La artista plástica inaugura el 10 de octubre “El paisaje es
el del yo” en el espacio K/Arte y Naturaleza. “Poco a poco las imágenes se fueron transformando, veía sombras, geometría,
signos, otras veces la importancia de la ausencia y comprendí de esta manera
que lo que estaba haciendo era salvar el paisaje o ver cómo se salvaba, algo
así como una forma de justicia poética”, comenta la artista sobre los orígenes
de esta exposición.
“Huyendo de lo literal, comencé a encontrar en ese paisaje crudo signos, mensajes de esos macabros árboles, que me remitían a osamentas, casi unas exhumaciones naturales que golpeaban la no memoria, formas que no por extrañas dejaban de ser verdaderas”, cuenta Alejandra Mastro de las imágenes de la serie “Amenazas”.
Una búsqueda en
la que a la serie mencionada se suman otras que llevan por títulos “Vivo”,
“Me entretejo”, “Memoria de ríos rojos”, “Laberintos blancos”, “De piel en
piel” y “Memoria de una Bulla Loca” realizadas en fotografías y video, en tomas
capturadas en espacios naturales de Alemania y la Patagonia que fueron
producidas durante éste 2024.
Curada por Fernando Moure, la muestra marca el regreso de Mastro al país donde no exponía de manera individual desde hace 2 años. “Sentí la invitación de Fernando como un gran reto y admito que lo pensé bastante. Al final de este proceso le estoy agradecida a él y a Octavio Caballero por la confianza e incondicional apoyo durante todo el proceso”, cuenta.
“Al principio no
tenía claro cómo abordar el sujeto del paisaje, sólo sabía que evitaría lo
literal. Comencé el proceso de forma sistemática… era invierno, todo se
descascaraba, a veces hasta quedar desnudo. En esa etapa empecé a investigar
mis registros de imágenes y fui descubriendo el ojo con el que miraba cualquier
paisaje desde hace ya muchos años y de esta forma nació casi espontáneamente el
título de la muestra y de cada una de las series que presento, porque al fin:
“El paisaje es el del yo”
Aquí su diálogo con
Nación Media:
- ¿Qué la hace seguir sosteniendo la plástica como
una elección para expresarse?
- Para mí es una
necesidad, una urgencia vital. Como expresó Paulina Zamora, cuando discutíamos
mi hacer en esta muestra, previa escritura de su texto:” Tú miras, miras,
miras, obsesivamente, y deseas que el espectador mire lo mismo que tú miras”. O
Ileana Gálvez, con quien trabajo la pos producción desde hace ya más de veinte
años, “tú, todo lo que haces lo haces pensando arte, no te puedo imaginar de
otra manera”. Y ayer mi marido, a quien agradezco todo su apoyo y paciencia en
este proceso: “Entiendo lo importante y lo mucho que significa esto para ti,
entonces adelante”.
- ¿Por qué eligió el monocromo para “El verdadero
paisaje es el del yo”?
- No veo el
inconsciente en color, y siendo éste enigmático, tampoco imagino un enigma
colorido.
- ¿Tuvo que ver su trabajo en hospitales
psiquiátricos con esta muestra?
-Por supuesto,
toda obra viene de otra. El ojo es el hilo conductor de mi cuerpo de obra. Ese
ojo mío que busca mi mirada en la mirada del otro, y una deseante, sin velo
alguno.
Pero hay otras
miradas, por ejemplo “Memoria de una Bulla Loca” es una instalación que
recuerda la última tragedia en América Latina ocurrida en una a mina de oro
clandestina en Venezuela en febrero de 2024 donde hubo 30 muertes reconocidas y
cientos de desaparecidos.
Y “De Piel en
piel” es un video arte, más una proyección cenital que relata la vida eterna de
las gemas preciosas y su destrucción al pasar, desde su extracción en masa.
- En “Las Tablas de Moisés”, se ve como una
lectura del mundo…
- …Más que del
mundo, diría yo de su locura, hablo del mundo obviamente y me gustaría recordar
que la obra formaba parte de la muestra “El revés del panóptico” que fue curada
por Ticio Escobar.
- ¿Qué nos puede anticipar sobre “La inversión del
signo, Videoarte sobre Guido Boggiani”’?
- Es un proyecto
al que me invitó Fernando Moure y que me ocupa desde hace ya dos años. Después
de inaugurar esta muestra continuaré en Asunción con la edición del video arte
del mismo.
- Siempre regresa al Paraguay. ¿Qué sensaciones
espera encontrarse?
-Uno siempre
busca volver a casa, y sentí a Paraguay como mi casa desde que llegué por
primera vez en el año 2010; quizás ayudó el cariño que mi padre nos transmitió
a mi hermano y a mí, por esa tierra a la cual él se trasladaba regularmente por
trabajo.
Por tres años
consecutivos viajé entre Guatemala (donde vivía) y Asunción. En el año 2013, me
trasladé a vivir allí y permanecí nueve años.
Me pregunta qué
sensaciones pienso encontrar a mi regreso, después de más de dos años de
ausencia, le respondo que la misma alegría, solidaridad, generosidad y apoyo
sincero e incondicional que sentí durante toda mi estancia en esa tierra, en
fin, la empatía de su gente.
Conservo hasta la
fecha amigos entrañables.
Jorge Zárate
Sobre la artista
Alejandra Mastro
nació en Argentina y actualmente reside entre Guatemala, Buenos Aires y Asunción
del Paraguay.
Es licenciada en Artes Visuales y una artista
multidisciplinaria que ha expuesto en Europa y América en galerías y Bienales.
Sus obras figuran en diferentes museos, fundaciones y colecciones privadas.
Obtuvo premios en diferentes países.
Alejandra Mastro |
El videoarte “La
herida del horizonte” fue expuesto en Roma y Paraguay, en el marco de “Reactivando
Videografias” desde Roma, con curaduría de Fernando Moure, así como en la
galería Sol del Río en Guatemala.
Las Tablas de
Moisés fue exhibido en Paraguay, Guatemala y actualmente en el marco de
Antipoden/Antípodas, Filmobend. Köln, Alemania.
Actualmente trabaja en La inversión del signo, Videoarte sobre Guido Boggiani.
Tierra sometida
Aquí un extracto del texto curatorial de Fernando Moure
sobre la muestra “El Paisaje es el del yo”, de Alejandra Mastro que se exhibirá
en el espacio K / Arte y Naturaleza de Asunción a partir del 10 de octubre:
“En el proyecto artístico propone examinar el tema y el
género del paisaje a partir de una percepción subjetiva y psicologista. Las
series emprenden una investigación visual nivelando una identificación entre la
Naturaleza y la psique humana, estableciendo una firme conexión entre la
creatividad artística y la creación natural…
…El punto crucial de esta investigación visual plantea la
tendencia a percibir formas asentadas en el follaje, el suelo y el aire. Esta
exposición abarca asunciones sobre lo salvaje o lo reprimido advertibles en
formas naturales, pero incorporándolas al mundo interior o mental, advertible
en los nombres que aluden a acciones en la primera persona del singular.
Capturando los sueños y pesadillas que evocan ciertos lugares del bosque, esta
obra disuelve la figura del artista en la Naturaleza, presentándola como el
artista primordial, previo a lo humano. Alentada por la idea de un espectador
omnisciente, Mastro enmarca y encapsula sitios y escenas donde íconos botánicos
como troncos, hojas, lianas y arbustos, junto a visiones de tierras y cielos
componen extrañas alegorías silvestres. La fundación de este relato fantástico
buscaría emplazar una suerte de psicoanálisis de la naturaleza, y por
consiguiente del sujeto que la ve y observa.
Al visionar estas estructuras fitomorfas, térreas y celestes, nuestra mirada pareciera expandirse o conducirse hacia un giro perceptivo paralelo; despejando, aclarando el espacio silvestre de la hojarasca, la maleza y las lianas al servicio de un relato emocional. Mastro observa y reconoce formas análogas entre la materia natural y el mundo de las ideas, conjugando emociones y estados existenciales en un ecosistema encarnado monocromáticamente.
Los efectos del claroscuro marcan surcos y huellas, heridas,
fracturas, desgarros, y toda clase de violencias literales y metafóricas: la
visión de la autora toma como motivo la naturaleza y su diversidad, pero, sobre
todo, las que habitan su imaginación, la gran productora de memorias y
recuerdos.
Agotando las posibilidades formales de la fotografía, las
obras resultantes transmutan su estatuto realista al ser reducidas a las líneas
esenciales de la estampa. El vínculo sumamente gráfico de luz y sombra, del
positivo y negativo, advertible en todas las piezas y muy especialmente en la
materialidad de los soportes traslúcidos, enmascara diferentes capas y estratos
latente y repetidamente, dificultando así la revelación de su rostro.
Esta dinámica de ocultamiento buscaría denodadamente una
transformación, una externalización de lo inconsciente, o si se quiere, esta
obra podría constituirse en una gran invitación al psicoanálisis, o a la
interpretación derivada de esta disciplina. Mediante las técnicas transmediales
de exprimir las formas hasta sus últimas consecuencias, Alejandra Mastro
inventa este universo seductor e inquietante a la vez, moldeando el mundo
natural a una consagración de una fantasía distópica …
El legado macabro del Romanticismo y el Simbolismo negro
europeo del siglo XIX y del Expresionismo, especialmente en el cine alemán de
principios del siglo pasado, marcaron durante mucho tiempo a la sociedad,
imprimiendo un imaginario poderoso de horror y muerte. Como parte de una
investigación “caníbal” que revisa novedosamente símbolos y temas de la
Naturaleza explorados en dichos estilos oscuros, Mastro interpreta una sinfonía
contemporánea valiéndose de una mediación técnica que refiere, de igual modo, a
la hibridez formal de estos artefactos…
Esta obra reciente puede verse entonces como una exploración
que toma por excusa la historia natural, aunque aspira, en un sentido general o
universal, a ser una historia profunda y oculta de lo que se encuentra más allá
de grandes relatos o historias conocidas. Una fotografía plasticista a modo de
rayos X de un planeta apocalíptico, una investigación del caos salvaje dónde
los objetos de la Naturaleza declaran la belleza de la ruina.
En análoga paradoja, esta colección captada en los bosques
de robles y hayas de Baviera o en los desiertos de la Patagonia Austral
disuelve las categorías de lo cultural y lo natural en un acertijo aparente
sobre la Naturaleza. Árboles, piedras, aguas y nubes son, aquí y ahora, la evidencia
de monumentos del infortunio, de los restos de una humanidad devenida en
sustrato geológico, o de la misma piel y carne despellejadas por el invierno
del futuro al que nos acercamos”, concluye revelando el curador.
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