la huelga que protagonizaron a fines de junio pasado recibieron una reprimenda desde el Gobierno. Según los representantes sindicales el Ejecutivo violó los derechos a la estabilidad, ejecutó traslados injustificados de personal y cercenó los derechos a la huelga y a la manifestación.
Los trabajadores también plantearon durante la marcha la situación de los empleados de la Línea 49 del transporte público de Asunción que hasta el momento no consiguió siquiera una mediación de parte del Ministerio de Trabajo. Allí apuntaron también la responsabilidad del Poder Judicial que no da curso al amparo para proteger el empleo de los despedidos mientras se litiga el fondo de la cuestión. “A los compañeros los echaron por formar un sindicato, están los documentos, no nos pueden decir que no se puede hacer nada como hace el ministro Sosa”, expuso Bernardo Rojas de la Cut-A (Central Unitaria de Trabajadores Auténtica), en referencia al funcionario de Trabajo, Guillermo Sosa.
El presidente de la CUT, Aldo Snead, dijo que desde la Plenaria de Centrales sindicales lanzaran “una convocatoria abierta a la comunidad, a distintos sectores que están sintiendo en carne propia los efectos de este gobierno antipopular. Las cooperativas, los estudiantes, los campesinos, todos los que estamos sufriendo tenemos que juntarnos para protagonizar una segunda huelga general que es lo mínimo que se merece este gobierno”.
Desde Asunción, Jorge Zárate
Cartes entre lo público y lo privado
Un momento de mucha tensión alrededor del presidente Cartes se vivió durante la fiesta de cumpleaños del titular de la Cámara de Diputados, Hugo Velázquez, del Partido Colorado. El jefe de Estado tomó el micrófono en plena celebración y cuestionó a sus rivales internos en el coloradismo, al diputado Ramón Duarte (FG) y todo el Frente Guasú. El senador Hugo Richer (FG) relató en una sesión de la Cámara Alta lo sucedido aquella noche: “con tono alto y agresivo (el Presidente) se refirió primero a una parte disidente del Partido Colorado y posteriormente con mucha fuerza y vehemencia y con duros calificativos y descalificativos al Frente Guasu y a los senadores y diputados, o sea a nosotros”.
“No voy a decir lo que dijo porque sería una bajeza repetir en esta instancia esas calificaciones tan bajas y tan groseras de este señor”, continuó. El diputado Duarte, que lloró mientras narraba el episodio en la Cámara Baja, expuso que “estamos en manos de un presidente ebrio, descontrolado”. Un referente del Partido Liberal (Plra), aliado de Cartes, el senador Miguel Saguier consideró que el mandatario actuó con “ligereza y charlatanería” y agregó que “un presidente no puede caer en la ligereza de opinar así, aunque sea en una reunión social”
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